Rock
Monterrey o Woodstock: ellos lo hicieron primero. Cuando Hendrix quemó su guitarra, la de Townshend era cenizas hacía rato. Alguna vez un periodista, de acá o de afuera, se animó a comparar los aquelarres de fuego y destrucción a los que los Who y Hendrix se abocaron –Hendrix en Woodstock o Monterrey, los Who en todos lados. Dijo: mientras Hendrix parecía en comunión mística con su guitarra, cogiéndosela lenta y suavemente después de un cortejo sensual eterno, lo de los Who era una violación.
Ahora que ni los Who ni los Stooges vienen, ahora que estoy enrollando la entrada para alojarla allí donde nunca da el sol, volvió ese dato. Como ese tengo miles. Desperdigados, difuminados, recortados, juntos o separados, nacionales o extranjeros, del centro del rock o de su periferia, de bandas o de solistas, de hombres, de mujeres, de chicos y grandes; de vivos y muertos, de justos y pecadores, de todas épocas y lugares. No sé qué hacer con ellos, y tampoco estoy cierto que deba hacer algo. Puedo decirles, por ejemplo, que una vez Brian Eno tuvo que ser internado por algo así como un colapso pulmonar luego de haber estado en el centro de una orgía con tres minas, por ocho horas. Puedo decirles que Elvis aprovechaba el momento de expulsar la materia alojada en sus intestinos para comerse un sándwich de pollo. Puedo contarles que Ray Davies, líder de los Kinks, fajaba a Chrissie Hynde, la chica de los Pretenders y su mujer por un tiempo, quizás remedando lo que Ike hacía con Tina; puedo contarles que la familia entera de Jack White sigue ninguneándolo, a pesar de que gracias a sus morlacos ellos pudieron salir del remolque en el que toda su vida vivieron y en el que seguro morirían si no hubieran parido a un genio. Iggy y los electroshoks, Reed violado por su hermano mayor, Bowie y su medio hermano, a quien las pastillas estimularon la latente esquizofrenia que terminó conminándolo a un hospicio. Como estas, tengo a patadas. Siguen entrando porque sigo buscando, sigo buscando porque los temas que interpretan me sigue haciendo saltar, gritar, flotar.
La primera exposición al último con esa virtud la tuve en Montevideo, en casa de mi amiga Natalia, mientras cenábamos frente a la tele encendida. Unos barbudos en traje lastimaban mis oídos con breves y filosos fraseos de guitarra y rimas fáciles, generando hipnótico efecto cuyos subproductos fueron la suspensión de mi parpadeo y las ganas de rebotar. Desde entonces busco el video cada vez que enciendo el televisor, busco el tema cada vez que prendo la radio. Son, citando lo dicho por otro crítico para otro grupo (los Liars) una suerte de grupo pospunk con toques funk, tipo Gang of Four. Se llaman ‘El Cuarteto de Nos’, son uruguayos, y no: ni rastros de candombe. Como dicen en otro tema “prefiero hablar con un filósofo sueco que con un indio guatemalteco, tengo más en común con un rumano que con un cholo boliviano”.
El tema se llama ‘Yendo a casa de Damián’. Ahí les va la letra, enterita, impecable. O como la payada y el hip-hop tienen un hijo rockero en la Banda Oriental.
