El Mate Tuerto

"Se fingirá el saber que no se tiene."

Mi foto
Nombre: El Mate Tuerto
Ubicación: Argentina

01 julio, 2006

Argentina

Discúlpenme si no hago lo que se supone que un argentino debe hacer. Discúlpenme si no hago lo que buena parte de los argentinos inteligentes que conozco asumen que un individuo inteligente debe hacer: refunfuñar, indignarse; criticar. Discúlpenme si lamento no haber llorado, no haber podido, quizás no haber querido llorar. Supongo que la enormemente arraigada estupidez de que lo hombres no lloran sigue viviendo en mi sangre y sudor. Estoy triste, muy triste. Pasé por todas las reacciones características, por las sucesivas etapas del procesamiento de una pérdida. Negué, negué y negué. Oculté, me lo oculté. No quise hablar. Dije: es como cuando te deja una novia. Uno quiere pensar en otra cosa pero es imposible. Instantáneas de Cambiasso llorando, de Mascherano con la remera sobre la cara, de Ayala tratando de adentrarse en la resignación. Trataba de decir algo sobre el asunto del seminario, uno suficientemente abstracto (‘¿es posible hablar de absolutamente todo?’) como para permitir y fomentar el aislamiento sentimental e intelectivo. Trataba de comprender lo que mis compañeros de seminario decían. Trataba de disfrutar de la compañía. Todo en vano. ¿Y si lo hubiera puesto a Messi? ¿Y si el Pato hubiera salido a cortar? ¿Y si hubiera cobrado el penal a Maxi? No había forma de dejar de pronunciar contrafácticos. O de parar de putear al juez esloveno. Nada de nada y nada feliz. Sigo sin encontrar la felicidad. ¿Es para tanto? ¿Es que se juega la patria en un partido? Y… sí. Sí. Sí. La patria, además del terruño, son las personas que la habitan, incluso algunos que habitan fuera del terruño. Del resultado de un partido dependía el estado de ánimo… vamos: la felicidad de casi todos los argentinos: de todo un pueblo. Como la patria también son las personas, en el partido de ayer se jugaba, además, la felicidad de la patria. Una patria (sí, lo lamento) embanderada tras una causa, en la que todos tenían al menos algún grado mínimo de responsabilidad. “¡Pero si es sólo un juego!” ¡De ninguna manera! Es un deporte, no un juego. Y no es sólo un deporte. ¿Es estúpido darle tanta importancia? No. No. No. Es nuestro deseo, auténtico y poderoso, que Argentina gane. ¿En qué sentido relevante nuestro deseo, auténtico y poderoso, puede ser estúpido? Es mucho de lo que más nos importa, y así somos. Así somos, esta es nuestra idiosincrasia. Las idiosincrasias no son estúpidas (aunque puedan ser nefastas. Por caso, la idiosincrasia antropófaga de un pueblo). Así somos: respétennos. Así no gusta ser: respétennos. Ese es nuestro deseo: respétenlo. Y después de tanta palabra, retomo lo único, pero lo único que quería decir. Lo único que me importa, al menos. Queda el orgullo. Me queda el orgullo, al menos. El orgullo por el negro Tévez pisándola, corriendo, sacándose muñecos de encima todo el partido. El orgullo por Mascherano metiendo y metiendo, y después llorando. El orgullo por Sorín, el gran capitán, dentro y fuera de la cancha, incansable. El orgullo por Ayala. ¡Por Dios! ¡Qué Mundial jugó Ayala! El mejor jugador del torneo, hasta que las finales lo desmientan. ¡Y qué Mundial del Pato! Grande, Pato. El orgullo por Saviola, pintándole la cara a marfileños y serbomontenegrinos. El orgullo por la potencia goleadora de Crespo, por el picante, el manejo, la gambeta, la velocidad y las irreductibles ganas de jugar de Leo. Ya saldremos campeones, Leo, ya vendrá otro Mundial. El orgullo, antes que por todos los anteriores, por José. José Néstor Pekerman, un tremendo director técnico. Un formador, claro, un estratega de gran calidad. Un mister que no se casa con esquemas ni con nombres. Mente fría y corazón caliente. Quedate, José. Por favor, quedate. Haceme la gauchada. Gracias, José. Gracias por el orgullo que tengo por el fútbol que se desplegó en buena parte del torneo, por la sapiencia con formaciones y cambios, por los huevos, y más aún por la agudeza y la fidelidad a la razón que permite poner juntos a Aimar, Tevez, Messi y Riquelme. Y antes que por todos los anteriores, antes que Tévez, que Mascherano y Ayala, antes incluso que José, esta Selección. Esta Selección, lo siento, lamento tanto mi estulticia, mi cortedad, mi populismo, despierta mi orgullo. Marcelo Bielsa suele sostener que la derrota fortalece y el éxito pervierte. No sé si el éxito pervierte, me permito dudarlo. Tampoco estoy seguro de que la derrota genere nada particular si uno no sabe aprovecharla. Pero, en este caso, sí: la derrota templa el ánimo. Y me hace creer que hay algo que me une, que nos une con el Pato, con el Negro, con José, algo que los hace a ellos mejores, y que por ser ellos mejores, también lo somos nosotros.

