El Mate Tuerto

"Se fingirá el saber que no se tiene."

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Nombre: El Mate Tuerto
Ubicación: Argentina

02 mayo, 2009

Apuntes sobre México (la vida antes de la fiebre porcina) Lucha libre en Oaxaca II

Con ustedes, Challenger



La lucha preliminar “en mano a mano de alarido” nos presenta al “príncipe mixe” Kong Hayuuk versus Anger’s, el “hombre del alma negra”. Se trata seguramente de dos alumnos adelantados de la flamante escuela oaxaqueña de lucha que hacen sus primeras armas en el ring. El referee es Baby Lara, un postadolescente simpático que luce “calcetines” rosas y hará todo lo posible por favorecer al Anger’s hasta que el valiente príncipe le de también a él su merecida patada voladora y al que más tarde veremos con jogging trapeando la sangre de los luchadores, al mejor estilo circense en donde todos hacen un poco de todo. La lucha no es gran cosa pero al menos los pupilos le ponen ganas y tratan de compensar sus físicos flacuchos y esmirriados con la voluntad acrobática de sus golpes voladores. La segunda contienda “en relevo sencillo” nos trae a los técnicos Soberbio I y Soberbio III (Sólo Dios sabe qué ha sido del segundo soberbio) contra los rudos de Super Yarda y El Psicópata. En la lucha libre mexicana los buenos se dicen técnicos y los malos rudos. Éstos últimos suelen ser los preferidos del pancracio (público) aunque algunos luchadores alternan entre un bando y otro a lo largo de su carrera. De todas formas el luchador más famoso de la historia en este país era tan técnico que se llamaba El Santo, su popularidad alcanzó tal nivel que llegó a filmar más de 50 películas con títulos como El Santo contra las momias de Guanajuato o El Santo contra las mujeres Vampiro que en su conjunto constituyen un monumento al kitsch tan sólido como los músculos de su protagonista. El enemigo del Santo no podía ser otro que un demonio; Blue Demon lo enfrentó en antológicas batallas y lo secundó en varias de sus películas luchando codo a codo contra momias, monstruos y científicos locos. Aquí, mientras tanto, el público de la arena Ray Alcántara recibe con entusiasmo al Psicópata y a Super Yarda (que viste como futbolista americano con una máscara que simula el casco típico de ese deporte) y abuchea a los Soberbios. Al observar el comportamiento de la afición en las luchas se entiende la falta de violencia en el fútbol mexicano: los espectadores descargan su pasión e ingenio en una contienda en la que el resultado es apenas una contingencia más del espectáculo. “Angers, saluda a mis primas”, grita un plateísta; a Pequeño Turbo, un flaco enjuto enfundado en un traje de vinilo rojo lo rebautizan “chorizo” y Skull Killer, con apretadas calzas amarillas que lo obligan a ceñirse la cintura a cada rato, deviene “gaviota” para la inclemente platea.







Mini Zombi, se dobla pero no se rompe.



A partir de la 3ra lucha la cosa se pone buena con el relevo de tríos entre dos equipos “de puros rudos” Zigfried, Arkanos y Perro Mastín contra Águila Real, Skull Killer y Challenger, éste último destaca entre todos porque semeja una cruza perfecta entre carnicero de barrio y actor de reparto de telenovela mexicana: canoso de bigotes, más gordo que grandote y con su sobrepeso enfundado ridículamente en un traje de vinilo negro parece que sus días de gloria en el pancracio han transcurrido hace mucho tiempo y ahora sólo le queda rememorar esas jornadas en el polvo triste del ring de barrio. Sin embargo resultará extrañamente conmovedor cuando lo veamos trepar hasta la segunda cuerda y definir la contienda con un salto hacia atrás acompañado por un medio giro en el aire para caer con toda su humanidad (y es mucha) sobre el pobre Perro Mastín y llevárselo puesto hasta la lona y la definitiva cuenta de tres. Más que meritorio lo del Challenger, ya de por sí constituye un mérito para un luchador el poder sostenerse en pie después de los 60 años. El oficio no es para cualquiera: las constantes caídas, cortes, golpes, contusiones y torceduras hacen que muchas figuras del ring terminen sus días en sillas de ruedas. Las hernias de disco, los pinzamientos cervicales, las lesiones cerebrales, la hemiplejías, apoplejías y cuadriplejias son el nombre de las llaves con las que el destino les tuerce el brazo a estos gladiadores indomables.
Pero mejor hacer silencio, porque Demon Red, micrófono en mano, está anunciando la cuarta lucha de la noche: una revancha familiar “reforzada”. Los Caballeros de la Muerte junto a Pequeño Turbo versus los Zombies secundados por Kraneo. Parece ser que hay una pica histórica entre estos dos clanes familiares; el público, excitado, huele sangre y clama por un combate a todo o nada. El Caballero padre es un gordo retacón, su hijo, el caballero Jr. luce una máscara de cuero que debería granjearle el apoyo de la porción sadomasoquista del público y el Pequeño Turbo, con su traje rojo y su cuerpo de espárrago se gana el mote de “chorizo” con el que lo atormentará la afición. Del otro lado aguarda la “tercia infernal” con Kráneo y su máscara cadavérica ideal para salir de farra el día de los muertos, el Zombie, un gordito con brazos ridículamente pequeños y su hijo, el Mini Zombie, quien haría mejor haciendo las veces de mascota que involucrándose en la lucha. Imposible calcular la edad del menudo mini, tal vez áun le resten algunos centímetros por crecer. Abismo Negro cuenta que debuto en la lucha a los 10 años por el faltazo de un gladiador. Sus colegas adultos lo recibieron con tanta calidez que lo dejaron dos días en cama, pero se repuso y hoy es una de las figuras de la lucha a nivel nacional. Aunque incluso detenido en sus escasos 150 centímetros el Mini Z puede albergar esperanzas: el luchador mexicano más famoso puertas afuera es el Rey Misterio, figura estelar de la WWE norteamericana con su metro sesenta y cuatro de estatura y sus 75 kilos de peso. Resulta toda una experiencia ver alguna de sus luchas por youtube, en las que a fuerza de cabriolas, saltos, golpes de acróbata y llaves aéreas aplicadas a toda velocidad hace frente a los toscos gigantes yankies anabolizados. Pero por ahora Mini Zombie es poco más que el hijo de papi y como tal deberá pagar el derecho de piso si quiere hacerse un lugar en la arena y continuar la tradición legada por su padre, como otras tantas figuras legendarias que han trasmitido máscara, nombre y fama a su progenie: Dr Wagner Jr. El hijo del Santo o Blue Demon Jr, héroes actuales de la lucha Mexicana.

