El Mate Tuerto

"Se fingirá el saber que no se tiene."

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Nombre: El Mate Tuerto
Ubicación: Argentina

25 julio, 2006

Costumbres Argentinas

‘¿Qué es la amistad?’ es una pregunta socrática, que tiene una respuesta sofista que voy a ahorrarles. Sin embargo, las aguas menores de esa respuesta les serán ofrecidas a ustedes con liberalidad a lo largo de las siguientes líneas. Es decir: de ninguna manera les será respondida, mas lidiaremos con asuntos adyacentes. Lo que voy a decir constituye, en su conjunto, un cúmulo de obviedades. Sepan disculpar.
Tengo muchos amigos. Tengo una parva de amigos. Y no porque sea un individuo particularmente amistoso, lo que quizás sea, pero no es eso, no es eso. Es que la amistad viene en grados, y si quieren también en tipos. Pero me gusta más lo de grados, y hay una amplia escala de rangos (de variables), de casilleros que una amistad puede llenar. A un amigo no hay que verlo mucho para que sea amigo, más aún: no es necesario haberlo visto nunca. Yo soy amigo de Rodrigo Salgado Boza y de Gonzalo Hernández y jamás los he visto en mi vida, ni siquiera he mantenido una conversación más o menos normal, quiero decir: más allá de la dinámica comentario/contracomentario/recontracomentario que la vitalidad de los blogs impone. Se podrá argumentar que algún contacto es necesario para que la amistad exista, y también dudaré de ello. Podemos sentirnos muy ligados a sujetos públicos, tanto como para considerarlos amigos. Recuerdo al personaje del astronauta perdido en órbita trasmitiendo para una Tierra posnuclear en ‘Dr. Bloodmoney’, de Dick, y recuerdo cómo la mayoría de los personajes de la novela lo consideraban su amigo, y yo acuerdo con ellos: era su amigo. Poco requiere la amistad. La amistad, como el amor, puede ser unidireccional. La amistad, como el amor, puede no ser correspondida. No porque Scarlett Johanson no se entere de que existimos vamos a dejar de amarla. Lo mismo se aplica para la amistad. Los sentimientos son generosos, y autosuficientes. Claro: el onanismo sentimental suele generar insatisfacción, dolor y más dolor. Pero una cosa no quita la otra. Tengo amigos de y en la Facultad, cada vez más y cada vez más amigos. Nacho Zen, por caso, Playmobil Hipotético, también y también. También otros que no sé si quieren ser nombrados. Eso me lleva a un caso extraño de amistad. Diálogos sentidos y simpatías mutuas que no cuajan más que en topetazos esporádicos. Una sospecha que eso podría ser una amistad hecha y derecha. No lo es, pero he ahí la sustancia de la que se sirven los amigos-totales futuros para advenir a la existencia. Tengo un par de esos en la facultad. Para justificar el título: Borges sostenía que la amistad era una pasión típicamente argentina. Sospecho que con esto quería decir algo más que esto. Quería señalar que en otros lados esto no se vive así de intenso. (Asumamos que el argento de hoy no difiere sustancialmente del argento de entonces en lo que a la amistad se refiere.) Me permito dudarlo. Me permito incluir también a buena parte del resto de Latinoamérica en esta bolsa. Vayamos a los casos más simples: uruguayos, paraguayos, bolivianos y chilenos no son otros que nosotros en este respecto. No tengo mucho más para decir. No hay historias personales que contar que no haya contado o que no deba contar que vaya a narrar aquí. No hay una teoría sustanciosa o tesis rimbombantes tirabombas (‘no hay condiciones necesarias ni condiciones suficientes interesantes para la amistad’, algo que hubiera dicho en otro momento, algo que quizás diga en otro momento). Una sola cosa más: la amistad es barata. Sí, lo es. El amor es oneroso, el amor es un riesgo permanente y una montaña rusa quizás descompuesta. La amistad es bien, bien barata. Ser amigo es fácil y facilísimo. Los goces de la amistad están al alcance del más gil, del menos calificado. El amor es azaroso: quizás te toca, quizás no. Quizás no te toca por años, y cuando te toca no parás de sufrir. La amistad es una pavada. Los placeres que dan son menores, pero los da en una cantidad insuperablemente mayor. Hay que tener ganas, nomás, hay que cultivar esos afectos. Y esperar que los milagros periódicos nos concedan el premio mayor.

