El Mate Tuerto

"Se fingirá el saber que no se tiene."

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Nombre: El Mate Tuerto
Ubicación: Argentina

26 noviembre, 2006

Mamá

No saben lo linda que me quedó la casa. Hermosa. Preciosa. La verdad, que valió la pena tanto esfuerzo y sacrificio. Valió la pena…
No importa que me haya endeudado otra vez. Las cosas son así. Sin esfuerzo, sin riesgo, no conseguís nada. Eso intenté inculcarles a mis hijos: trabajo, esfuerzo, sacrificio. Yo hice todo lo que pude. Mis hijos están ante todo. Por eso cuándo el padre se quedó sin trabajo, y pasaba todo el día haraganeando por el jardín, mirando las plantas… no, me sacaba. Me sacaba. No podía permitir que mis hijos vieran eso, que tuvieran ese ejemplo. Que pensaran que… que se puede vivir así. Así, sin hacer nada. No pude. No lo iba a permitir. Así que me separé. Al mes, ya estaba divorciada.
Yo soy así: borrón y cuenta nueva. ¡Fuiyyy! ¡Pim, pam, pum! Listo. A empezar de nuevo.
Lloré. No saben cuánto lloré. Lloré por mis hijos, por mi casa, por todo el trabajo que quedaba por hacer. Yo lo amé con todo mi corazón a Gualter. Pero no lo iba a permitir. Mis hijos, no. No, Gualter. Así como oís.
Lloré. ¡Cómo lloré! Pero yo soy fuerte. No me voy a quebrar. Se lo prometí a Matías. Una semana después vino a mi cama. No podía más. Me abrazó, me besó. Lloró conmigo. Y me dijo: mamá, vos no te podés caer. Te necesitamos. No te caigas.
Pero yo no me caigo.
¿Hombres? No. Solo quieren eso. Yo no soy boluda.
No saben lo linda que me quedó la casa. Tiene una fuente en el jardín, con un león que tira agua. ¿En el jardín, les dije? En el patio andaluz. Porque tengo un patio andaluz. Sísí. Y una estufa con un fondo de vidrio que permite ver el patio andaluz. Sísí.
Quedó re bonita. A Marcos le encanta. A Matías… bueno. Pffff. Es que es como si no viviera acá. Llega tarde, duerme afuera. Hace lo que quiere. Pero no, sí le encanta. Solo que… parece que le da lo mismo, incluso que prefiere que no hubiera hecho ninguna reforma. Pero Matías es así. Yo ya no discuto más. Ya le dije todo lo que le tenía que decir. Él ya sabe lo que tiene que hacer. Por ejemplo, no entiendo por qué no se compra ropa. No entiendo. Pero ya está. Yo hice todo lo que pude. Les juro: todo lo que pude.
Pero ya está. Ahora no nos peleamos más. Mejor, miren. No sé si hubiera aguantado más. Cada vez era más terrible. Él me acusaba, me decía que le metía una presión intolerable. ¿Que yo le metía presión? Increíble. Que no lo entendía. A los 25, seguía siendo un adolescente. En ciertas cosas, todavía lo es.
¿Y la cocina? Preciosa. Hermosa. Quedó tal cuál como la había pensado. Y el garaje, listo para que pueda volver a trabajar con el vidrio. Porque yo hago vidrio. De hecho, quiero hacer un vitraux en el espacio que queda entre el baño de abajo y el comedor. Ya les contaré.
…Qué no lo voy a entender. Trabajo, esfuerzo, sacrificio. Eso. Los gallegos sabemos que hay que trabajar. Lo que pasa es que a él no le gusta trabajar. Eso pasa. Se parece tanto al padre… De adolescente se pasaba el día leyendo. Me encanta que lea. Pero, ¿Filosofía? Me encanta la filosofía. En serio. Yo leo a Octavio Paz, leo a Julián Marías, a Krishnamurti. Pero no se puede vivir del aire. No sé, no digo Medicina. Aunque sea que hubiera estudiado… no sé, periodismo.
Y después esas cosas terribles que me contó. No saben. Pasó hace algunos años. Lo notaba raro. Estaba raro. No dormía, salía a correr a las 4 de la mañana, no hablaba con nadie. Ya no recuerdo de qué estábamos hablando… de Marcos. Yo solo estaba diciendo lo que tenía que hacer. Tenía que conseguir trabajo. No importa que buscara y no consiguiera: tenía que conseguir. Hay que trabajar. Si no trabaja, lo echo. Es así. Que lo dejara en paz. Que lo dejara en paz a Marcos, me dijo. ¿Puede ser? Empezamos a discutir. Que nunca lo había alentado a nada, que nunca le había dicho que hacía algo bien, que nunca lo había felicitado. Pero las cosas no son así. Siempre se puede dar más. Son hijos del rigor: sin presión no rinden. Sin mi insistencia, no sabrían inglés, no hubieran estudiado, no se hubieran recibido. Que nunca le dije que lo quería. Bueno, ¡qué vieran como me trataba mamá a mí! Yo sí sé, yo sí sé… sin presión, por ahí hubieran sido vagos, o drogadictos, o… vagos.
Y ahí me dice que había pensado en suicidarse. Me quedé dura. No entendí nada. Yo hice todo lo que pude.
El año que viene me jubilo. Voy a juntar plata y me voy a hacer el camino de Santiago. Voy a viajar. Tengo mil cosas para hacer. Voy a tener la jubilación. Si Dios quiere, voy a terminar de pagar las deudas, y voy a poder hacer todo lo que quiero: vidrio, danzas gallegas, voy a visitar la casa de papá en Vigo. Voy a tener mucho tiempo libre. Voy a tener mucho tiempo libre, mucho tiempo libre…

Cristina

5 Comentarios:

Blogger heidi dijo...

ya que todos opinan...
yo podría escribir un textito...
puedo pailos?

27/11/06 00:19  
Anonymous Anónimo dijo...

Entré y leí que habías escrito sobre tu vieja justo después de escribir yo un post sobre mi viejo (en ooootro tono).
Sí, la casa quedó muy bien. Lo mejor son los detalles sofisticados, ¡podés enchufar cosas en el piso! Nunca había visto algo así.
(Pero la parte más linda de tu casa (que creo no sufrió remodelación) es tu balcón).
R.

27/11/06 02:16  
Anonymous Anónimo dijo...

Heidi: claro. Mandame lo que quieras, vos tenés mi dirección de mail.
R: si tu viejo se parece a mi vieja estamos fritos. Ya quedó claro que mi vieja se parece a tu vieja. (Suspendo el juicio con respecto al parecido de nuestros viejos.)

28/11/06 19:26  
Anonymous Anónimo dijo...

Querida Cristina: la felicito de todo corazón por lo linda que le quedó la casa, pero más aún la felicito por haber parido un hijo tan valiente como para ser capaz de resistirse a sus designios.

30/11/06 12:45  
Anonymous Anónimo dijo...

Querida Cristina:
La felicito por lo linda que le quedó la casa, pero más aún la felicito por haber parido un hijo tan valiente como para poder resistirse a sus designios.

30/11/06 12:46  

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