El Mate Tuerto

"Se fingirá el saber que no se tiene."

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Nombre: El Mate Tuerto
Ubicación: Argentina

30 julio, 2010

Pailos miente




(Por Facundo G. V., tomado de su blog.)


Matías Federico Pailos miente. Miente entre los incautos. Dice cosas como: “Uno de los escasos consensos alcanzados en la filosofía contemporánea es que la idea de un punto de vista carente de todo aditamento personal es una idea carente de sentido”, lo cual tiene que ser falso porque si no Kant no tiene sentido. Y, si yo me cubriera con un velo de la ignorancia, preferiría la supervivencia de Kant a la de Nagel o a la de su discípulo sudamericano, Matías Federico.
Si Matías Federico miente, entonces es posible un punto de vista desprovisto de circunstancias personales. Que, y a todo esto viene el silogismo anterior, es el punto de vista que adopta el narrador de Auto de Fe. El problema es quién es el narrador.
El narrador es una deidad menor que, por ejemplo, acierta en el centro una de ocho veces, que crea planetas que duran catorce años y que explotan por los mismos ingredientes de la creación, que se deja cabecear en el área por Zeus. Una de sus creaciones, podemos aventurar, es justamente la de Matías Pailos. Matías Pailos aparece en su versión feto móvil y bebé rompebolas en cinco ocasiones; en cada una de esas escenas, la aparición de bebé Pailos es desencadenante de nuevos y desmedidos insultos hacia el padre Pailos, es la rotura de la cotidianeidad del problema habitacional de Buenos Aires en los finales de los 70. Pero lo más relevante es que cada vez que aparece bebé Pailos, el relato se detiene a contemplar qué hace él; tales actividades podrían formalizarse en una penta-disyunción de:
O patear en un terremoto O dormir poco O caer de la cuna O meter la cabeza entre las rejas O darle la espalda a su familia.
Por la regla deductiva de casos, sabemos que si a partir de los disyuntos de una disyunción se sigue la misma consecuencia, podemos deducir y afirmar esa consecuencia. ¿Cuál es la consecuencia aquí? Que bebé Pailos siempre está queriendo escapar. ¿De dónde? A mí me parece que quiere escapar del relato. Y quiere escapar del relato porque no es el protagonista excluyente, porque el relato no habla solo de él, sino que también osa hablar de otros que no son él, algo que las divinidades menores y onanistas no soportan. Bebé Pailos se quiere escapar del relato y en su manifestación de bronca termina apareciendo en él, como cuando nos queremos escapar de una casa y terminamos rompiendo la cerradura.
Si dejáramos de hablar de Bebé Pailos, podríamos decir que Auto de Fé cuenta la relación entre Papá Pailos y un conjunto numeroso de mujeres que, a diferencia del padre doble, parecen incapaces de comprender la posibilidad del desdoblamiento, de mostrarse de otra forma y de usar sus otros nombres; Papá Pailos es cagón pero también es Walter seductor y finalmente dispuesto a ponerle pelotas a la situación; Bebé Pailos es un bebé enojado de ser bebé. El protagonista del relato es, a pesar del bebé escapista, Papá Pailos; y éste, a diferencia de su primogénito, recorre el camino del héroe, demuestra complejidades, dudas, dobleces y al final transformación en el viaje.
Si Matías Federico no dijera mentiras y fuera, al menos, veraz, hubiera planteado el conflicto como corresponde: entre el padre y el hijo. Porque, de nuevo, lo que desata las puteadas contra Papá Pailos son las acciones escapistas del gurrumín; porque la imposibilidad constitutiva del relato para las ambiciones del bebé Pailós y, por lo tanto, el motivo para sus intentos de fuga, es que el protagonista es Papá Pailos. Ambos no pueden coexistir en el relato y Matías Federico lo sabe. Sin embargo, lo disimula. Quiere hacernos creer que el cuento es de otra cosa, que es sobre mujeres con hijos y represiones, que es la evidencia de la tesis de Nagel y, en realidad, lo que nos debería decir es esto: ¿Qué es un punto de vista desde la nada? No uno que no tome en cuenta los aditamentos personales sino un punta de vista que no tome en cuenta los aditmentos personales de Matías Federico Pailos. Lo que es imposible y, por eso Bebé Pailos constantemente se escapa a ningún lado, es no hablar de Matías Federico Pailos.