Matías Pailos

13 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

El lugar común dice que amigo es una palabra importante, y con eso seguramente se justifica la pobreza.
Prefiero la sinceridad del poco sociable que dice tengo dos, no más de tres; el resto, fuertes conocidos, conocidos medios, débiles conocidos, que pueden sumar alguna docena, por más barata que sea.

25/7/06 23:59  
Anonymous Anónimo dijo...

yo opto por el desparpajo del falto de rigor y su millón de amigos.

26/7/06 11:11  
Anonymous Anónimo dijo...

Sr. Pailos:
Yo lo que veo es que usté es un KamiKaze tirando tantas ideas juntas todas en un mismo texto.
En un rato con tiempo me explayo.

26/7/06 13:26  
Anonymous Anónimo dijo...

Acuerdo totalmente con la moción de ER.
Matías, gran cultor de la hipérbole.

26/7/06 14:40  
Blogger Playmobil Hipotético dijo...

ay, tonto, me hiciste llorar.

26/7/06 16:31  
Blogger Playmobil Hipotético dijo...

No, era una basurita en el ojo, pero igual, merci

26/7/06 16:32  
Anonymous Anónimo dijo...

¡no! ¡era emoción verdadera! ¡a mí no me engaña! ¡yo sé diferenciar una basurita de un lagrimón piantado!

26/7/06 22:37  
Anonymous Anónimo dijo...

Buenas..

Debo reconocer que una vez más me apabulló su escrito.. pero bien, me gusta su estilo (ya lo sabe).
El tema de los costos de la amistad o del amor, me parecen diferentes: hay amistades carísimas y que los placeres y sufrimientos que proporciona no tiene que envidiarle nadita a cuestiones amorosas, lo que si me parece es que son energías completamente distintas y que seguramente uno en la vida tenga épocas alternantes: cultivar las amistades a full o encerrarse cual mostro-de-dos-cabezas con la persona amada.

saludos amistosos.

27/7/06 01:04  
Anonymous Anónimo dijo...

una de las ventajas que parece tener la amistad sobre el amor es que se puede suspender en el tiempo, hacer un
largo parentesis, y luego retomarla. yo me consideraba amigo suyo cuando tenia 13 anios, y solo 13, y luego a partir de los 19. no creo que algo parecido pase con el amor, o si?

27/7/06 08:55  
Anonymous Anónimo dijo...

p de pau: usted tiene razón, no hay nada que hacerle. Pero a veces juego a que me creo lo que no creo, creo. Gracias totales por sus mimos. (Me hace poner colorado.)
x friend: todo con el amor es más difícil, en general. Yo evaluaría si de los 13 a los 19 tuvimos una amistad en suspenso.

27/7/06 14:31  
Anonymous Anónimo dijo...

Pailos dice que la amistad es barata, ¡Hubiera avisado antes! A mí me la venía cobrando bastante cara.
Y sin embargo no dudaría en pagarla por mucho más.
Un abrazo

27/7/06 18:23  
Blogger Gonzalo Hernández Suárez dijo...

Me es muy grato reconocer en su post, amigo Pailos, un sentimiento del cual casi nunca se puede estar plenamente seguro de que existe en forma recíproca.

Me sumo a la fila de virtuales abrazos.

28/7/06 11:20  
Blogger salgadoboza dijo...

¡Ay! ¿Dónde estaba que no vi a tiempo este texto?
Comparto el sentimiento sofista acerca de la amistad, o más: habría que leer la apócrifa 'Magna Moralia': el amigo es el espejo, donde se refleja la imperfecta trama de lo que alguna vez el alma vio en el supremo Mundo Ideal.
Salud.

23/8/06 22:19  

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