El Mate Tuerto

"Se fingirá el saber que no se tiene."

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Nombre: El Mate Tuerto
Ubicación: Argentina

04 diciembre, 2007

Alan, si querés llorar, llorá.


Primera Parte

1
Mis dos escritores argentinos favoritos son César Aira y Alan Pauls. Uno publica todo el tiempo, el otro, cada muerte de obispo. De este modo representan, cada uno a su manera, dos extremos de la felicidad que la literatura puede depararnos: el de tener ese objeto de deseo siempre renovado a nuestro alcance con una regularidad tan certera como la llegada de las estaciones y el de anhelarlo con desesperación mientras nos lo retacean y se demora hasta el paroxismo y cuando llegamos a pensar que jamás podremos tenerlo en nuestras manos, ¡zas! vuelva a ponerse a nuestro alcance. Pocas semanas atrás tuvimos una muestra de este segundo caso con la edición de la flamante Historia del llanto, esperadísima nueva novela de Pauls y sucesora de la consagratoria
El Pasado.

2
Y entonces corremos a la librería y arrancamos el ejemplar de las manos del triste y aburrido dependiente, ajeno a nuestras necesidades básicas paulosianas insatisfechas. Ya de movida, como atorrantas de cuarta, nos decepcionamos un poco al tantear el escueto grosor del volumen, de apenas 125 páginas, lo que de alguna manera queda equiparado por la dicha tipográfica de tener una edición de Anagrama entre las manos (otro plus de Pauls, lo edita el mismo sello de Bolaño, Vila Matas, Wilcock, Copi, Amis y siguen las firmas). La edición, como no podía ser de otra manera, es exquisita, desde la portada con el fragmento del Ezeiza Paintant (uno de los mejores casos de abordaje político del arte en el siglo XXI) de Fabian Marcaccio, esa tipografía particular de Anagrama, del tamaño y tipo justos, las tapas plastificadas, las solapas anchas que obran como perfectos señaladotes durante las primeras páginas, en fin, hemos gozado tanto en nuestra vida de lectores con los volúmenes de Anagrama que resulta inevitable que al ver uno de ellos nos pongamos a babear como perros pavlovianos que somos. Y eso por no hablar de la foto, claro, la imagen de Pauls importa y mucho, esa envidiable cabellera entrecana, desmechada, cuidadosamente desprolija, la cara de expresionismo alemán, con arcos superciliares hipertrofiados que ocultan los ojos y en su lugar, si la foto es ¾ perfil, apenas vislumbramos dos agujeros negros, como en los diabólicos villanos del comic. Y como para subrayar la pose canchera (algún día tendremos que escribir sobre el “cancherismo” de Pauls) las manos detrás de la nuca en un falaz reposo del guerrero escritor que se toma un minuto para disfrutar de la calma bucólica del paisaje antes de retornar a la dura batalla con las palabras. Bíceps ligeramente tonificados asoman de la remera negra, la barba rala, la voz, que no aparece en la foto pero se nos cuela indefectiblemente, conforma el cuadro de un escritor modelo en todo los sentidos de la palabra.

Pero después viene la lectura, y ahí empiezan los problemas.