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28 julio, 2010

¡Muchas Gracias!

2 libros que devienen reales mientras sus autores se desvanecen

26 julio, 2010

Presentación de los libros de Idez & Pailos, último aviso


El martes 27 de Julio (mañana), en el Centro Cultural Matienzo (Matienzo 2424 -altura Cabildo al 300), la editorial "Pánico el pánico" presenta "No vas a ser astronauta", de Ariel Idez, y "El amor nos va a separar", de Matías Pailos.


Presentan: Alejandro Boverio, Pablo Farres y Ricardo Strafacce.


Después: recital de "Paliza".


Los libros están en las siguientes librerías:

Eterna Cadencia (Honduras 5582)

Crack Up (Costa Rica 4767)

Cou Cou (Gurruchaga 1783)

Cobra (Aranguren 150)

Purr (Santa Fe 2729 Loc 32)

La Internacional Argentina (Gascón y El Salvador)

La Libre (Bolivar 646)

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25 julio, 2010

Carne

Al analizar retrospectivamente los acontecimientos lo que en verdad resulta extraño es que un artista de las características de Jorge Manfreddi no se hubiese revelado antes en nuestro país. El hecho mismo de que este nombre haya desbordado las fronteras del arte para impregnar el imaginario de toda una sociedad nos habla de un creador que intentó aproximarse a ese ente volátil y amorfo, siempre escurridizo, al que solemos denominar equívocamente “ser nacional”. Pero no nos abandonemos a disquisiciones teóricas y atengámonos a los hechos, a los que intentaremos ceñirnos, aportando siempre que lo consideremos necesario el imprescindible contexto para hacerlos inteligibles. Bien que nos gustaría saltearnos datos que para muchos no serán más que obviedades, pero es sabido que aún hoy en día existen corrientes de la crítica que insisten en reducir el trabajo de Manfreddi a una pura fuerza intuitiva atravesada por las circunstancias históricas y construyen para este creador la imagen de un outsider carente de toda propuesta orgánica, que sólo aspiraba a una exigua fama mediática, un ambicioso en procura de las suculentas becas que con mano generosa ofrendan las instituciones internacionales pro-fomento de la creación artística. En pocas palabras: desde esta óptica Jorge Manfreddi era o bien un idiot savant o un hábil oportunista versado en las técnicas del reclamo publicitario y el montaje de espectáculos pseudoartísticos con el propósito de asustar a los pequeños burgueses, llamar la atención del público en general y tentar a los inversores del mercado del arte.

Creemos con firmeza que la exposición detallada de la carrera de Manfreddi bastará para refutar la mala fe de esas falsas hipótesis y será más que suficiente para refrendar el lugar que ya ocupa en el panteón de los grandes artistas argentinos.

(Fragmento de "Carne", cuento incluido en No vas a ser astronauta, de Ariel Idez, Ed. Pánico el pánico. Se presenta el martes 27 de Julio a las 20.30hs en el C. C. Matienzo, en Matienzo 2424, a metros de Cabildo. )

