El Mate Tuerto

"Se fingirá el saber que no se tiene."

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Nombre: El Mate Tuerto
Ubicación: Argentina

28 noviembre, 2011

Presentación de "Cómo no pensar en mi" (Pailos) y "Los años felices" (Robles)


Este jueves 1 de Diciembre, a las 19hs, en Eterna Cadencia -Honduras 5574-, Ariel Idez presenta "Los años felices", de Sebastián Robles, y Pablo Farrés presenta "Cómo no pensar en mi", de Matías Pailos -que vendría a ser este que escribe. Todo gentileza de Marina Gersberg, Luciano Lutereau y Editorial Pánico El Pánico. Introductor global (no solo a los libros, sino a la propia colección Potlach -de Pánico-, que nos cobija en su seno): Juan Terranova. (De yapa, Lola Linares y Luciano nos deleitarán con exquisitas melodías.)

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22 noviembre, 2011

El yo-yo Russell

Yo, yo y yo. Y si queda espacio, también yo. La literatura auto-referencial es pura confusión que encubre el verdadero fenómeno: un autor desbocado. Que no se dedica a describir el mundo o a pintar su aldea. (Lo que es una bendición: basta de confundir oficios. Un teclado no es una brocha gorda.) Que no se aboca a la tarea de divertir, de ser un correcto artesano obediente de las reglas del género. (Otra bendición. Ya bastante tengo con agachar la cabeza ante mi jefe como para hacer lo que me diga un cacho de tela.) Que no arma un rompecabezas complejo con múltiples personajes. (Porque los narcisistas no tienen la capacidad suficiente como para resolver acertijos engorrosos.) El autor auto-referencial pone el carro delante del caballo y a él por delante de la historia. Y todos trinan. No a coro, porque la gente nunca se pone de acuerdo. Por un lado, gritan “aburrido” –porque ellos creen que solo los divierte “una historia bien contada”, y cuando el autor aparece en primer plano, los límites del relato se difuminan-; por el otro, se indignan: “¿y a mí qué me importa cuál es el postre favorito de tu abuelita?”.

Y en el fondo, todos tienen razón.

Así que hacerles ver que, a pesar de eso, hay algo que se les escapa, es todo un triunfo.

Pero bueno, hay antecedentes notables para todo. Por ejemplo, qué se yo: Henry Miller. Acá tenemos una primera persona, como en cualquier autobiografía, contando parte de su vida, como en cualquier capítulo de una autobiografía, durante 200 o 300 páginas, como en cualquier novela más o menos estándar, desde una primera persona desaforada. Como en muy pocos lados.

Miller es hijo directo del hombre del subsuelo de Dostoievski, muy dispuesto a poner los trapitos al sol, lavar la basura fuera de casa y todas esas cosas detestadas por los códigos del mundo del fútbol. Mezcla un egoísmo hiper-narcisista que raya en lo ridículo –en abundantes dosis de priapismo dispuesto a trasmutar en poncho cualquier agujero- con cierta búsqueda ética de runfla existencialista (algunos años antes de que la cosa se pusiera de moda) con visos epifánicos de corte budista. Lindo mambo, tenés.

Sumen a Philip Roth. Incluso cuando no dice “Philip Roth”. Incluso cuando se camufla. El nombre es lo de menos.

Este es un primer modelo. Si quieren, “propiamente norteamericano” –hasta que encontremos algún caso que lo desmienta. El segundo podría ser “propiamente no-norteamericano” (perdón). Acá el autor se pone como personaje, abandona la primera persona, se toma en solfa (un poco), se pone como clave, pero también como uno más. Lo fundamental: no protagoniza. Pienso en el Sábato de “Abbadón”, y ya que estamos, pienso en el Houllebecq de “El mapa y el territorio”, que me cuesta no recomendar un montón, así que para qué reprimirse. Podría pensarse que acá no hay mesianismo, pero ya les dije: Sábato y Houllebecq.[1]