Segunda Parte


1
En una entrevista que compartió con dos congéneres generacionales, Daniel Guebel y Sergio Bizzio, Alan decía que si él tuviera un blog dejaría de escribir literatura. Pues bien, la lectura de Historia del llanto recuerda la de un post, un post largo, el más largo del mundo, que comienza con una frase hermosa que promete maravillas (“A una edad en que los niños se desesperan por hablar, el puede pasarse horas escuchando”) y una escena fuerte (un chico que atraviesa un vidrio-ventana con un disfraz de superman) algo que inmediatamente reclama la atención del lector pero que no tendrá mayores consecuencias en el desarrollo de la trama (de hecho es mucho más significativo el disfraz de superhéroe que la irracional acción que motiva) y de inmediato da pie a una retahíla de recuerdos infantiles: la angustia del hijo de padres separados, los fines de semana con papá en las piletas de Olivos, mamá y su depresión crónica, etc. Por supuesto, a despecho de ese puntapié inicial ajustado y económico ya a partir de la segunda frase se imponen las oraciones aluvionales que son marca registrada de la casa Pauls, casi tan largas como las de Saer, pero con menos comas y más subordinadas, a veces confusas, es cierto, pero siempre de una belleza deslumbrante, portadoras de la auténtica música celeste de las esferas literarias. Y ya sabemos que si tenemos un libro de Pauls en las manos podremos cantan a voz en cuello que “anoche hubo fiesta/ en el club del Proust local”. Lamentablemente la forma no lo es todo (aunque ya de por sí justifique la compra del libro y garantice altas dosis de placer) y también está el contenido, lo que esas frases río, a veces como un sedimento, transportan. La cosa empieza bien y promete: se nos presenta a un niño prodigio cuyas facultades no radican en ejecutar una sonata de Bach ni realizar ecuaciones de segundo grado sino en un increíble poder de escucha que invita a todos los adultos a que le confiesen sus secretos más recónditos. El mismo chico hace gala de una sensibilidad inaudita, que en circunstancias especiales que no detallaremos lo pone en carne viva emocional ante los hechos más banales. Hasta aquí todo es auspicioso y Alan se muestra en su salsa entrelazando recuerdos con certeras reflexiones. El problema es que a la altura de la página 40 la novela sigue prometiendo y al recordar que ya orillamos un tercio del texto nos empezamos a preguntar ¿Cuándo empezará a cumplir todo lo que promete? Para peor a esta altura el narrador se empantana en una larga diatriba contra ¡Piero! y las nefastas consecuencias que el cantautor y algunas de las letras de sus canciones tienen sobre la vida del protagonista. Superado este trance se arriba a la parte “importante” de la novela que aborda las conflictivas relaciones del personaje con la militancia política, a la que adhiere en forma racional y voluntaria pero con la que, por más que se esfuerce, no puede construir un vínculo emocional, íntegro, visceral, como sus amigos. De ahí su amarga reflexión al constatar que, por mucho que lo intente, él no puede llorar como su amigo ante las imágenes del golpe a Allende; él, nos anuncia el narrador: “No ha sido contemporáneo. No es contemporáneo. No lo será nunca”. Su pasión por la guerrilla y sus héroes no hunde sus raíces en la convicción de que es preciso luchar con todas las armas y los medios posibles para modificar las condiciones sociales de existencia y acabar con un régimen basado en la injusticia y la explotación humana sino en la fascinación infantil de los míticos superhéroes del comic, ahora devenidos en mártires revolucionarios.

2
A la altura de la página 120 ya estamos resignados a que todo termine como empezó, pero Pauls nos tiene deparada una sorpresa: saca un conejo de la galera que le da un cierre muy elegante al texto y de paso señala la distancia entre un post y una novela y explica con creces por qué Alan no inaugura su blog. A pesar de esta proeza, el sabor es agridulce, hay algo fallido en toda la obra y es la obstinación con la que el autor se empecina en ligar el relato de las experiencias íntimas y cotidianas del personaje a la esfera política, cuando es evidente que sus propios gustos, impulsos y deseos lo empujan hacia otro lado. Encontramos aquí una operación que le ha dado buenos réditos al cine de los últimos años en películas como Los Rubios o M, que intentan mostrar cómo los acontecimientos políticos atraviesan y afectan una subjetividad, la dialéctica entre la Historia y la historia, pero en Pauls lo que encontramos es un cuerpo que no conduce los electrones de la política. Ésta no lo atraviesa, no lo afecta, no lo interpela: llega hasta ahí y ahí se queda.

3
Cometamos una herejía y equiparemos sujeto de la enunciación y sujeto del enunciado: los que hemos visto a Alan Pauls en charlas y conferencias después de la publicación de El Pasado lo oímos quejarse amargamente de las críticas que juzgaban a la novela por su “autismo político”. Sus personajes atravesaban los años de plomo de la dictadura, decían estos policías de la buena conciencia, sin que el texto hiciera una sola mención al asunto. Esto parece haber afectado a Pauls a tal punto que al poco tiempo empezó a decir que escribiría (y después que se encontraba escribiendo) una novela “política”, como si se pusiese a hacer los deberes, como si tuviera que empeñarse en reponer la falta constitutiva de su obra maestra.