Caballero de la Muerte (padre)



Antes que en el ring, la lucha comienza en las gradas, que dividen su apoyo a rudos y técnicos y antes aún de que podamos darnos cuenta cómo, el mini zombie está en el piso del cuadrilátero (escena repetida a lo largo de toda la lucha) y los caballeros lo están pateando a discreción. De ahí en más, el pandemónium: el ring queda vacío y la lucha se fragmenta y se multiplica en sus inmediaciones. Caballero padre castiga a Kráneo, Pequeño Turbo martiriza a Mini Zombie, Zombie mayor estrella la cabeza de Caballero hijo contra el borde del ring. Como en un cuadro del Bosco, es imposible capturar en una sola mirada la multitud de escenas que se suscitan: un abigarrado cuadro de golpes, sillazos, piñas y patadas voladoras. La repentina migración de público en algún sector anuncia el inminente aterrizaje de un luchador arrojado como bolsa de papas por su adversario. Las señoras gordas abandonan prestas sus banquetas metálicas para que un Caballero las abolle sobre la machucada testa del Mini Zombie. Cada tanto dos luchadores retornan al ring como para que la contienda recupere visos de legalidad pero pronto se arrojan desde esas alturas sobre el cuerpo de su enemigo y la lucha vuelve al llano. El público, mientras huye de los luchadores, parece experimentar un goce perverso con la golpiza que sufre el valiente (o resistente, al menos) Mini Zombie: tan pronto lo revolean contra las butacas, como le estrellan la cabeza contra la esquina del ring o lo alzan de los pelos y lo arrojan al piso para patearlo entre varios. La contienda resulta tan caótica y desprolija que es imposible saber quién va ganando, pero eso justamente es lo que menos importa, sólo se aprecian unos tipos que castigan y reciben como si trataran de subrayar la cita de Spinoza: “nadie sabe de lo que un cuerpo es capaz”. De pronto bajo la vista y veo sangre a mis pies, un reguero que dobla la esquina del ring y se prolonga más allá. En algún momento un luchador aparece con una guitarra en la mano y se la rompe en la cabeza a otro con percutida sonoridad de utilería. Finalmente y sin que quede muy claro cómo uno de los Caballeros pone de espaldas al Zombie y la cuenta de 3 señala el final del maelstrom guerrero. El saldo de la batalla muestra sillas abolladas por el piso, manchones de sangre y hasta pedazos de mampostería. A pesar de la ingente golpiza, el Mini Zombie luce en una pieza, el del Caballero Jr., en cambio, yace arrodillado en el ring, con la máscara rota colgándole como un colgajo de piel y el rostro bañado en sangre mientras un tipo de guardapolvo desabrochado con un estetoscopio colgándole del cuello como para darle más verosimilitud a su rol de médico, le marea una venda sobre la cabeza. El Caballero padre se hace del micrófono y se dirige al Zombie “Te vencí, cabrón, aunque me costó la sangre de mi hijo”. El muerto vivo clama por la revancha “Pos cuando quieras, cabrón”, agita el Caballero. Todo termina con la promesa de más golpes y sudor y sangre entre estos clanes archirivales que se juran la muerte y el odio eterno sobre la modesta arena oaxaqueña.