21 julio, 2010

Auto de fe

"Ahí lo vemos. Este es Walter, nuestro Walter, parado en una esquina típicamente ciudadana, típicamente parado de modo típicamente ciudadano.
Despreocupado.
Canchero.
Haciendo un cuatro con las patas, la suela contra el cartel indicador de calles intersecadas.
Fumando un pucho.
Y otro.
Y otro.
Y otro, y van…
Ahí lo vemos, ahí está Walter. Nuestro Walter. Mordiéndose las uñas. Agarrado a una posibilidad remota. Aferrado a una esperanza vana.
Ahí lo vemos. Pero no queremos verlo. No queremos que siga parado de modo típico, de modo ciudadano, de modo alguno. Lo queremos suelto. Lo queremos torpe o preocupado –pero suelto.
Ahí lo vemos y ahí está y entonces nos preguntamos: ¿para qué? Nos preguntamos: ¿por qué? Nos decimos: ¿también a vos?
Es que podemos ser geniales, pero (acaso por eso mismo, porque nuestra genialidad no sólo no implica ninguna pérdida sino que también conlleva algunas ganancias que en otros son precios a pagar) no por eso dejar de sorprendernos ante lo –que reconocemos– natural.
A cualquiera le pasa.
A todos les pasa.

Walter podrá ser único, pero es uno más.
Ya van dos horas, Walter. ¿Qué hacés, Walter?, dan ganas de decirle. Pero nos vamos a quedar callados. Eso que cae del cielo no es un mensaje, Walter. Es lluvia. Común y silvestre. Típica. Ciudadana. Pero una cosa puede ser otra sin merma de ningún tipo.
Puede ser un mensaje.
Puede estarte diciendo: rajá, hermano: rajá.
Puede ser un mensaje aunque solo sea lluvia y aunque no sea un mensaje.
Otra cosa como Walter, que además de cancherito, despreocupado, de ciudadano y típico, es un boludo como pocos.
Walter encarna, en esos momentos, la quintaesencia del boludo. Como no es un boludo –sólo se dedica a sumar propiedades sin pérdida de ningún tipo–, se da cuenta de que es un boludo, y se siente el más boludo de todos por no hacer nada al respecto. Entonces toma una decisión.

Ser el más boludo de todos.

Elegirá libremente su boluda condición, y la realizará del modo más pleno que caber pueda. Llevará la boludez a lugares impensados, traspasando fronteras que se creía infranqueables y fronteras desconocidas. Hará de la boludez una idea platónica. Un ideal encarnado en un boludo concreto –él mismo, que no es ningún boludo, porque claramente se da cuenta de que estar ahí parado, más de tres horas seguidas –ya van más de tres horas seguidas– bajo la lluvia –ya va más de una hora de lluvia ininterrumpida que cala hondo en sus huesos tras haber obviado a su piel y haberle hecho pito catalán a su ropa– es el summum de la boludez, es un modo boludo de ser un boludo cancherito, despreocupado y típicamente ciudadano. Y sigue clavado, estaqueado, agarrado y aferrado a su lugar boludizado por su modo boludo de ser un boludo consuetudinario haciendo un cuatro con las patas y adosado por la suela del zapato al cartel indicador de calles intersecadas.

–¡Usted, ¿qué hace?!

Walter mira al bigote con cara de ¿qué?, ¿quién?, ¿yo?

–¿Es boludo?

Walter abre la boca y pasan montadas en una Ferrari de Fórmula 1 las ganas bárbaras de decir sí, claro –y como yo no hay ninguno–.

–¡Documentos!

Walter mete la mano en el bolsillo, dispuesto a satisfacer el deseo policial cuando, en el entrevero de papeles, tiene otra idea –que califica de “brillante”, aunque sabe que es una boludez atómica–. Pero nada de adversativos: es brillante porque es una boludez atómica.
Aristóteles inventó muchas cosas. Entre otras pavadas, el razonamiento práctico. La conclusión de un razonamiento práctico es una acción.
Walter decidió darle una vuelta al asunto. ¿Qué tal un razonamiento práctico que finalice con la inacción?, se dijo el boludo.
Como la mano ya estaba quietita en su lugar, ahí la dejó. La otra descansaba bajo la axila, en procura de un poco de calor. La soltó. Relajó los hombros. Estiró la sonrisa.
Ahí notó un desliz. Ya no era un boludo perfecto. Pero sí, rectificó: la realización de ciertos absolutos requieren la renuncia a la pureza. Su sonrisa no sería boluda, pero al menos era idiota y estúpida. La impresión general de boludez estaba asegurada.

