El Mate Tuerto

"Se fingirá el saber que no se tiene."

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Nombre: El Mate Tuerto
Ubicación: Argentina

13 febrero, 2006

El juego de la galera

Ayer noche, no conformes con los cadáveres perpetrados, decidimos intentar otro jueguito surrealista. Este ejercicio de escritura automática consiste en insertar en el propio texto las palabras que cada 20 segundos saca de la galera (en nuestro caso una humilde bolsa de helados Daniel) el encargado de dictarlas. A continuación, las muestras de nuestros tortuososo inconscientes.

pradera- podrida- muerto- espejo- montañosa- mermelada- baboso- ostensible- solemne- pez- mugriento- tortilla- salada- orangután- ricota- vil- hediondo- cerco- toronja- sumiso- lenguaraz- parquet- pendiente

TEXTO DE C. F.
Salíamos a caminar por las noches –casi todas las que pasamos por aquellos lugares- siguiendo el lento cantar de los grillos a la orilla de la laguna. La pradera parecía poblada de materia podrida: el campo muerto, el agua era su espejo, de cara al área montañosa que se veía a lo lejos. Por la mañana desayunábamos con mermelada junto a la marca de la babosa. Era ostensible nuestro solemne disfrute. El pez que habitaba la comarca con su mugriento nadar llenaba nuestros días. La tortilla salada del mediodía humeaba al volver de la caminata, soñábamos con que un orangután comería la ricota de la dieta a que una vil ama nos obligaba, hedionda en proteínas y calorías. El cerco estaba siempre más allá, en un lugar inexistente. Nuestra realidad era la toronja dulce, el sumiso aroma del pan horneándose, la compañía del hábil lenguaraz acomodando el parquet del living, pendiente desde antaño.

TEXTO DE COBIÑAS
Era una tarde como cualquier otra, una tarde plomiza y gris que amenazaba tormenta. Era un día más, un día que pesaba con mil kilos sobre mis hombros, lento pasaba como un caracol que camina por una pradera de azulejos, podrida estaba de tanto andar, la vida me tiraba otro muerto y nada podía hacer. El espejo me devolvía mi patético reflejo: montañosa estaba mi alma y yo sabía que la mermelada era de ciruela, de durazno baboso, rojo como el vino que ostensible brillaba en la luz. Solemne mi mirada se perdía en el vacío que llenaba de pez-palos el aire. Vamos, vamos, mugriento, el jabón no mata a nadie. Tortilla de mierda en los codos de la roña, salada el agua resbala. Orangután de la limpieza, ricota en las bolas tiene ya. Basta, basta. Vil suciedad del alma mía. Ya nada importa. Hediondo está el cuarto, mierda alrededor. Cerco de moscas coronan mi cabeza, toronja de sensaciones que fluyen como mi pluma. Sumiso impulso de la letra que con sangre entra, lenguaraz de mis deseos más tiernos. Sobre el parquet me dejo caer como un gusano pendiente sobre su hilo.

TEXTO DE EL COLCHONERO
H. fue volviéndose mudo de a poco. Primero por oír sus propias idioteces: lunes de mañana, luego de un lento regreso a la pradera, recogía o podría recoger un muerto, cosa que hizo espejo con su montañosa muerte de mermelada a lo baboso y chirle y delicado, ostensible lamida de solemne memoria sobre el pez, el mugriento destino de tortilla, ah, salada la lágrima del cuerpo orangután, cargándolo en el auto, ricota de sus pies, vil hechicero que transporta su hediondo lucro, y volver al cerco de su límpida casita, toronja y maizales y limoneros invisibles, sumiso ante la naturaleza lenguaraz, las luces del parquet, la alfombra símil persa, pendiente de limpieza o de basura.