Matías Pailos

PD:
Periodista: ¿Cómo se le gana a Alemania?
Carlos Tévez: Con huevo. [Negando cortito y veloz] Con huevo. [Negando francamente, con una amplísima sonrisa] Con huevo.

21 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Consuélese con Brasil y lo mal que jugó. y con el golazo a méxico

2/7/06 15:14  
Blogger Gonzalo Hernández Suárez dijo...

No le haga caso a Nelson. No se consuele, que es un sentimiento bajuno y lleva a la bebida. Quédese con el orgullo, mejor.

3/7/06 11:05  
Anonymous Anónimo dijo...

Me quedo con el orgullo, amigo. Lo de Brasil no me arregla nada. Gracias por el apoyo.

4/7/06 10:18  
Blogger principio de incertidumbre dijo...

A mí me encantó tu texto. Porque primero no sabía si era una ironía o de verdad (¿qué es lo de verdad?) pero sí, me identificaba en esa masa que es la patria (palabra que odio). que un poco de todo de eso se hereda. No sé si con todo el paquete (huevo, vamos Riquelme, etc), pero sí con cierta altenería argentina.

Saludísimos.


P.D. no sabía que era díctico (aunque intuía). así que gracias, porque lo tuve que buscar.

P.D.2. ¿compañeros de seminario??

4/7/06 16:49  
Anonymous Anónimo dijo...

pailos: el orgullo nacionalista no conduce a ningun lado, mas que a disfrutar derrotas ajenas, sentirnos superiores al vencer, o a crear la idea de una unidad entre personas que en realidad es ficticia. mejor enorgullezcamonos de nuestros logros individuales
saludos
xilofon

5/7/06 01:08  
Anonymous Anónimo dijo...

Ayer fuimos vengados por la Italia patriarcal. He gritado el gol de Del Piero como si lo hiciese el negro Tévez.
Muerte al ario.

5/7/06 10:06  
Anonymous Anónimo dijo...

Xilofón, su frase "mejor enorgullezcamonos de nuestros logros individuales" parece sacada de un slogan de campaña de Macri.
Pero sí, el mencionado "orgullo nacionalista" es inoculado por Clarín y cagado por Quilmes.

Saludos.

5/7/06 17:11  
Anonymous Anónimo dijo...

Una lástima no verlo allá por el Dorrego, querido Pailos.
Un abrazo fuerte, quand même.
L.

5/7/06 18:02  
Anonymous Anónimo dijo...

Los argentinos comparten un cúmulo de propiedades: lugar de nacimiento, historia del lugar de nacimiento, idioma, formación primaria y secundaria, cierta rutina (por ejemplo, la televisiva) y demás. ¿Podemos afirmar que el vínculo que ello genera es nulo? La intuición (eso que los analíticos, X, tenemos) parece indicar que sí existen las naciones (patria es más parecido a nación que a estado). ¿Cuál es su argumento para negarlo? Me refiero a que sobre usted recae la carga de la prueba porque es la suya la posicion heterodoxa. Pero, digo: ¿es necesaria venirme con argumentos cuándo le ofrecí mi corazón? Posiciones como la suya conducen a negar lo que parecen vínculos cotidianos como el amor y la amistad (análogos al sentimiento de ser parte de un colectivo, por caso una nación).
Otra: ¿el nacionalismo favorece el fascismo? Mire: tanto como la ausencia de nacionalismo (en este sentido inocuo de amar lo propio, sin por ello despreciar lo ajeno) genera disolución social. Sospecho que si usted ganara, el mundo sería peor.
PDI: hablaba del seminario de Barrio intitulado 'Todo'. ¿Vos lo cursaste? Soy el de barbita y bigote renegridos como mi pelo.
profeta: no sé de qué me habla, pero pronto espero aveiguar su identidad e ir al Dorrego.