–¿Qué te pasa, tarado? ¿Con quién te creés que estás tratando?

Walter agudizó un movimiento postrero. La sonrisa empezó a hacerse aún más pronunciada, pero eso fue todo lo que el incipiente upper-cup a la boca del estómago le permitió. De ahí, un rodillazo a la mandíbula y un cachetazo con visos de empujón para abajo lo devolvieron al origen. En posición fetal –la lluvia empezó a amainar– esperó lo que seguía. No puede ser peor, pensó.
Qué boludo.

–¡Vamos, muchachos!

Tres bigotes más salieron de un auto verde estacionado a pocos pasos. Piña-patada-piña demostraron lo equivocado que se puede estar en posición fetal."

(Fragmento de "Auto de fe", segundo cuento de "El amor nos va a separar", de Matías Pailos, Ed. Pánico el pánico. Se presenta el martes 27 de Julio a las 20.30hs en el C. C. Matienzo, en Matienzo y Cabildo. Para más información, ver post de abajo.)

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19 julio, 2010

Presentación de los libros de Idez & Pailos, segundo aviso


El martes 27 de Julio, en el Centro Cultural Matienzo (Matienzo 2424 -altura Cabildo al 300), la editorial "Pánico el pánico" presenta "No vas a ser astronauta", de Ariel Idez, y "El amor nos va a separar", de Matías Pailos.


Presentan: Alejandro Boverio, Pablo Farres y Ricardo Strafacce.


Después: recital de "Paliza".


Los libros están en las siguientes librerías:

Eterna Cadencia (Honduras 5582)

Crack Up (Costa Rica 4767)

Cou Cou (Gurruchaga 1783)

Cobra (Aranguren 150)

Purr (Santa Fe 2729 Loc 32)

La Internacional Argentina (Gascón y El Salvador)

La Libre (Bolivar 646)

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16 julio, 2010


Esto es una amenaza. Como somos muy interesantes, enredados, indecisos y vuelteros, también es una súplica y una -primera- invitación. Vengan, por favor, ¿qué les cuesta? El martes 27 de Julio, en el C. C. Matienzo (sito en Matienzo y Cabildo) la benemérita editorial Pánico el pánico tiene a bien presentar los dos nuevos ejemplares de su selecta colección de narrativa: "No vas a ser astronauta", de Ariel Idez, y "El amor nos va a separar", de Matías Pailos. (Dos de los mejores primeros libros de fines de Julio del 2010 en Buenos Aires, o casi.)
Volveremos a insistir reiteradamente, muchas veces más.

PD: ah: después de la presentación, toca "Paliza", grupo autóctono de rock.

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12 julio, 2010

En este coqueto y emotivo evento, el ente colectivo autodenominado "Fideos con manteca" leerá, en la persona del colega Joaquín, un desvarío de nuestro hombre en Vicente López (i.e., Matías Pailos). Los administradores de este blog (i.e., Matías Pailos, entre otros) apoyan entusiastamente este emprendimiento. (Recuerden: Jueves 15 de Julio -ESTE JUEVES-, 21hs, en "Esquina Libertad", sito en Uriarte y Gorriti.)