Caballero de la Muerte Jr. y las secuelas del combate



La última lucha de la noche promete el firmamento estelar de sus figuras: gladiadores importados directamente del Toreo de 4 caminos del D.F: Ojo de Tigre y Black Terry contra el Rey Tosco y Canek Jr. “el hijo del príncipe maya”. Pero, como en la aristocracia del porno, donde las estrellas femeninas jamás resultan sodomizadas, estos luchadores de formidable musculatura no sangran, no se despeinan y apenas si transpiran un poco para ganarse el billete con el que los tentaron a venirse hasta Oaxaca. La pelea, de hecho, culmina de una forma ridícula: después del paso de tragedia en el que Ojo de Tigre casi le quita la máscara a Canek Jr. este continúa luchando y en una vuelta carnero la máscara le sale despedida. Vemos al príncipe maya ayuno de todo su abolengo tapándose infantilmente el rostro. Después Canek tomará el micrófono y dirá con el pico lo que no sostuvo con el cuero, clamando una revancha sanguinaria para vengar su honor ultrajado. Ojo de tigre le responde con lengua de serpiente “¡No seas chiquillo! ¡todos vieron que la máscara se te salió por accidente!”. El final encuentra a todos los niños subidos al ring, dándose mamporros, saltando en las cuerdas hacia los brazos de sus padres y empujándose con los aficionados de máscara para sacarse fotos con los técnicos Canek Jr. y Rey Tosco.


Canek Jr. y Rey Tosco. Mucha calza y poca entrega





Salgo de la Arena renovado por tanta violencia de cartón: mil golpes y ningún chichón. Por la vereda de enfrente camina Pequeño Turbo; ya sin su traje de “chorizo”, cubre su cuerpo un vulgar jean y una chomba a rayas, pero, por supuesto, conserva la máscara. Lo veo caminar por Lucero a paso ligero con su bolso al hombro y doblar la esquina en Armenta y López. Camina rápido y tal vez rememora los pasajes de la lucha de hoy y sueña con la gloria de mañana, un lleno total en la Arena México: el delirio del pancracio al grito de Tur-bo, Tur-bo. Sueños que pesan en el bolso como los kilos de músculo que le faltan a su cuerpo esmirriado. Mientras tanto seguirá jugándose la vida en la humilde arena de Oaxaca, recibiendo golpes de gordos de cien kilos, cayendo de espaldas sobre las butacas, volando de cabeza a centímetros del parante de acero para helar la sangre del público. Todo sea para justificar el valor y la hidalguía que le infunde esa máscara que le ciñe el rostro y que se saca rápido a la tercera cuadra para meterla en el bolso y confundirse con el resto de los mortales.

Ariel Idez

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9 Comentarios:

Blogger julieta eme dijo...

wow. impresionante relato. imposible no pensar en El luchador. muy impresionante también la foto del Caballero de la Muerte Jr. todo ensangrentado... excelente crónica...

2/5/09 21:56  
Anonymous Ariel Idez dijo...

Muchas Gracias Julieta! Besos

3/5/09 15:33  
Anonymous Matías Pailos dijo...

gran crónica con chispazos de Osvaldo Príncipe con un taco en la boca y un chile grandilocuente en el ojal.
La pasión de los mexicanos por los luchadores bonsai no tiene límites.

4/5/09 00:07  
Anonymous Ariel Idez dijo...

Gracias, Matías! En efecto, parece que en una página web anuncian la venta de luchadores mexicanos criados adentro de una botella.
Abrazo de catch

4/5/09 10:32  
Anonymous Nacho dijo...

frase de antología:"Las hernias de disco, los pinzamientos cervicales, las lesiones cerebrales, la hemiplejías, apoplejías y cuadriplejias son el nombre de las llaves con las que el destino les tuerce el brazo a estos gladiadores indomables."

Ah, y es Osvaldo Príncipi,cheeee!!

PD: Viva el Blue Peronist!! El verdadero luchador del pueblo!!

4/5/09 12:08  
Anonymous El matooo, el matooo, vamos el matooo dijo...

¡Y ahora estoy arriba de mi casa con un rifle!

4/5/09 12:09  
Anonymous Ai dijo...

¡Aguante la tríada infernal: Blue Peronist, El Mató y el artista anteriormente conocido como Príncipi!

(Muy pronto, para delirio del pancracio, va la foto del Blue Peronist, el nuevo ídolo del pueblo)

4/5/09 13:01  
Anonymous Os dijo...

And the winner is... esta segunda crónica de lucha libre y extrema con observación (casi) participante: felicitaciones, aplausos del público y el brazo en alto para el cronista!

10/5/09 07:56  
Anonymous Ariel Idez dijo...

Gracias Os! Un honor recibir el título de manos de un campeón!
Abrazos

10/5/09 23:42  

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