5/7/06 22:08  
Anonymous Anónimo dijo...

La chica que, una vez que perdió Argentina, salió a la calle con una escarapela, comparte su emoción y su orgullo.
Yo no se qué es la patria, tampoco me gusta mucho el fútbol...pero qué le puedo decir...mirar a las personas en la calle, en el tren, en la facultad y que me devuelvan la misma mirada, aunque sea un día, aunque sea una hora...a mi me da un poco la sensación de patria.
Es como usted dice (¿puedo tratarlo de usted?) y cito: "¿Es necesario venirme con argumentos cuando le abrí mi corazón?"
¿Debemos justificar lo que sentimos? ¿Ante quién? El que no entiende un sentimiento es porque no lo siente, y como con explicaciones no lo va a sentir, tampoco lo va a entender.
(Y ya no se si nada más hablo de fútbol, de la patria o de qué)

8/7/06 22:43  
Anonymous Anónimo dijo...

ya se lo dije en su momento, y se lo repito ahora a la vista de todos: lamento no tener su coraje. Ni su ingenio, además: jamás se me ocurrió apelar a la escarapela, que para eso está (y no solo para hacerla cumplir calendarios burocráticos, solo para después quejarnos de que son signos vacíos). Ni su inteligencia tampoco, evidentemente: a X no lo voy a convencer con argumentos (más que nada porque es inconvencible).
No: no me puede tratar de usted. Habrase visto tamaña insolencia.

9/7/06 19:03  
Anonymous Anónimo dijo...

Qué lindos sentimientos que invoca el fútbol (mejor dicho: un evento que ocurre cada cuatro años, sobreinflado y sobrevaluado). Pero como bien dice Roberta, son sólo circunstanciales, anecdóticos: no hay vínculos identitarios ni sensación de comunidad arraigados, condiciones mínimas, me parece, para comenzar a esbozar una "sensación de patria". Y por favor no mezclemos la adrenalina de un gol -o de una idea de lo que puede venir tras ese gol- con todo lo demás.

Un abrazo.

10/7/06 16:59  
Anonymous Anónimo dijo...

Qué lindos sentimientos que invoca el fútbol (mejor dicho: un evento que ocurre cada cuatro años, sobreinflado y sobrevaluado). Pero como bien dice Roberta, son sólo circunstanciales, anecdóticos: no hay vínculos identitarios ni sensación de comunidad arraigados, condiciones mínimas, me parece, para comenzar a esbozar una "sensación de patria". Y por favor no mezclemos la adrenalina de un gol -o de una idea de lo que puede venir tras ese gol- con todo lo demás.

Un abrazo.

10/7/06 16:59  
Anonymous Anónimo dijo...

¿Cómo hago para no mezclarlos? Prefiero la inevitable impureza de los afectos.

10/7/06 23:39  
Anonymous Anónimo dijo...

pailos: tenemos el corazon en el mismo lugar. yo no hinchaba por bulgaria o corea, sino por argentina. cuando decia que la nacion es una union fictica entre personas me referia a lo que anderson explico en el libro "comunidades imaginadas", o hobsbawm en varios de sus textos. Esas propiedades que vos decis que los argentinos comparten (idioma, historia comun, etc) evidentemente existen, pero no se dieron naturalmente sino que fueron creadas deliberadamente. En Espania, por ejemplo, se hablan varios dialectos pero solo uno de ellos, el espaniol, es predomina. esto es porque se impuso a la fuerza. de la misma manera, a los hijos de inmigrantes italianos que llegaban a la argentina les pegaban en la escuela si hablaban en italiano en vez de castellano, porque habia una decision politica de hegemonizar a la poblacion a traves de la lengua. Lo mismo paso con la historia: fue una decision de las elites portenia que san martin y belgrano fueran proceres. Existia la necesidad de crear una historia en comun y, para ello, que mejor que construir una figura mitologica y heroica. Como decia Teran en las clases a las que usted mismo concurrio conmigo, Argentina ahora hasta tiene sus propios dinosaurios. Si de casualidad los cientificos descubren en la patagonia unos fosiles antiguos que revelan la existencia de una gigantesca criatura, nos enorgullecemos de ello como si fuera un logro nacional. A tal extremo llega a esta actitud, que llamamos al bicho en cuestion "argentosaurio". Vos me diras que una nacion no se diferencia, por caso, de la mapuche. pero en las comunidades mapuches la lengua no se impuso, sino que se transmitio oralmente, y los heroes no los creo deliberadamente una elite para hegemonizar la poblacion (porque no habia, en primer lugar, comunidad para hegemonizar) sino que tambien se transimitieron oralmente.
En fin, a esto me referia con "unidad ficticia". Como dice Sebrelli en su autobiografia "creo en las identidades locales, no en las nacionales, la pertenencia a un supuesto ser nacional es una cuestioin artificial de fronteras, que no existieron siempre y que, por tanto, desapereceran un dia. No entiendo por que debo sentirme mas unido a un habitante de la quebrada de Humahuaca que a un boliviano, ambos me interesan igual en cuanto personas". Esto es todo.