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07 julio, 2010


"Si hay que elegir una manera de perder, sería parecida a ésta"
Oscar Tabárez

03 julio, 2010

Afuera

Y no es que realmente no entienda, porque en verdad entiendo todo, ¿no? ¿O es al revés? No sé, no sé. ¿Le doy mucha importancia al fútbol? ¿Vale la pena ponerse mal? ¿Y deprimirse? ¿Y llorar? ¿Soy melodramático o, al menos, exagerado? Es verdad: no se murió nadie. Pero también es verdad que hay que hacer un duelo. Hay que estar mal unos (cuántos) días, hay que estar triste sin recordar por qué. Es como una separación. Más precisamente: es como que te dejen. Tampoco ahí se murió nadie, pero el que dice que no importa porque no se murió nadie es un idiota a pilas. Nos dejaron, así que estamos tristes. Por nosotros, por el resto y por ellos. Yo los quiero. Al Diego, a Leo, a Mascherano, a Tevez. Incluso al Chino Garcé. Y saber que están triste me pone más triste. No, no me pega por la bronca. Sigue sin parecerme que ellos me haya hecho nada (y espero un argumento que no venga con ropas de metáforas de almacén que me pruebe lo contrario). Es un día choto, pero no porque se haya cometido alguna injusticia.

Soy cabulero. O no exactamente: sé que lo que haga (dónde lo vea, cómo me ponga, qué corbata use en el silbato inicial) no tiene el menor impacto causal con lo que, en ese mismo momento (o un poco después) está pasando allá. Pero, a la vez, sé que si no lo hago es peor, porque si no ganamos voy a creer cada vez más en falsedades evidentes, en embrujos de juguetería, en pases de magia prodigados a un infante iletrado. Bueno: al menos a partir de ahora que se vayan al carajo: voy a ver los partidos en cualquier lugar, de cualquier manera y con quien sea. Una liberación no deseada, y completamente irrelevante. ¿Verón era la salvación? ¿Lo era Clemente? ¿Y si estaban Zanetti y Cambiasso? Yo diría que no, pero también diría: giladas. ¿Defensa sólida? ¿Mediocampo inexpugnable? Yo diría: ¿lo vieron ayer a Brasil? Qué tentación decir que el Mundial es una timba. Porque (vamos) si el forro de Muller no metía esa peinadita de mierda a los 2’, era otro partido. Porque (vamos) Klose no es más que Higuaín, Muller no es más que Tevez y definitivamente Ozil no le llega ni a los tobillos a Messi. Sí, me da mucha pena por Messi. Otra vez a pegarle a Messi. Somos increíbles. ¿En otras partes son iguales? Sí, seguro. Hay mucho forro en todas partes. “¡Meté un gol, Messi!”… ¿en serio pensará esta gente que sin Messi nuestras probabilidades aumentan? ¿En serio piensan que hay alguien mejor? El que ni Passarella ni Basile ni Pekerman ni Bielsa hayan pasado cuartos de final (estoy siendo generoso) muestra que la cosa es compleja. ¿Qué hacemos, ahora? ¿Probamos con Bianchi? Dale. No es el momento, ¿no? No sé. Cada uno lo procesa como puede. Algunos prefieren hablar. Yo me hice el boludo, intenté tocar la guitarra, apagué la televisión diez minutos antes del final. Intenté no hablar con nadie, pensar en otra cosa. Trabajar. Deprimirme solo.

En algún momento puse la televisión y me clavé Forrest Gump. Sí, ahí hice catarsis. No entiendo si Franzen aprobaría o no que contara esto. (Terminé de leer una sólida defensa de la delimitación de la esfera pública de la privada, que viene justo después del detallado informe del Alzheimer de su padre y sus consecuencias en toda su familia.) Bueno, lloré un par de veces. ¿Eso me hace más humano y más maricón, o solo una de las dos? Sí: llanto, sueño… todo apunta a la depresión. ¿Tengo que alegrarme porque me eso significa que estoy madurando, o…? Ay, qué idiota soy a veces…

De acá a un año: basta de fútbol. Es lo que me lleva recuperarme de cada Mundial. No tengo ganas de escuchar hablar de quién compró Lanús.

Tampoco de con quién juega Alemania.

Matías Pailos

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01 julio, 2010

Fútbol, fútbol, fútbol


1

Distéfano, Cruyff, Puskas. Platini, Zico, Rummenige. Eusebio, Yashin, Francescoli. Baggio. Maldini. Kroll.

Ninguno de ellos ganó un Mundial.