“Yendo un weekend a lo de Damián/tenía urgencia de hablar con el man/camine porque pinché mi van/vi una mina de la que soy fan/una que sale por el canal Sony/en una serie que esta con un pony/y en mi casa del Barrio Marconi/siempre la veo tomándome un Johnny/la salude pero me hecho fli/porque el programa era en mtv/hacia un spot de carefree/y un jingle de los jeans lee/le dije a mi me gusta el rock/pero quedo en estado de shock/cuando escribí en una hoja de block/que era más fea que el señor spock/y que se rellena el sutien/con cornbeef y chowmien/y a pesar de que usa channel/toma un cóctel con nafta de shell/el security se puso heavy/era malo pero usaba levis/y me tiro desde la limousine/en el ojo una vaso con gin/cruzando la calle quede de flash/cuando vi dos niñas fumando hash/escuchaban trash y The Clash/jugando quien tomaba más splash/y como una vez en un vernisage/me dio un ataque se/cuando dijeron por diez pesos cash/hacemos juntos los tres un menage/de los nervios me vino un tic/en el fondo siempre fui un freak/le di fuego con yesquero bic/pero me pareció poco shick/que pensaran por una crush/con un nerd de media de plush/que le pintó los labios con rush/yo le escupí su t-shirt de Bush/con mi gargajo en la cara de George/se subió con las chicas a un porche/se pensaba que era un tipo vip/masticando una papa chip/cuando empezó a hacer un strip/y quedaba solo en slip/le clavo en el ojo un clip/y con tu tumba va a decir rip/ era happy hour en el cabaret/era fashion y tenia moquet/como un pub cool y con pool/el dueño es de Liverpool/y después de un breve impass/entre a ver un show con free pass/de un master que tocaba jazz/a pesar de tener un bypass/vino a hablarme uno medio gay/yo ponía stop y el ponía play/le gustaba el big mac y tupac/vendía crack y tomaba prozac/y gritó escupiendo un snack/el master hace playback/lo destriparon como hacia Jack/sin poder terminar su coñac/pero cayeron desde un penthouse/en mi ojo un teclado y un mouse/ciego y perdido por el stress/peor que en un cafe express/yo que en ingles solo sé decir yes/pensé en el libro de Herman Hess/soy un loser como boy scout/y de la vida me dejaré outahh ahh/yendo a la casa de Damián/ahh ahh/camino por el boulevard/ahh ahh/yendo a la casa de Damián/no sé si es que ya no veo/que ya no entiendo/porque me cuesta tanto llegar”
Matías Pailos
Ahora que ni los Who ni los Stooges vienen, ahora que estoy enrollando la entrada para alojarla allí donde nunca da el sol, volvió ese dato. Como ese tengo miles. Desperdigados, difuminados, recortados, juntos o separados, nacionales o extranjeros, del centro del rock o de su periferia, de bandas o de solistas, de hombres, de mujeres, de chicos y grandes; de vivos y muertos, de justos y pecadores, de todas épocas y lugares. No sé qué hacer con ellos, y tampoco estoy cierto que deba hacer algo. Puedo decirles, por ejemplo, que una vez Brian Eno tuvo que ser internado por algo así como un colapso pulmonar luego de haber estado en el centro de una orgía con tres minas, por ocho horas. Puedo decirles que Elvis aprovechaba el momento de expulsar la materia alojada en sus intestinos para comerse un sándwich de pollo. Puedo contarles que Ray Davies, líder de los Kinks, fajaba a Chrissie Hynde, la chica de los Pretenders y su mujer por un tiempo, quizás remedando lo que Ike hacía con Tina; puedo contarles que la familia entera de Jack White sigue ninguneándolo, a pesar de que gracias a sus morlacos ellos pudieron salir del remolque en el que toda su vida vivieron y en el que seguro morirían si no hubieran parido a un genio. Iggy y los electroshoks, Reed violado por su hermano mayor, Bowie y su medio hermano, a quien las pastillas estimularon la latente esquizofrenia que terminó conminándolo a un hospicio. Como estas, tengo a patadas. Siguen entrando porque sigo buscando, sigo buscando porque los temas que interpretan me sigue haciendo saltar, gritar, flotar.
La primera exposición al último con esa virtud la tuve en Montevideo, en casa de mi amiga Natalia, mientras cenábamos frente a la tele encendida. Unos barbudos en traje lastimaban mis oídos con breves y filosos fraseos de guitarra y rimas fáciles, generando hipnótico efecto cuyos subproductos fueron la suspensión de mi parpadeo y las ganas de rebotar. Desde entonces busco el video cada vez que enciendo el televisor, busco el tema cada vez que prendo la radio. Son, citando lo dicho por otro crítico para otro grupo (los Liars) una suerte de grupo pospunk con toques funk, tipo Gang of Four. Se llaman ‘El Cuarteto de Nos’, son uruguayos, y no: ni rastros de candombe. Como dicen en otro tema “prefiero hablar con un filósofo sueco que con un indio guatemalteco, tengo más en común con un rumano que con un cholo boliviano”.
El tema se llama ‘Yendo a casa de Damián’. Ahí les va la letra, enterita, impecable. O como la payada y el hip-hop tienen un hijo rockero en la Banda Oriental.
