Continencia
Pasan de a uno, en fila. Zegna, Christian Dior, Hugo Boss. La mayoría usan Armanis negro o azul marino; algún gris Oxford. Él viste un Armani negro. La abrumadora mayoría de sus compañeros –unos veinte- son varones. El porcentaje de ejecutivos mujeres no se había alterado en la última década, a diferencia de lo ocurrido en compañías rivales. Ella –traje sastre Chanel lila de lana, saco corto y asiluetado, falda de lana al sesgo. Alta y esbelta. Rubia. Labios rojos- se sienta a su lado. Buenas tardes, dice el CEO [i.e., “Chief Ejecutive Officer”] de la Empresa. Como saben, estamos reunidos para. Como pueden ver en la pantalla, las cifras de ventas del último trimestre muestra un claro descenso de, lo que supone una baja sustancial con respecto a los. Sus músculos se endurecen ligeramente. Gira ligeramente el cuello para, ligeramente, destrabar la ligera contractura. Mira veladamente a Ella -traje sastre Chanel lila de lana, saco corto y asiluetado, falda de lana al sesgo. Alta y esbelta. Rubia. Labios rojos- y clava sus ojos en la pantalla. Como se anunció con anterioridad, se modificó el procedimiento para calcular las ventas correspondientes al con respecto a operaciones realizadas con grandes distribuidores. A fin de poder comparar correctamente los resultados obtenidos en con los de, es importante tener en cuenta que. Todo su cuerpo se inclinaba para dejar de inclinarse y empezar a abalanzarse sobre Ella -traje sastre Chanel lila de lana, saco corto y asiluetado, falda de lana al sesgo. Alta y esbelta. Rubia. Labios rojos. Toma una medida extrema: enfocarse en la pantalla, que había cambiado de configuración. El esfuerzo que esto le insume es tan desgarrador que no puede escuchar que los resultados publicados para incluyen 5,5 millones de dólares en venta de licencias que fueron asignados y recogidos en ese mismo periodo, pero que, de haberse mantenido el procedimiento anterior, habrían sido imputados a trimestres posteriores. Cuando comprende que no había escuchado nada de todo eso de lo que dependía su futuro profesional, toma otra medida extrema. Todos sus esfuerzos, ahora, se concentran en atender al discurso y a registrar, procesar y desarrollar la información proporcionada por el CEO de la Empresa, de pie ante la mesa en la que, hacia el fondo, se ubican él y Ella -traje sastre Chanel lila de lana, saco corto y asiluetado, falda de lana al sesgo. Alta y esbelta. Rubia. Labios rojos. Así, puede comprender perfectamente que los resultados publicados para, además, incluían 13 millones de dólares en venta de licencias derivadas de transacciones del canal de ventas procedentes de periodos anteriores, cuyo pago no había logrado todavía ser efectivizado en el primer trimestre de. Si la Empresa hubiera aplicado este cambio antes del primer trimestre de, los resultados reales habrían sido 136,8 millones de dólares en ventas totales y 61,3 millones en venta de licencias en el primer trimestre de. Ateniéndonos a esta circunstancia, el decrecimiento de la facturación total en el último año fue de un 26%, y el decrecimiento en la cifra de ventas de licencias desciende al 29%. Asiente. Había comprendido todo lo que el CEO de la Empresa había dicho. Frente a él, la cara de Ella -traje sastre Chanel lila de lana, saco corto y asiluetado, falda de lana al sesgo. Alta y esbelta. Rubia. Labios rojos-, que lo mira entre desconcertada y desafiante. Él, ahora, le da completamente la espalda al CEO de la Empresa, y la mira de frente a Ella -traje sastre Chanel lila de lana, saco corto y asiluetado, falda de lana al sesgo. Alta y esbelta. Rubia. Labios rojos-, a contracorriente de la mirada del resto de los ejecutivos, que ahora se desvian hacia él cual alfileres ante un imán. El CEO de la Empresa interrumpe su discurso justo cuando estaba diciendo que la descapitalización de la Empresa al, descendía a un total de 383,5 millones de dólares, con una baja de 66,7 millones sobre el balance presentado al 31 de diciembre de. Solo cuando el CEO de la Empresa finaliza la interrupción de su discurso con un sonoro ¡¿Qué pasa?!, él reacciona, como la pierna ante un certero golpe médico en la rodilla. El escupitajo –amplio, denso, lluvioso, verde y adrede- sale de su boca con labios con terminación “en trompita”, atraviesa a una velocidad de 60 a 70 km/h los 25 a 35 centímetros que separan la cara de él de la de Ella -traje sastre Chanel lila de lana, saco corto y asiluetado, falda de lana al sesgo. Alta y esbelta. Rubia. Labios rojos- y, sin dar tiempo a que el movimiento de retroceso de ella -traje sastre Chanel lila de lana, saco corto y asiluetado, falda de lana al sesgo. Alta y esbelta. Rubia. Labios rojos- tuviera la eficacia buscada, se adentra en el ojo izquierdo –en pleno proceso de entrecerrado. Los párpados se apretujan. Cuando empiezan a abrirse, el acto ha sido consumado. Las manos en la cara corren el rouge, desparramado en un arco descendente que termina en el maxilar. La boca entreabierta y