Fueron todos enormes jugadores. Más aún: los dos primeros entran en toda lista de los mejores cinco jugadores de la historia, y algunos incluso dicen del primero que fue el mejor de todos.

Así que se puede ser un gran jugador y un enorme jugador sin haber ganado un Mundial. Se puede, incluso, ser el mejor de todos y no haber ganado un Mundial.

Messi puede no ganar un Mundial. Después de la serie de grupos, son, con toda la furia, cuatro partidos a suerte y verdad. Si bien, en general, gana el mejor, el porcentaje de batacazos es altísimo. Por otra parte, que te limpie Alemania, España, Holanda o Brasil no cuenta, exactamente, como “batacazo”.

No obstante lo cuál, Messi va a seguir siendo el mejor. Nadie desequilibra como él. Nadie genera tantas situaciones de gol como él. Nadie acumula tanta marca, nadie hace amonestar a los rivales, nadie habilita a los compañeros tanto como él. Sigue teniendo la gambeta en velocidad más rápida de la historia. Pero ahora le agregó ojos en la nuca. Será cuestión de que no se desespere por meter goles. Será cuestión que entienda que no los necesitamos. ¿Ataja el arquero, pega en el palo? Ahí están Higuaín, Tévez, Palermo, Agüero y Milito para liquidar el asunto. Lo que necesitamos son sus jugadas. Porque lo que hace él, no lo hace nadie. (Nadie: ni Robben, ni Cristiano, ni Kaka.)

¿Me estoy atajando?

2-

Diego se está convirtiendo en un gran técnico. Quizás ya lo sea. Pero a diferencia de otros con los que se codea, él todavía se está formando. Las virtudes que despliega son particularmente eficaces en Mundiales, así que está convirtiéndose en un especialista. Así como hay jugadores de Mundiales (Caniggia, Klose), también hay técnicos de Mundiales. Sin contar con el inflador de almas de su presencia y su aliento, Diego tiene una amplia flexibilidad para adaptarse a las circunstancias, en los siguientes dos sentidos: ve el partido como pocos y pone en la cancha a los que mejor están. Meter a Palermo cuando Mancu y Enrique pedían a Higuaín, pero mucho más meter a Agüero cuando solo los hinchas de Independiente nos acordábamos del Kun, subrayan lo primero. Cambiar el equipo de partido a partido, y tirar a Maxi, Otamendi y Burdisso, y animarse a dejar afuera a Jonás o a Verón, señalan lo segundo. Pero vale la pena destacar el siguiente y relevante detalle: los cambios de Diego siempre son jugados, y va adelante como loco. El único botón de muestra que merece nombrarse es la inclusión de Tévez, sin sacar a Higuaín, ni a Messi, ni a Di María ni a Verón.

Pero puede fallar. Te clavan un gol al minuto y todo se hace cuesta arriba. Se te lesiona un central después de que hiciste los tres cambios y te ganaste un agujero en la defensa. Le sacan una amarilla tras otra a Mascherano y Ozil se gana un free pass a las semifinales. ¿Me estoy atajando?

3)

Alemania es increíble. Cada Mundial sale a la cancha con ocho de once tipos a los que no oíste nombrar en tu vida, que se juntan y la rompen, y después vuelven a la intrascendencia de la Bundesliga. ¿“Ozil”? ¿“Muller”? ¿“¿Qué dirá?”? Bueno: agarrate. Porque estos hijos de puta te meten uno y ya no les sacás de la cabeza que son los mejores y que te van a ganar, aunque después le metas tres. Y el fútbol, como recuerda el Mariscal, es un estado de ánimo. Corren como locos, juegan como pocos, meten mucho miedo.

Nosotros somos mejores, pero…

¿Me estoy atajando? Me calcé los guantes y me acabo de embolsar, con toda la intención de tomarme mis buenos siete segundos antes de patearme hasta mucho más allá de mitad de cancha.

¡A ganarrrrrrrrrrrrrr!

Matías Pailos

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