Rostros
Hoy me miraba al espejo y veía lo viejo que estoy. ¡Qué arrugado! Dentro de un marco de heterosexualidad, reconozco que siempre me gustó el rostro de Beckett y, ya sin parecerme bello, me atrae el de Cassavettes. Hay vida allí.
Sin embargo, no es con esa elegancia con que a mí se me han presentado las arrugas. Presiento que se asemeja más al modo en que las lumbalgias se apoderaron de las espaldas de Onetti. Quiero decir, hay algo más del orden del arrumbarse y que la vida se decida a aplastarlo a uno de una vez. Y eso que trato de inventariar mi derrumbe físico dentro de un imaginario que involucra a cineastas y escritores, que si lo hiciera en relación, por ejemplo, con el Chapa Suñé, Horacio Accavallo u otras glorias del deporte o, incluso, del sindicalismo, todo se tornaría aún más decadente.
Ni hablar de los quistes cebáceos y de las pequeñas verrugas que se acumulan en la zona de los párpados. ¡Y las muelas!, que se fueron cariando y rompiendo y cayendo, cercenando drásticamente la alimentación, restringiendo la ingesta de garrapiñada, pan francés, asado, pochoclo, etc.
Y por dentro ¿cómo andamos? Las altas cantidades de azúcar y sal con las que consumo todas las comidas ¿cuándo y de qué manera comenzarán a pasarme factura? La cabeza se me quemó hace mucho: las refriegas laborales, los fracasos intelectuales, la malasangre permanente, el resentimiento-marca registrada y, sobre todo, el dolor por la muerte de los seres queridos han acabado con todo atisbo de sinapsis. El faso me pega mal también hace mucho: me enrosca la neurosis obsesiva y me la cuelga del pescuezo como una piedra. El alcohol me destruye, me desgasta, me entristece tan profundamente que termino en llanto sin excepción. Me da fiaca ir a comprar merca. Nunca tuve diller y ya estoy grande para correr por Constitución en busca de cualquier porquería. De las pastillas siempre estuve en contra por principios y para el ácido hay que estar en armonía con el contexto.
Así se presenta la sobrevida: prendiéndole una vela a la chota para que siga funcionando por lo menos al nivel acostumbrado (podría definirme como el Dany Garnero del sexo), y esperando cualquier proyecto destinado al fracaso al que deseen convocarme.
Espejito, espejito: ¿por qué tantas canas? ¿por qué tan poca gracia, belleza y talento? Siempre admiré, con asombro, el fulgor punk: esa energía, ese pataleo contracultural ¡No future!
Dios los oiga.
Angel Argenti
Sin embargo, no es con esa elegancia con que a mí se me han presentado las arrugas. Presiento que se asemeja más al modo en que las lumbalgias se apoderaron de las espaldas de Onetti. Quiero decir, hay algo más del orden del arrumbarse y que la vida se decida a aplastarlo a uno de una vez. Y eso que trato de inventariar mi derrumbe físico dentro de un imaginario que involucra a cineastas y escritores, que si lo hiciera en relación, por ejemplo, con el Chapa Suñé, Horacio Accavallo u otras glorias del deporte o, incluso, del sindicalismo, todo se tornaría aún más decadente.
Ni hablar de los quistes cebáceos y de las pequeñas verrugas que se acumulan en la zona de los párpados. ¡Y las muelas!, que se fueron cariando y rompiendo y cayendo, cercenando drásticamente la alimentación, restringiendo la ingesta de garrapiñada, pan francés, asado, pochoclo, etc.
Y por dentro ¿cómo andamos? Las altas cantidades de azúcar y sal con las que consumo todas las comidas ¿cuándo y de qué manera comenzarán a pasarme factura? La cabeza se me quemó hace mucho: las refriegas laborales, los fracasos intelectuales, la malasangre permanente, el resentimiento-marca registrada y, sobre todo, el dolor por la muerte de los seres queridos han acabado con todo atisbo de sinapsis. El faso me pega mal también hace mucho: me enrosca la neurosis obsesiva y me la cuelga del pescuezo como una piedra. El alcohol me destruye, me desgasta, me entristece tan profundamente que termino en llanto sin excepción. Me da fiaca ir a comprar merca. Nunca tuve diller y ya estoy grande para correr por Constitución en busca de cualquier porquería. De las pastillas siempre estuve en contra por principios y para el ácido hay que estar en armonía con el contexto.
Así se presenta la sobrevida: prendiéndole una vela a la chota para que siga funcionando por lo menos al nivel acostumbrado (podría definirme como el Dany Garnero del sexo), y esperando cualquier proyecto destinado al fracaso al que deseen convocarme.
Espejito, espejito: ¿por qué tantas canas? ¿por qué tan poca gracia, belleza y talento? Siempre admiré, con asombro, el fulgor punk: esa energía, ese pataleo contracultural ¡No future!
Dios los oiga.
Angel Argenti
15 Comentarios:
Mis amigos me acusan de estar más jóven ahora, con 30 pirulos encima, que a mis 20. Es falso, y las arrugas convocadas en mi frente y algunas canas descubiertas por chicas insomnes prueban lo contrario.
Por lo menos así lo veo yo, el Willy Cañas del sexo.
¡Qué pasa! Es mejor tener canas que no tener pelo. En Beckett vemos el modelo terminado. Seguramente también él pasó por un período de transición con arruguitas de morondanga. El deterioro del cuerpo es reversible y las neuronas no se reemplazan, es cierto, pero hay suficientes como para seguir el derroche. Mientras el pingo siga metiendo los pases-gol del Dani G. no habrá de qué preocuparse.
A mí me encantan los hombres con canas.
Flaco , muy bueno en general , pero eso del "Dany garnero...Jajajajajaja!
sos un hijodeputa !!!!!!!
Muy bueno , no le daba bola a este blog ...
hasta ahora .
chau y... DALE
Todo dentro del marco de la decadencia inevitable que nos excede, y que a su manera trabaja sobre cada uno y también sobre sultán y sobre el gato sin nombre de la esquina.
Triste, quizá, pero soportable.
En cambio, lo de Garnero, mi estimado AA, es ilevantable. Es preciso y precioso, cambiar de jugador.
Si continúa con ese paradigma, le vaticino una pronta internación por viagratitis.
A pesar de lo anterior, salud.
Hoy tras despertar me miré al espejo y descubrí que tenía un pelo negro y largo que me salía de la oreja. No pude evitar pensar en su post y en aquella frase que pronuncia Billy Crystal en una película pedorra que vi de chico y, vaya uno a saber porqué (aunque ya sabemos porqué) se me quedó grabada para siempre:
"Cuando uno se vuelve viejo se le caen los pelos que le interesan y le empiezan a crecer los que no le interesan"
Saludos
Es mas que interesante leer la "lectura" masculina de la decadencia física.
Observación: en gral a los hombres se les perdona mas las marcas del tiempo: arrugas, panza, canas..son vistas como madurez y experiencia.
Sería mas que lindo que a las mujeres nos miraran mas seguido con esos ojos.
(dice ella que se tiñe sus canas disciplinadamente)
y agrego: es muy interesante analizar las arrugas de expresión de una persona, son muy bellos los surcos que tienen las personas que se ríen mucho, por ejemplo.
saludos.
p de pau: ud es candorosa, la felicito.
y por favor, ni pizca de ironía en esto, eh?
gracias er, pero mire que yo me creo todo, eh?
¿que ud. se cree todo?
ya lo creo, ya lo creo...
Estimado ER: a veces me digo que tendría que aprender alguna vez,pero me niego y está bien así (cada tanto me pego unos golpes bárbaros) pero pienso seguir así, creyendo y confiando.
saludos y felices brindis para todos los matetuertenses!!!
mire pau, yo creo que lo mejor seria aprender a no dejar que esa candidez le deje de ocurrir, creer y confiar es lo mejor que hay, si a uno lo empoman, no habla mal de uno, sino del otro y sus miserias.
salud!!
Salud P. de Pau Lectora Nro. 1 del Mate Tuerto. Y muchas felicidades para el 2007.
gracias er por sus palabras, no sabe lo bien que me caen.
saludos.
p.d: zedi, no será mucho? o mejor dicho, hay premio?
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