El Mate Tuerto

"Se fingirá el saber que no se tiene."

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Nombre: El Mate Tuerto
Ubicación: Argentina

14 enero, 2006

COTO de caza

Entre las novedosas y variopintas actividades que me depara el inicio de la vida en pareja se encuentra la visita al supermercado. Antes solía abastecerme de víveres en el minimercado que está junto a mi edificio, atendido por un chino llamado Cristian que saluda a toda su clientela con un alegre “Hola pá” u “Hola má” según el caso. El mercado se llama, no curiosamente, Ma y Pa y siempre está abarrotado de gente.
Pero esta nueva etapa amerita las cuantiosas compras “del mes” y con ese propósito fui conducido hasta la sucursal Caballito de la argentinísima cadena COTO.
Una vez ahí tuve que someterme a ese “olor a COTO” tan particular: una mezcla deficiente de mollejas congeladas con suavizante de ropa Vívere que inunda el salón y se impregna en los sufridos órganos olfativos de los entusiastas clientes. A mitad del tour de compras me topé con el stand de libros, peculiar góndola de la que desconocía su existencia. Se trataba, en verdad, de un mueble expositor con forma de tonel, y era sin dudas, el rincón más descuidado de todo el local: los libros estaban apiñados en desorden unos sobre otros, a excepción de un stand apartado donde se exhibían, prolijamente, los grandes éxitos: el lomo de ternera de la literatura: ahí reinaba Dan Brown con su código y una pequeña cohorte de parásitos que prometen explicar lo que ya quedaba claro a la tercera página del celebrado best seller. En la baulera, mientras tanto, un ejército de segundones pugnaba por llamar la atención de los bucólicos clientes de domingo: ahí se podía divisar, a simple vista un par de ejemplares acerca de las enseñanzas del Gran Maestro Osho, libros infantiles para colorear, una colección de literatura juvenil de terror y uno de título “Sexo sabio para la pareja estable”. A pesar de este desolador panorama no pude reprimir mi instinto de revolvedor de saldos y me acerqué para hurgar entre los atribulados volúmenes. Entonces divisé algo que me llamó la atención, aparté una pila de libros infantiles y postergué la sabiduría oriental de Osho para alcanzar la segunda fila y hundir la mano hasta el fondo, el libro en cuestión estaba algo atorado, así que tuve que tirar con fuerza, finalmente mi esfuerzo tuvo su premio: tenía en mis manos una edición de El Caos de J.R. Wilcock, precisamente su primer libro de relatos y el último que escribió en castellano, antes de adoptar el italiano como patria literaria, y, lo que no es un dato menor, la etiqueta anunciaba que lo vendían a $4.99. El hallazgo me dio nuevos bríos y encendió mis esperanzas: de pronto me encontré revolviendo libros con el mismo ímpetu de un profanador de tumbas. Así di con dos títulos de Cormac McCarthy Hijo de Dios ($6.90) y Ciudades de la llanura ($6.90) ambas publicadas por la prestigiosa editorial madrileña Debate, que también difundió Meridiano de Sangre, obra cumbre de McCarthy y “una de las mejores novelas norteamericanas del siglo XX” según Harold Bloom. Y como frutilla de postre me alcé con El cerco de Bogotá ($6.90) del ascendente escritor colombiano Santiago Gamboa. También puedo mencionar el hallazgo de dos libros de Elmore Leonard, que me abstuve de comprar para no desestabilizar mi economía (y entre nos porque no soy muy afecto a la novela negra). Puedo asegurar que la semana anterior había realizado una exhaustiva recorrida por las librerías de saldos de Corrientes y excepto el de Willcock, que estaba más caro, no había visto ninguno de estos títulos, lo que me hace lamentar no haber iniciado antes la rutinaria visita al supermercado, quién sabe qué tesoros a precios irrisorios me deparen las sucursales de Liniers o Belgrano. Eso sí, lo justo es justo y el que avisa no es traidor: si abren cualquiera de estos libros a la mitad, se lo llevan a la cara y aspiran profundo podrán percibir el tenebroso perfume del supermercado COTO adherido a las páginas blancas.

Cedi Zioso

7 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

El realizado por nuestro animado cirbernauta es, en efecto, un gran descubrimiento. Revela, además, un método de pesca literaria menos obsesivo o, y siempre adoptando la jerga psicoanalítica, más histérica. Más relajada, quizás. Más mezquina, por qué no. Consiste en dejarse sorprender por los obras, y no ir en su busca (hay, claro, la pequeña busca de exponerse a la sorpresa). Ello, desde ya, trajo sus beneficios. Pero son limitados, o dicho de otra forma: la utilidad marginal que pueda obtenerse en esos saldos decrece con su frecuentación.
Pero queda establecido: 1Wilcock+2McCarthy es una fórmula a congratular.

14/1/06 10:59  
Anonymous Anónimo dijo...

Creo adivinar, estimado Pailos, de su sesudo comentario, que la oferta de saldo, como la veta metalífera, decrece en productividad conforme se la explota, pero del mismo modo debo recordarle que a mayor cantidad de filones, más posibilidades de rastrear pepitas, e incluso toparse con un lingote.
C.Z.

14/1/06 21:30  
Anonymous Anónimo dijo...

Acepto.
Me parece que la próxima compra mensual no va a ser en el mismo COTO.

14/1/06 22:47  
Blogger El Mate Tuerto dijo...

yo suelo encontrar tripa gorda a precio de saldo en los estante de libreria ghandi...
llamado al desengaño... no es el olor a papel el que invade la achura

per abbat

15/1/06 17:09  
Anonymous Anónimo dijo...

Ja, ja, ja. Usted me puede, Per Abbat, a veces creo que mis humildes esfuerzos en este blog sólo encuentran recompensa cuando ameritan uno de sus comentarios.

La visita a la sucursal de COTO Caballito sobre la calle Gaona no arrojó buenos resultados. Seguiremos informando.

C.Z.

18/1/06 13:46  
Anonymous Anónimo dijo...

Hoy tuve oportunidad de visitar el Carrefour de Libertador, y comprobé una inusitada magnitud de ofertas... entre las cuáles se hallaban 'El Caos' (Will Cock, alias Guille Gallo, alias GG, alias jeje) y los ya citados textos-western de McCarthy.
Lamento estar arraigando la impresión que, dentro de una temporada, una oferta es todas las ofertas

18/1/06 22:02  
Anonymous Anónimo dijo...

Mirá vos qe interesante. Bueno, calculo que el día que empiece a gastar plata en libros lo tendré en cuenta, açunque claro hay que ver si para dicho momento el mundo sigue rotando.

7/3/06 02:23  

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