El tercer tipo de literatura del yo es la que está de moda. Sebald/Vila-Matas/Levrero. El auténtico Eje del Mal. Es “del yo” porque el autor dice ser el autor, y te cuenta mucho de su –intrascendente- vida cotidiana. Hay: mezcla de registros (ensayo, crónica, algún poemita, autobio y pure fiction), un si es no es moderno en la voluntad de hacer algo (i) nuevo, (ii) superador, y (iii) actual, y muchas ganas de apropiarse del relato (de hacerlo verdaderamente propio… no sé qué quise decir con esto). De todos los que nombré, el que más me gusta es el Levrero de “La novela luminosa”. Pero si solo van a darle una oportunidad al sub-subgénero, léanse “Tres reflexiones acerca de la muerte”, un cuento de William Vollman que consiguen en el volumen 1 (el único en el mercado) de “Lo mejor de McSweeney’s”.

Después está Polleri. Qué capo, Polleri. El tipo solo escribe autobiografías. Por ejemplo, la de un muñeco de ventrílocuo (en “La inocencia”). Por ejemplo, la del autor de “Gran ensayo sobre Baudelaire” (en “Gran ensayo sobre Baudelaire”). Por ejemplo, la de loquitos, artistas y lúmpenes (en el resto). Léanlo: nadie escribe como él. Tiene el envaramiento del Dostoievski de “Apuntes del subsuelo” (link a Miller) y la agilidad poética de estos tiempos de un pendejo como Martín Dubini. (A propósito, vayan a http://www.agenciadecontrol.blogspot.com/ y después me cuentan.) Yo quisiera escribir como Polleri. O como Dubini.

La pregunta es: ¿y los blogs? ¿Y las capas geológicas de pequeños burgueses que en algún momento de nuestras vidas hicimos semi-públicos nuestros (escasos) triunfos y (múltiples) derrotas, en formato blogspot, wordpress et alt? ¿Qué tienen que ver con todo esto?

Bueno, de momento: nada.


Matías Pailos



[1] A los que podríamos sumar al David Foster Wallace que protagoniza –o sea: no lo podemos sumar- la última novela de David Foster Wallace, “The Pale King”, todavía no traducida al español. La producción de este artículo decidió por voto dividido mencionar este hecho en una nota al pie. (Notabene: no sé en qué quedamos, entonces. ¿Mando o no al tacho lo de “no-norteamericano”?)

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09 noviembre, 2011

Capturas, capítulo uno.

Le queda un mes de diálisis

este gobierno es infame

in-fa-me

te puedo asegurar que

si se cae Venezuela

Me dijeron que tuvistes

un problema.

Lo vendiste a Italia

y te estafó

qué cagada

si hubiera estado yo

en el medio

a mis pibes los vio

diez veces

me fui en el noventaitrés

ah, el marido de

la hermana de tu señora

Mirá, en Italia, la justicia.

Yo me rajé justo a tiempo

dije “el uno a uno no se sostiene”

Pero podés hacerle juicio

Vos sabés que Italia es

una gerontocracia.

Si yo quiero cambiar

mi vida, el día de mañana

la cambio.

Vos me hiciste un favorazo

en aquella época.

Era un tipo que laburaba

perfecto

cuando estaba bien era

una máquina

Murió

Una autopista de montaña

entre Bologna y Firenze

me lo tragué a cien kilómetros por hora

no había nadie en el auto

nadie

No existía el dueño

gracias a Dios

me podría haber matado

Una época muy jodida

cuando el Euro bajó mucho

no se podía importar
Tuve un infarto

no fue una cosa grave

Stress

No se puede vivir con un

35% de inflación anual

En fin, Dany, vamos

a otro tema

¿Cómo están en el

aspecto económico?

Como todo profesional

Yo me acuerdo que

era una chica magnífica

cuando nos divorciamos

con Nina yo hice

un año y medio

de terapia

Hoy somos dos

muy buenos amigos

así que la historia mía

ya la sabés, Guillermo

Los pibes de ahora

no se la juegan.