Astronomy Domine
Casiopea, Escorpio, vos y yo. Definitivamente, la lucidez es cuántica. Con larguísimos intervalos de agujero negro y fugaces, prófugos, fugitivos fotones casi imposibles de documentar.
Estrella muerta y coleando. Alarde de histeria que burla la percepción. Excita cálculos obsesivos sobre el instante de su deceso y el origen de su periplo. Hago lo mismo conmigo. ¿Desde cuándo estoy muerto?
“… O sea, no asume el papel de demoledor, sino que pone en marcha más bien una descripción que evidencia los procesos de desgaste, de pérdida y de consunción, a los que denomina “reducción” y “desvanecimiento”, mostrando cómo ellas mellan toda sustancia psíquica, espiritual, estética y religiosa, pero también aceleran, al hacer esto, el acercamiento al término del nihilismo…”
Retorné al alba. Con todo aprehendido. Asido a la voluntad de comprender. Aferrado febrilmente a los instrumentos de medición, alérgico a toda noción de centro y periferia. El semestre sin crepúsculos, postoperatorio con pechuguita sin sal y puré de calabaza, agente de la cura.
Buenos Aires tiene un planetario, un club de amigos de la astronomía y tres esquinas que me coordinan. El mapa lo tracé en un individual de McDonald’s. “Usted está aquí” –me dije, y apoyé el dedo índice cerca del ángulo inferior izquierdo, donde se atrincheraba una foto de niños negros en la casa de Roland.
Luego llevé el mismo dedo a la sien, con el pulgar extendido hacia arriba y gatillé. Haría lo mismo un par de horas más tarde, ya con una veintidós cargada. ¿Desde cuándo estoy muerto? –me pregunto, ato cabos, calculo. Es relativo.
Hache Erre
Estrella muerta y coleando. Alarde de histeria que burla la percepción. Excita cálculos obsesivos sobre el instante de su deceso y el origen de su periplo. Hago lo mismo conmigo. ¿Desde cuándo estoy muerto?
“… O sea, no asume el papel de demoledor, sino que pone en marcha más bien una descripción que evidencia los procesos de desgaste, de pérdida y de consunción, a los que denomina “reducción” y “desvanecimiento”, mostrando cómo ellas mellan toda sustancia psíquica, espiritual, estética y religiosa, pero también aceleran, al hacer esto, el acercamiento al término del nihilismo…”
Retorné al alba. Con todo aprehendido. Asido a la voluntad de comprender. Aferrado febrilmente a los instrumentos de medición, alérgico a toda noción de centro y periferia. El semestre sin crepúsculos, postoperatorio con pechuguita sin sal y puré de calabaza, agente de la cura.
Buenos Aires tiene un planetario, un club de amigos de la astronomía y tres esquinas que me coordinan. El mapa lo tracé en un individual de McDonald’s. “Usted está aquí” –me dije, y apoyé el dedo índice cerca del ángulo inferior izquierdo, donde se atrincheraba una foto de niños negros en la casa de Roland.
Luego llevé el mismo dedo a la sien, con el pulgar extendido hacia arriba y gatillé. Haría lo mismo un par de horas más tarde, ya con una veintidós cargada. ¿Desde cuándo estoy muerto? –me pregunto, ato cabos, calculo. Es relativo.
Hache Erre
4 Comentarios:
"Definitivamente, la lucidez es cuántica. Con larguísimos intervalos de agujero negro y fugaces, prófugos, fugitivos fotones casi imposibles de documentar". No hay definición mejor para mi estado de ánimo de los últimos tiempos. Raptos cuánticos de lucidez entre nebulosas de hastío.
Siga escribiendo, aun después de muerto. (Y a su pregunta respondo cliché que empezamos a morir al momento de nacer)
No te mueras sin decirme adonde vas. Que me debés una cerveza.
PD: ¿cómo llamamos a esto? ¿Barroco psicodélico-melancólico?
hache erre, odio decir esto, pero me dan ganas de darle mi texto, titulado Dos atolondrados o los infortunios del desir, a ver cómo se siente.
salud, muy bueno el post
Releyendo su texto una y otra vez, pienso ahora: usted es como una estrella, está muerto desde hace millones de años, lo que vemos es la proyección suya que nos llega desde años luz bañándonos con su brillo pálido y acogedor.
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