4

Lamentablemente ahora descubrimos que Alan no ha podido hacer con La Política lo que hizo con EL Amor, simplemente porque un escritor no puede escribir con maestría y genialidad sobre todos los temas (suerte si puede hacerlo acerca de uno, y gracias). Sin embargo AP parecía obstinado en demostrar que la política podía formar parte de su universo y cerrar la boca de todos esos envidiosos y maliciosos que lo critican por lo bajo pegándole donde más le duele. De esta manera, lo que encontramos en Historia del llanto es ese estímulo artificial que hace al autor gritar una y otra vez “mirá Mamá, ahora sin manos” (“miren, hijos de puta, ahora escribo sobre política”) y que a la vez lo anula porque aborda la política a su modo, en el fracaso de la política ante los embates del sentimiento. Entonces lo que resulta de este imperialismo de las circunstancias acaba siendo menos una novela que la apuesta estratégica de un jugador demasiado pendiente de la cotización de sus acciones en la bolsa del campo literario. Para terminar, diremos que, por lo pronto, en la galaxia Pauls, El Pasado sigue siendo el astro rey alrededor del cual orbitan una serie de pequeños planetas que se alimentan de la energía que éste irradia. Esperemos que el futuro nos depare el feliz hallazgo de un nuevo cuerpo celeste, lleno de vida y capaz de albergar toda una civilización en su seno.

Zedi Cioso

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17 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

¿Tanto para tan poco? Mi queja no es que haya escrito acerca de su relación con la política, sino que se haya tomado tanto tiempo para un libro menor y tan chiquitito. Lo hubieras escupido antes, Alan.
O, citando la reaccionario alusión del Diego, "volvé a tus raíces, hermano".

4/12/07 15:45  
Blogger Cobiñas dijo...

Habrá que leerlo entonces.
Abrazos, A

PD) ¿Piero?

5/12/07 15:08  
Anonymous Anónimo dijo...

MP, a favor de Pauls, aunque menor y por encargo, también estuvo "La vida descalzo". Esperaremos tres o cuatro años más. La paciencia del lector no conoce límites.

Sí Cobiñas,usted escucho bien, Piero.

5/12/07 17:26  
Anonymous Anónimo dijo...

Cioso, discúlpeme el desplante, pero a usted lo calienta Pauls...
Saludos

5/12/07 17:49  
Blogger Playmobil Hipotético dijo...

perdón? esto es una respuesta a anónimo; es lógico que a uno lo caliente pauls. Es más; es de macho con dudas no solucionadas sobre su sexualidad que no te caliente pauls; en definitiva, usted es un puto reprimido, anónimo. Dejenos que nosotros bien nos podemos definir solos.

ZC: faltan 20 páginas y entro en polémica con usted

6/12/07 00:35  
Blogger Mari Pops dijo...

Que se abra un blog a ver si mejora, al menos con las intenciones.

6/12/07 06:34  
Anonymous Anónimo dijo...

Hola Playmobil, gracias por asumirse junto a mí como parte de los hombres que aman demasiado (a Alan Pauls). Anónimo, como diría Osvaldo Lamborghini, AP me gusta tanto, pero tanto, que si fuera puto...
Playmobil, que se venga la polémica, que se venga.

Mary, lo veo difícil, mejor cifrar nuestras esperanzas en su próxima novela.
Saludos

6/12/07 09:34  
Anonymous Anónimo dijo...

yo, por lo pronto, ya se que es lo primero que voy a hacer apenas deposite mi pie en Ezeiza. Su demoledor post no hizo mas que reforzar mis ganas de leer YA esa novela.
Muy buena su respuesta lamborghinesca.

6/12/07 13:30  
Blogger Mari Pops dijo...

La critica aumenta la venta. Ahora yo tambien quiero leerlo.
Mate usted esta a comisiones??

6/12/07 14:33  
Blogger Cobiñas dijo...

La verdad que si está a comisiones algo va a rasguñar: ayer también la compré junto con la de Kohan que está acaparando por completo mi atención. Qué mala suerte la de Alan.
Abrazos, A

6/12/07 18:47  
Anonymous Anónimo dijo...

Bueno Vero, yo diría lo segundo porque asumo que lo primero será emborracharse con nos, sus amigos.
Mary, gracias por la idea, iré a reclamarle a Herralde por nuestra comisión.
Cobiñas, esperamos entonces prestos un comentario suyo en estas páginas virtuales sobre la obra de Kohan (ganadora del Herralde, como otrora El Pasado). No se nos haga desear, se lo pido por favor.