oblonga, los labios dándose pánico el uno al otro, huyendo en direcciones opuestas –el superior a la derecha, el inferior a la izquierda. Los pómulos miran al cielo, presionando y limitando la apertura ocular. Una línea corta y profunda como un hachazo experto de un micro-enano encaramado a la nariz parte en dos el ceño. El cuello se contorsiona, como si fuera la única parte de su cuerpo que quisiera alejarse del escupidor o del escupitajo. El CEO de la Empresa cambia rápidamente de expresión, y se petrifica en un punto medio entre la sorpresa y la indignación. La cara da dos pasos delante del cuerpo. Tomada por sorpresa y de todo punto desprevenida, la boca queda plenamente abierta. La saliva se acumula bajo la lengua. Después, sobre la lengua. Un hilo fino y continuo cae desde la hendidura central del labio hasta la carpeta con cartas de renuncia sin firmar. Las aletas de la nariz se expanden hasta adquirir el tamaño de una pera a punto de madurar. La frente, el ceño y las arrugas de ojo (i.e., “patas de gallo”) se agudizan y sobresalen. La vista que se fija en el CEO de la Empresa, se fija en su frente, ceño y arrugas de ojo (i.e., “patas de gallo”), como si hubiera en las proximidades carteles con flechas indicativas señalando su frente, ceño y arrugas de ojo (i.e., “patas de gallo”). Lo haría, al menos, si el rostro del CEO de la Empresa no estuviera congestionado y recubierto de una gruesa pátina rojiza que lo convierte en un personaje de cómic. Todo él tiende hacia el escupidor, que ahora se petrifica en su asiento como si fuera una imagen congelada en el microsegundo o microsegundos en que comprende que el escupitajo había impactado en el ojo de la rubia de traje sastre Chanel lila de lana, saco corto y asiluetado, falda de lana al sesgo, alta y esbelta y de labios rojos. Como si nada hubiera pasado desde entonces. Su palidez es extrema, casi más allá de lo creíble. Las grietas que surcan los pómulos se expanden, y ahora son líneas que parten de la frente y terminan debajo de la camisa, que abandonan las dos dimensiones y ganan la tercera. Se abren. Se expanden. Ahora son lonjas de un verde oscurísimo que hacen de su cara un código de barras. Las franjas de piel traslúcida se vuelven crocantes. Se despegan y flotan, ligadas a la cara por finas hebras a punto de romperse. Las pupilas son tiras verticales. Ninguno de los ojos parece atender al otro a la hora de moverse. El derecho se fija en la rubia; el izquierdo da vuelta hasta clavarse en la imagen todavía roja pero ya no iracunda del CEO. La lengua bífida parece estar conectada con el ojo derecho. Al menos sale en la misma dirección, hacia el escupitajo en el ojo de la rubia.
Matías Pailos
Matías Pailos
Etiquetas: Relatos
11 Comentarios:
Me gusta la irreverencia del relato, no sólo en el contenido, también en la forma. Tiene algo que vengo notando en la escritura de Pailos; cierta permeabilidad con respecto al lenguaje audiovisual, sobre todo los clichés televisivos. En el caso puntual de este relato, pareciera que la secuencia de imágenes se ralentiza, como en un spot publicitario o un videoclip. ¿De qué banda era el video de un banquete, en el que un mono hacía desmanes, todo en cámara lenta? Creo que era una banda inglesa.
Muy bueno, che. Me gusta el uso de la repetición y la descripción obsesiva y detallada. No me da la cabeza para un análisis más exhaustivo, pero sí para decir que me sorprendió el relato, como siempre que leo algo de Pailos.
Saludos!
CC: creo que era "Sing", de Travis. (Tenés razón en lo que a velocidad respecta: al final, se vuelve más lento.)
O: gracias, querido.
siempre que leo chanel no puedo evitar imaginarme el de marge
me gusto!
¿simpson?
Al comienzo del cuento pensé que era un fragmento de Bret Easton Ellis (American p.), pero al parecer no. Debo decir simplemente que me ha parecido excelente, perturbador, etc. Un placer leerlo.
Saludos
MP: Creo que Isil se refiere a
esta imagen . Si así fuera compartimos el pensamiento al leer el post.
E.R.: se agradece a referencia a Easton Ellis. El resto de su comentario: también.
A: buenísimo.
Creo advertir fuerte impronta fosterwallasiana, muy bueno el balance entre la inmovilidad de la escena y la violencia disruptiva del escupitajo y gran manejo de nuestra figura retórica predilecta: el anacoluto.
Exactamente. El uso y abuso del anacoluto, el juego -que ya señaló CC- de velocidades, la impronta wallaceana -a la que quise cortar con unas gotas de mi nuevo antídoto: Mario Levrero.
En síntesis: opino muy pero muy parecido. Lo cuál a estas alturas no es algo extraño. El otro día alguien me señaló -para mi rotunda sorpresa- que me señaló que escribimos tan parecido que hasta le cuesta identificarnos sin la firma.
No sé bien qué reacción tendrías que tener, en este punto.
(Claramente esa persona no me señaló que me señaló; se limitó a señalarme en primer orden. Pero hace rato que mis manos no acatan las órdenes de mi mente.)
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