La santidad tiene cara de varón
La cita inicial de una canción de Pulp tiene un sentido claro: despistar. Acá no hay noche, pastillas ni derroche. Acá no hay elegancia trash –ese oxímoron- ni raros peinados nuevos. La principal referencia de “Los santos varones”, de Luciano Lutereau, es cinematográfica. El origen no perdona, y Lutereau se ve obligado a abrevar sus temas, recursos y personajes (franceses) en la nouvelle vague.
Empezando por esto último. El protagonista exhuda feromonas de un Antoine Doinel de clase media –y, para forzar más los tantos, de la Argentina de fin de siglo (XX)-, en sus dos versiones: nenito (ver “Los 400 golpes”) y veinteañero (ver “Besos robados”). Porque, magia de la radio mediante, el protagonista –que también te narra, todo por al mismo precio- oscila entre la vida de un nene de 6 años con un hermano de unos pocos más y unos padres separados, y los vaivenes de un inquilino que vive solo, que labura de enfermero y que descubre que eso de componer canciones va con él.
En el medio, dos mujeres. Por un lado, Lola, la cuasi-casi-noseporquénoledecimosdeunavez novia y vecina –lo que facilita el desarrollo dramático, como el barco de Robinson Crusoe. Imaginen todo lo que se demoraría la acción si ella viviera, por ejemplo, en Moreno-; del otro, mamá. Por supuesto. Lo que lleva a preguntarnos, sensible como uno es a las simetrías, si Lola es mamá, o si son el mismo personaje, si cumplen la misma función o qué. Bueno: sí. “Sí”, ¿qué? Ambas son un misterio. Ambas son un refugio. Ambas lo consuelan, lo cuidan y lo quieren. Ambas tienen comportamientos erráticos, no del todo explicables. (Pero Lola más, porque también es un misterio a ojos del lector. Mamá, en cambio, es mamá.)
El narrador está loco. No, no lo está. Solo quería que siguieran leyendo. Lo que sí pasa es que tiene más de un punto en común con el Mersault de Camus y el Rímini de Pauls, personajes que se dejan vivir, que van boyando por el mundo. Y eso a pesar de la primera persona del libro –recurso que suele potenciar la impresión de subjetividad plena, rica en matices, emotividad y neurosis-. Pero el narrador parece perpetuamente distraído, con la cabeza en otra cosa (que, por supuesto, está en otro lado). Esto, no se bien por qué, hace juego con una tesis puesta en circulación en la novela:
No hay posibilidad de diálogo verdadero. No obstante lo cuál, si la hay de comunicación verbal. Porque cuando Lola está mal, cuando Lola llora en su presencia, el narrador la consuela con palabras. Cuáles, tiene que preguntar. Las que configuran una historia. Real o payada al calor del momento, no claramente para ella, sino más bien para musicalizar su dolor. A veces, el milagro ocurre: ella deja de llorar, le sonríe, ríe o se acomoda la vincha.
Hay un misterio a revelar, pero no queda claro cuál, dónde, de quién. ¿La historia del nene nos ayuda a entender la del inquilino, o al revés? Quizás haya una iluminación mutua. De hecho, los episodios de uno y otro tiempo aparecen intercalados. Así, el lector se ve obligado continuamente a demorar la satisfacción de las módicas intrigas que el autor planta a cada rato, para desarticularlas dos capítulos más adelante. (Los capítulos son más bien viñetas, porque la historia se nos presente en compactas 133 páginas.) Acaso la clave de todo esté en la relación de los
Hermanos. Porque el protagonista, como queda dicho, tiene en Francisco a un hermano mayor, el otro santo varón. El otro. El deportista (y no un asmático como él), el encarador (y no un nene tímido como él), el pajero. El que no para mientes en sexos ni caracteres. Pero también un modelo a imitar y un compañero de aventuras. Como la final, la que cierra el sentido. La que –además de resonar y hacer juego con “Hermanos”, el cuento de Ariel Idez- se adentra en las olas, mientras la madre “siguió sonriéndole al mar cuando yo me había alejado hacia los médanos”.
Matías Pailos
Etiquetas: Reseñas
6 Comentarios:
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Buen dato, Ariel!
gracias. Ahí estaremos.
EN BREVE, LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO. TODAVÍA NO HAY DÍA NI HORA NI LUGAR CONFIRMADO -INSISTO CON ESTO-. PERO LES AVISAREMOS EN BREVE.
quién presenta qué el martes 10 a las 19hs en el Ateneo Grand Splendid, entonces?
por ahora, nadie presenta nada. Pero estemos atentos...
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