12/7/06 12:24  
Anonymous Anónimo dijo...

ninguna identidad comunitaria existió desde siempre. En eso la identidad argentina no se diferencia de, por caso, la mapuche o la de los ajedrecistas.
Es verdad que el intento homogenizador del pasado es la causa de esta identidad del presente. ¿En que sentido se sigue que esta identidad es ficticia? Esta computadora que tengo enfrente es el resultado del esfuerzo deliberado de los directivos y obreros de Philips. No parece ser algo que vos llamarías (comprando una dicotomía que no entiendo del todo) 'natural'. ¿Se sigue de ahí que esta computadora es una entidad fictica, que no existe en realidad?

12/7/06 13:35  
Anonymous Anónimo dijo...

la razón propia me indica que el fútbol profesional que uno mira es un engaño, negocio para algunos, opio de los pueblos y esas cosas. No dejo de pensarlo, y como aglutinador social, tal vez haya otros mejores, pero entre razón y corazón, puede o no haber un largo trecho.
Confieso (de nuevo) que lloré.
Tal vez en forma inesperada, pero sentí correr lágrimas por la cara, y no me siento ni orgulloso ni avergonzado, pero siempre fui un interesado de la ficción, es más, creo que sin ficción, con pura realidad, seríamos completamente idiotas, si asociamos ficción a imaginario; qué sujeto o qué vida puede sostenerse por la mera o pura realidad? nada, nada ni nadie. Además, convengamos, hay grados: si te va la vida en eso del fútbol siempre, es tu opio, estamos de acuerdo, pero si en el momento sentís que ese pibe que sale a la cancha de algún modo te representa, (representación distinta a la de un militante de los '70 chupado y muerto por videla, claro, cosa que de manera abstracta también me ocurre), no creo que esté mal.
Acuerdo con pailos cuando habla de lo natural y lo artificial; qué construcción social es tan pura como para decir que es natural? y si así fuera, adónde llevaría?
no digo ni realismo ni idealismo, como diría pepe biondi: "dónde me pongo", no sé, sólo sé que un argentino no es mejor ni peor que un otro, pero que esa comunión momentánea es estúpida y emocionante, mejor dejarse llevar por un rato, es una cuestión lúdica, además, es fobal, loco, al que le gusta el fobal, el juego dentro del deporte (por eso nunca terminará de irme bien en el fútbol, jamás hago un foul adrede, me parece una mariconada, si te pasaron bancátela, fútbol contra fútbol, nunca patada contra fútbol, si el otro es mejor que vos y te baila, a guardar, aprendé o esperá tu momento de fútbol), ese tipo sorin, masche, saviolita, está condensando algo que no sé si es patria o qué, pero que el internacionalismo no puede comprender.
No hay que tener vergüenza de ser medio rebaño, porque también es experiencia, y sí, yo le gané a costa de marfil, yo lo bailé a serbia y montenegro, le demostré en la cara lo que es el fútbol criollo a través de esos pibitos, le gané a méxico, y se la moví a alemania.
No hay mejor ejemplo que el socialista américo ghioldi, que condensó la mirada de una parte de la sociedad, las más horrenda, cuando ante las patas en las fuentes dijo que a buenos aires había llegado el aluvión zoológico. El fútbol es alienante, tanto como los mosquitos del tigre, la seven up, chandler, el olor de un auto nuevo, los manuales de polimodal, los escarbadientes, la mousse de chocolate, el cuesta del madero, foucault, beatles, qué sé yo: bueno, a mí que el box me chupa un huevo, dejame irme y mirar la pelea de la hiena, a ver si le rompemo' la cara al OTRO.
¿Sonó muy fascista?
besos

ER

13/7/06 23:31  
Anonymous Anónimo dijo...