6/12/07 20:14  
Anonymous Anónimo dijo...

estimado Cioso:
Su post es demoledor y verdaderamente no me da nada de ganas de leerla.
(le debo aún la lectura del post "tirate a río", entenderá que necesito un rato y en este momento hay poco de eso)

saludos.

p.d: me hizo acordar de algo: por años mis lecturas se terminaban de
elegir de acuerdo a la tipografía, si no me gustaba no lo leía, fuera lo que fuera.lo recuerdo y no lo puedo creer.

6/12/07 23:27  
Blogger Playmobil Hipotético dijo...

zedi, creo que estoy de acuerdo con todo lo que decís; eso es un problema para hacer una polémica. Hace un rato terminé de leer HDL y la verdad es que me quedé con la misma sensación que tuve cuando terminé La vida descalzo (de hecho hay casi una continuación en el sentido de la significación de la piel frente al dolor del mundo externo, la piel como la débil capa que distingue entre el mundo interno y el externo, bla bla bla) de que acá falta algo. Por ahi le falta menos que a LVD pero lo que falta no puede estar ahí; es casi como una imposibilidad.
La imposibilidad es que cuando ponés a un pibe de 13 años que lee todos los clásicos del socialismo decimonónico, cuando a los 13 lo hacés desesperar por leer un pasquín peronista, y a esos 13 años no lo podés hacer militar fervientemente, irracionalmente, como quien se hace todas las pajas que se hace a los 13 años, hay algo que es postura falsa. Y lo que llamo postura falsa (a los 13 años, no después) es que ese pendejo de 13 años ya entendió que la política "de izquierda" no es mucho más que un conjunto de imagenes románticas, en realidad, parece ser un Pauls de 45 años diciendo algo obvio pero vendiendolo como novedad poniendolo en un pibe de 13 años; quiero decir, es pedantería. Es decir "mirá, este pendejo de 13 años ya se dió cuenta que el progresismo es ficción y vos no te dás cuenta, todavía, Comisario de la Cultura X?"
¿Me molesta que Pauls sea pedante? No. Porque es Pauls. Y probablemente porque el Comisario de la Cultura X, sea el que sea, es un teórico fallido y un militante con carga de conciencia. Y porque las tres páginas dedicadas a su novia chilena son para colgar debajo de un cartel que diga "ESTE ES EL CAMINO".

7/12/07 02:07  
Anonymous Anónimo dijo...

Hola Pau! No se aflija por aplazar la lectura de tirate al río, ya bien sabe que me fui al carajo. En cuanto a Pauls, yo siempre recomiendo "lea primero, juzgue después" (aparte ya me deschabaron que voy a comisión sobre las ventas). Acerca de la tipografía sólo podría acotar que no me extraña tanto, los designios de los lectores son inextricables.
Saludos

7/12/07 15:26  
Anonymous Anónimo dijo...

Querido Playmobil, al final la polémica no es tal porque yo también acuerdo punto con punto con su planteo, que de paso cambiaso y se lo agradezco, complementa mi crítica. Es muy acertado eso que menciona sobre proyectar el aplomo de un tipo de 50 sobre un pendejo de 13 y me parece que hay ahí una trampa más, que consiste en menospreciar los fervores del pasado desde la abulia del presente, o en otras palabras, hacer leña del árbol caído. Más significativo, me parece eran los planteos que abominaban de la postura testimonial y comprometida de los intelectuales in situ, como es el caso de la revista Literal, por citar un ejemplo.
Saludos

7/12/07 15:34  
Blogger Jims dijo...

Estimados todos: estoy absolutamente de acuerdo con el firmante... salvo "el factor borges" alan no es más que un panesi´s boys que sabe hacer la tarea. no se... a mi nunca me cerró y esta novela en cuestión... llegué a 20 páginas y tuve que arrojarla. Pero bueno, es el mainstream del mundillo literario local... y es LA diva literaria de palermo soho. besos chicos!!!

7/1/08 19:49  
Anonymous Anónimo dijo...

fantástico blog, mate. bien se ve que un solo argentino está más vivo que cien españoles.
te incluyo ya en mis favoritos y link a mi web.

Lo de Pauls es más bien une folie d'amour de anagrama,pero también es vuestro personaje clave para desprestigiar la lucha contra la dictadura. Cuidadito con hacerle demasiado caso. en España ya nos vendieron un montón de novelistas para cumplir esa función. Lo siguiente será que aprendais a hablar de vinos caros.

MJ desde BCN.

15/2/08 19:29  

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