“Yendo un weekend a lo de Damián/tenía urgencia de hablar con el man/camine porque pinché mi van/vi una mina de la que soy fan/una que sale por el canal Sony/en una serie que esta con un pony/y en mi casa del Barrio Marconi/siempre la veo tomándome un Johnny/la salude pero me hecho fli/porque el programa era en mtv/hacia un spot de carefree/y un jingle de los jeans lee/le dije a mi me gusta el rock/pero quedo en estado de shock/cuando escribí en una hoja de block/que era más fea que el señor spock/y que se rellena el sutien/con cornbeef y chowmien/y a pesar de que usa channel/toma un cóctel con nafta de shell/el security se puso heavy/era malo pero usaba levis/y me tiro desde la limousine/en el ojo una vaso con gin/cruzando la calle quede de flash/cuando vi dos niñas fumando hash/escuchaban trash y The Clash/jugando quien tomaba más splash/y como una vez en un vernisage/me dio un ataque se/cuando dijeron por diez pesos cash/hacemos juntos los tres un menage/de los nervios me vino un tic/en el fondo siempre fui un freak/le di fuego con yesquero bic/pero me pareció poco shick/que pensaran por una crush/con un nerd de media de plush/que le pintó los labios con rush/yo le escupí su t-shirt de Bush/con mi gargajo en la cara de George/se subió con las chicas a un porche/se pensaba que era un tipo vip/masticando una papa chip/cuando empezó a hacer un strip/y quedaba solo en slip/le clavo en el ojo un clip/y con tu tumba va a decir rip/ era happy hour en el cabaret/era fashion y tenia moquet/como un pub cool y con pool/el dueño es de Liverpool/y después de un breve impass/entre a ver un show con free pass/de un master que tocaba jazz/a pesar de tener un bypass/vino a hablarme uno medio gay/yo ponía stop y el ponía play/le gustaba el big mac y tupac/vendía crack y tomaba prozac/y gritó escupiendo un snack/el master hace playback/lo destriparon como hacia Jack/sin poder terminar su coñac/pero cayeron desde un penthouse/en mi ojo un teclado y un mouse/ciego y perdido por el stress/peor que en un cafe express/yo que en ingles solo sé decir yes/pensé en el libro de Herman Hess/soy un loser como boy scout/y de la vida me dejaré outahh ahh/yendo a la casa de Damián/ahh ahh/camino por el boulevard/ahh ahh/yendo a la casa de Damián/no sé si es que ya no veo/que ya no entiendo/porque me cuesta tanto llegar”
Matías Pailos
12 Comentarios:
Que diferencia hay entre obtener data de músicos a través de biografías y leer la paparazzi?
digo, que señal oculta buscamos? el porque lo que hacen, cantan o nos conmueven? como si la obra en sí no alcanzara.
Y me pregunto cuanto habrá de morbo en esa búsqueda, como cuando uno lee las revistas...
Yo siempre, tarde o temprano, necesito saber quien hay detrás de la obra.
Recuerdo cuando lo ví a Lou Reed en vivo hubo un momento que me acordé que padece de lumbalgia y que debía estar pasándola para el orto despues de estar parado dos horas..
De uruguay lo mas rockero que llego a mí fué "la vela puerca" veré que onda los que mencionás.
y no sufra por su entrada que nuestro querido jefe de gobierno nos está llenando la ciudad de recitales...
cómo, no es lo mismo???
saludos domingueros.
Muy buena la letra, pero te soy sincero: no le llega ni a los talones al Delfin Quishpe. Descubri a esta gran figura del floklore tecno-coya ayer y aun no salgo de mi asombro. Se lo puede admirar aca:
http://www.youtube.com/watch?v=NecoBo0BhEk
son esas extrañas canciones que no se pueden escuchar una sola vez; de hecho, la vi en mtv, la puse en la mula, la baje y la escuche creo que dos dias enteros. Grandioso.
a cual se refiere, PH?
a la del delfin o a la que menciona MP?
qué!! no viene de the who??? por favor necesito esa información.
No viene The Who. Estoy devastado.
Pau: no hay ninguna diferencia en el morbo. Pero nosotros no nos conformamos con eso, sino que, como sugerís, buscamos claves en esa información: claves de la obra del artista en cuestión (músico, escritor, lo que sea), claves que expliquen (y profundicen) nuestra relación con ella o él.
X: tengo banda ancha. Soy otra persona. Investigaré.
PH: Me alegra saber que otro como yo es más parecido a mí de lo que creía.
hola
Hola
Hola
Buenas.
Vi el video del grupo y me parecio que la canción estaba bien. Pero ahora que la leí, me gustó más, empieza a crecer y no podés parar de leerla hasta el final, te arrebata.
PD: También me gusta el candombe
no tengo nada contra el candombe. (Tampoco tengo nada a favor, para serle sincero.)
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