Tu comentario me parece mucho mejor que mi post, ER. Me descubro de acuerdo con cosas que nunca antes había pensado. Y de solo pensar en la pelea de la Hiena ya me estoy poniendo a llorar.

PD: excepción hecha de la gallinada de citar como jugadores representativos a Masche, Sorín y Saviola, y morfarse un negro Tévez o un Pato. (¡Ni siquiera tiraste un Maxi, loco!)

14/7/06 15:24  
Anonymous Anónimo dijo...

mirá qué gallina que seré: ni me di cuenta: por supuesto, el maxi, el negro tevez un fenómeno, burdisso, cómo no, pero qué vamos a hacer: gallina hasta el fondo del alma, y menos mal que mi hijo es gallina también, sino me moría.

ER

14/7/06 23:31  
Anonymous Anónimo dijo...

Pailos: el orgullo nacional nos hace mas particulares como nacion, pero no mejores. Si leiste a Rorty habras notado que sostiene que para disminuir el sufrimiento y la crueldad en el mundo tenemos que expandir lo que el llama el "we-intentions", es decir el circulo de aquellos por quien sentimos
afecto. Soy argentino y siento afecto por los argentinos, pero tambien siento afecto por las personas en cuanto personas, independientemente del lugar al que pertenezcan. Me da la sensacion de que los sentimientos que despierta el futbol estan en contra de este espiritu, y muy ligados a la xenofobia ("los bolitas, los paraguas"), las guerras, las politicas economicas pro-argentinas (pero por ello antiparaguayas) y las dictaduras.
Con respecto a lo de artificial/natural, no quiero llegar al extremo de decir que todo es natural. Hay una diferencia entre un signo y una planta. El primero tiene un grado de arbitrariedad y convencion que la planta no tiene. Salvo que seas postestructuralista y digas que todo es una construccion social, incluso la luna. Lo mismo creo en el caso de las naciones. Existen, pero no son naturales. Las comunidades mapuches tienen un grado de convencion mucho menor.
ER: Tampoco creo que tenga nada de malo dejarse llevar un rato y emocionarse con Tevez, Ayala, etc. A mi me sucedio. Pero creo que estas emociones, llevadas a otras areas, esta en la raiz de varios conflictos. El conflicto israel-palestina es un ejemplo de ello. Opiniones como la de Guillermo Burghos sobre el tema cuadran perfectamente con la logica del nacionalismo particularista y solo sirven para justificar lo injustificable. Ojala pudiesemos ser cosmopolitas desde lo racional y nacionalistas (o incluso mas que ello) con el corazon.

23/7/06 13:58  
Anonymous Anónimo dijo...

dejar de lado la distinción natural/socialmente construído no es decir que todo es natural. Tampoco que todo es construído. Es dejar de afirmar y negar ese tipo de cosas.
El racismo y la xenofobia son rémoras de las que la sociedad en general, y el fútbol en particular, harían bien en dejar de lado. Pero no son peculiaridades del fútbol. Las hinchadas finlandesas y suizas y canadienses no son ni xenófobas ni racistas. No cargemos en el niño las culpas del padre.
Sentirse ligado a una nación, insisto, no implica odio ni rechazo de las demás naciones. Por empezar, no sólo me siento argentino, sino latinoamericano. Siento que cuando el uruguayo Forlan mete un gol, cuando Fenia Gonzales gana un partido, cuando Montoya ganaba una carrera o JC Chavez una pelea, en parte también son logros de ese colectivo más grande que integro. Y como parte de un país relegado siento empatía con otros países relegados no americanos. Y como lector de Rorty y espectador de Woody Allen, me siento ligado a Estados Unidos. Y como lector y espectador de Gogol, Musil, Unamuno, Chesterton, Flaubert, Truffaut, Tarkoski, Buñuel, también me encariño con Europa. Dirás que soy un querendón. ¡Claro! ¿Ves como el amor no implica odio?

25/7/06 22:17  

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal