El Mate Tuerto

"Se fingirá el saber que no se tiene."

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Nombre: El Mate Tuerto
Ubicación: Argentina

03 agosto, 2007

Nos vamos poniendo tecnos

Ayer logré acomodar mi ezquizofrénica agenda y me fui de visita a la casa de mis padres. Ya desde el auto observé que habían tirado abajo una antigua verdulería frente al Parque Saavedra y con ella el mural de Piraña, legendario ciruja que ilustrara uno de mis primeros artículos sobre personajes del barrio. Al continuar circunvalando el parque distinguí otras fachadas fantasmas caídas en la batalla del boom inmobiliario y ocultas tras lujosos emprendimientos edilicios. Es curioso porque no podría describir cómo eran las casas que había antes allí pero sí notar cómo se había roto una armonía, una “puesta en escena” que como telón de fondo había acompañado miles de historias transcurridas a lo largo de mi infancia y adolescencia en ese parque. Ya en casa de mis padres volví a sorprenderme con los flamantes muebles de la cocina, aunque los había visto antes, me provocaron la misma sensación de las casas nuevas: esos muebles de fórmica imitación madera con manijas de metal dorado se imponían violentamente sobre la bajomesada amarilla que yo abría desde los 8 años para extraer el jugo Carioca de pomelo listo para diluir con tres medidas de agua o soda. La confusión y el extravío fueron en aumento cuando tomé ese pomo metálico y abrí la puerta en busca del azúcar y, como un tirón instantáneo y doloroso de la memoria, recordé de inmediato que el azúcar siempre estuvo en el mueble del extremo superior derecho, el que linda con el escobero y el extractor de aire y que el azúcar que yo buscaba sólo podría encontrarla en la bajomesada de mi propia casa. Debería decir que corrí pero en realidad caminé con parsimonia hasta mi antiguo dormitorio para comprobar que en el primer estante de la biblioteca no estaban los libros de autores argentinos del siglo XIX sino una variopinta colección de radios spika y vetustas cámaras fotográficas que la inspiración decorativa de Palermo Hollywood le había sugerido a mi hermano colocar en ese lugar.

No hubo lágrimas. No hubo desesperación. Medió sencillamente una nostalgia infinita y la impiadosa constatación de que ya no habito ese lugar, que me he exiliado definitivamente de la patria de la infancia y la juventud y que éstas han detenido su transformación y han quedado impresas en mi memoria como una fotografía datada el 30 de noviembre del 2004, una fotografía empecinada en sobreimprimirse sobre todos los cambios como el fantasma que vuelve eternamente para recordarnos que nosotros también estamos hechos de polvo y tiempo.

Zedi Cioso

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6 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Bella forma de expresar sus sensaciones.

Saludos.

p.d: en mi biografía agregaría otro tono sumado al suyo, que sería el estado alterado que me provocó ese momento en que mi madre me dijo: "ya es hora que te termines de llevar TODAS tus cosas" (léase: muñecos de trapo, trajes de danza de la infancia, bolsas y bolsas de recortes de diarios, etc, etc, etc...

3/8/07 17:25  
Anonymous Anónimo dijo...

Sé que no hay que tratar a todo como un medio, pero es que no tengo cura. (Que tentación poner 'remedio', por Dios.) Yo haría algo con esa nostalgia si pudiera, pero es difícil manejar esos sentimientos. Acaso sea preferible hacer cosas para abolir la nostalgia. Quemar el cuarto, por caso. O la casa, o el barrio, o el Universo.

(Notabene: va aquí un comentario homenaje a Salgado Boza, in absentia.)

4/8/07 12:40  
Anonymous Anónimo dijo...

Muy bueno, cioso. Usted tiene la capacidad de hacer de un pequenio evento una gran historia. A mi me paso algo parecido cuando descubri en Internet que mi madre publico un aviso en Segundamano diciendo que vendia mi cama. Mi propia cama!

4/8/07 22:15  
Anonymous Anónimo dijo...

Hola Pau, siempre un placer saludarla. No se aflija, yo aún no he terminado de retirar TODAS mis cosas de la casa de mis padres, aunque mi madre se preocupe de recordármelo cada vez que habla conmigo.

Acuerdo con ud. MP, con el universo en llamas no habría más pérdidas que lamentar. Tal vez el apocalipsis sólo sea la forma en que Dios se cura de su nostalgia. Y que viva por siempre Salgado Boza!

Hola Xilo! ¿Ha regresado de su excursión caribeña? Debe haber sido tremendo encontrar su propia cama rematada al mejor postor.
Le relato una situación aún peor: una conocida ha tenido que rematar su casa y mudarse, pero para llegar a su nuevo hogar se veía obligada a pasar por su antiguo domicilio y ser testigo de su metódica demolición.

6/8/07 13:53  
Blogger Jaramillion dijo...

Hay buenas cosas por acá. Hace mucho no pasaba y lo mal que hacía. La melancolía es una mierda, saludos.

7/8/07 04:33  
Anonymous Anónimo dijo...

Gracias por pasar, Jaramillo. Lamento decirle que no coincido, la melancolía no me parece una mierda sino una dimensión imprescindible de la condición humana (estamos vivos y somos concientes de que un día nos vamos a morir, ¿como podríamos subsistir sin la melancolía?)

Saludos

8/8/07 00:38  

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