Un día abrís la Rolling Stone y te encontrás con esto:
La estrella de rock abre los ojos y aparece enyesado de pies a cabeza. Por la ventana puede ver a la troupe de fans agolpados a un metro de una reja que termina en pinchos. Se pregunta quién construyó este hospital, donde la gente que pasa por la calle te puede ver todo enyesado.
-¿Cómo nos sentimos hoy?
La enfermera tiene la falda muy corta y el escote muy marcado. Debajo hay unas enormes tetas operadas. Es rubia, es alta, es joven.
Se pregunta cuánto tiempo lleva internado.
-¿Recordamos algo de lo que pasó?
Se pregunta por qué mierda esta boluda habla de “nosotros”, cuando es evidente que no se sienten igual, y que a ella no le pasó un carajo.
-¿Y bien?
Sí. Recuerda un colectivo. Recuerda una pareja que espera un taxi. Recuerda que la chica es morocha. Recuerda que es su novia. Recuerda comprender que el colectivo se les viene encima. Recuerda que él es el tipo que está con su novia.
Mira para afuera. Se nubló. Como ese día, de repente. Empieza a llover. Recuerda las gotas. Un colectivo, desbocado, avanza hacia los fans.
El colectivo atraviesa la reja y desaparece de la vista.
-Esto pasa siempre.
Parece fastidiada. Sale de la habitación.
Afuera, a uno y otro costado de la reja destrozada, se ve a los fans ensartados en los pinchos. El personal del hospital camina hasta ellos. Los sacan. Tratan de detener la hemorragia mientras los meten en el hospital. Espera ver muy pronto la sala repleta de heridos.
Pasan los minutos.
No pasa nada.
Solo queda un herido clavado a la reja. Una chica. Rubia. Muy parecida a su novia. Dos enfermeros la sacan y la recuestan sobre el pasto. Es su novia. Está muerta.
Los enfermeros se van. Ella abre los ojos.
Se pone de pie. Lo mira. Sonríe.
De sus brazos, de sus piernas, de su cara, salen astillas, pedazos de vidrio, pinchos en miniatura. Se desangra. Avanza hacia la ventana. Lo mira. Le vuelve a sonreír. Le manda un beso con la mano y se desploma.
Él vuelve la vista. Se pone a llorar. Las astillas, los pedazos de vidrio y los pinchos en miniatura atraviesan el yeso y caen al piso.
Matías Pailos
Etiquetas: Relatos
2 Comentarios:
Muy buena coda literaria a la excelente nota sobre Massacre y el accidente del guitarrista Fico que apareció en la última RS.
Abrazo
El pibe soñó esto. Muy Levrero, el asunto
Saluti
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