TEXTO DE MATÍAS PAILOS
El individuo incorporó el brownie con productos a su organismo y esperó sentado a que surtiera efecto. Dos horas. Nada. Muy lento, todo muy lento en esta pradera está todo. Podrida parece que estaba la yerba. ¿Estoy muerto? No: drogado. Espejo de mi alma es el paisaje, la nieve montañosa cubierta de mermelada. Baboso de mierda: eso es lo que soy, al final. Ostensible es esto, a los ojos de cualquiera. ¿Solemne voy hacia la muerte, como un pez cristiano subiendo la cuesta? Mugriento estoy: tengo que lavarme. ¿Y esta tortilla? ¡Qué bajón! ¡Uy, qué salada, conchaesumadre! ¡Ni que fuera un orangután de... de... ricota, digo! Vil, soy un vil drogadicto, Sandra. Hediondo soy, salto el cerco de tu gusto y atravieso tu corazón con mi toronja enhiesta. Pero luego voy sumiso a reclamarte lenguaraz tu amor, oh, Sandra querida. ¡Me aceptas con mi parquet hecho bollos? ¡Claro que sí! Pero caigo por la pendiente de tu alma, cielo.

TEXTO DE ZATOICHI
No te acuestes en mi cama, ya te lo dije, si te acostás me voy; pero no voy a hacerte nada; quiero que durmamos lento y abrazaditos, pasemos la noche calentitos. Pradera arriba podrida con las bolsas de basura, muerto te vas a sentir, y te vas a olvidar, espejo en mano, montañoso como mermelada, y dulce como el Aconcagua, baboso sobre tu cuerpo, salís patinando, ostensible, solemne van a quedar los vecinos, pez le tiró mugriento el portero, me miró con una cara. Tortilla podrida, así va o salada, con unas moneditas compra un orangután, ese parecido a tu viejo, ricota se ponía porque le parecía sexy, vil el hijo de puta de tu viejo, cuando hediondo llegaba del boliche, otra ginebra, cerco en la heladera tenía que poner, toronja y miel le tenía que dar para que se recuperara, sumiso como un burro y otro burro , lenguaraz también, parquet barnizado, pendiente de pulir porque él ya no trabaja.

TEXTO DE ZEDI CIOSO
Negra catinga caminaba sin disimular el bamboleo rítmico de sus afamados atributos. Esa noche tendría un lento devenir si no alcanzaba a cruzar la pradera llena de olor a materia podrida. Pronto Negra Katinga descubrió aterrada que un muerto yacía en medio del páramo, ante la imponente vista de la cadena montañosa, de su boca se desprendía una suerte de espumosa mermelada, una babosa le recorría el cuerpo con una ostensible falta de respeto para una solemne confrontación. En la mano el muerto apretaba un pez mugriento que pensaba: una suculenta tortilla pero resultó demasiado salada, tal vez apta para un orangután, pero demasiado para la importancia del pescador, la ricota que le asomaba de las comisuras trabadas en una vil expresión apenas distraían de su aroma hediondo. Catinga lo arrastró hasta el cerco y se comió una toronja. Después continuó la faena con el sumiso cadáver hasta que se topó con el lenguaraz de la tribu nómada que habita la pradera. tengo que cambiar el parquet -dijo el aborigen- porque tengo el trabajo pendiente.

6 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Copy-paste:

-ya te lo dije,
Orangután de la limpieza,
podría recoger otro burro

-¡Claro que sí!, pasemos la noche ,
tenía que poner esta toronja de sensaciones

-Uy, qué ricota salada, la lágrima del cuerpo

-tengo que lavarme, Sandra querida

- ya te lo dije, Negra Katinga, ese es mi nombre

13/2/06 23:35  
Anonymous Anónimo dijo...

Algo me dice que si playmobil fraguase una galera, no diferiría sustancialmente de la mía.

13/2/06 23:59  
Anonymous Anónimo dijo...

Playmobil nos remixó con singular maestría.
Siga haciendo arder las bandejas, maestro.
Zed

14/2/06 09:42  
Anonymous Anónimo dijo...

Ahora que los releo creo que Matías Pailos muestra ser el más diestro para atajar las palabras al vuelo y darles cobijo en el texto, seguido de cerca por C.F.

Zed

15/2/06 00:58  
Anonymous Anónimo dijo...

Gracias

15/2/06 10:50  
Anonymous Anónimo dijo...

Pailos la descoce! Por empezar utilizó una táctica muy precisa, el protagonista se droga, y con el permiso de la psicodelia de mala calidad también conocida como mal viaje, se permitió poner las palabras y qe el texto se vaya al carajo tranquilo. Lejos, el más divertido. Zedi empezó bien pero patinó al final. Zatoichi lo empecé y lo largué a las 3 líneas. Los demás no me despertaron nada.

9/3/06 02:22  

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