De una chica que algunos creian una puta y otros no
“Se mudo al departamento 21 de la torre 2, así que compartíamos pasillo pero no escalera (...) Sí, nos cruzábamos en el barrio y en la puerta de los monoblocks. Al principio no nos hablábamos porque yo soy darqui y él es rasta. Después empezamos a hablar, porque me gustaba, y como Pablo era tatuador, y me gustaba, me enganché con ese tema… Bah, le saqué tema, no como quien no quiere la cosa sino con cara de te chuparía la pija toda la noche (…) Nos empezamos a ver, no novios, vernos nada más, mi mamá piensa que soy una puta, pero ella sí que es una puta, lo cuerneó a mi viejo hasta que se hartó y la dejó pero antes se lo dio a entender, ahora tiene otra pareja y no para de salir con tipos (…) Salimos unos meses, yo iba a su casa, cogimos unas veces… me encantaba chuparlo. Vivía sólo, aunque a veces se quedaba un amigo que se llamaba Pablo… nada, no me gustaba el chabón, pero él sí. Pasados unos meses dejamos de salir (…) Igual nos encontrábamos en el barrio, y en la puerta de los monoblocks y en el pasillo (…) No, no, en la escalera, ya te dije que no (...) Igual alguna vez cogimos, nada serio, a él le encantaban mis tetas (…) La semana pasada yo estaba en la reja de la entrada de los departamentos, y entonces lo ví llegar con su amigo Pablo, traían unas cervezas. Me saludó cuando pasó, y me dijo que iba a ver una película, una que seguro me iba a gustar, algo medio fantasioso y oscuro, “bien darqui”, me dijo, “Constantine”, dijo, “con Keanu Reeves”. Matrix me voló la peluca así que me re enganché para verla. Antes pasé por mi departamento para ver como estaba mi hija, a ver como estaba mi vieja; dormían las dos, era de noche ya, creo que era la una o las dos de la mañana. Voy para lo de Pablo, llego al 21, me siento en el sillón y ponen la película… ¿la viste?” (…) “No, bueno sigo. Pablo, estaba en la cocina tomando cerveza, y el otro chabón estaba sentado en la computadora, me pareció que bajándose cosas de Internet”.
-¿No quieren ver la película?- preguntó.
“Pablo seguía en la cocina. El otro empezó a ver unos videos porno en la computadora. Ahí me levanté para irme, pero Pablo me dijo que me quedara, que no pasaba nada, que al chabón le gustaban esas cosas, que así era su viaje, nada más. Igual me levanté para irme, pero la puerta estaba cerrada con llave”.
-¿Dónde tenés la llave? Dame la llave- insistió Laura mientras forzaba el picaporte.
“-Dale quedáte Laura- me dijo Pablo –vos sabés a qué viniste-”.
-¿No quieren ver la película?- preguntó.
“Pablo seguía en la cocina. El otro empezó a ver unos videos porno en la computadora. Ahí me levanté para irme, pero Pablo me dijo que me quedara, que no pasaba nada, que al chabón le gustaban esas cosas, que así era su viaje, nada más. Igual me levanté para irme, pero la puerta estaba cerrada con llave”.
-¿Dónde tenés la llave? Dame la llave- insistió Laura mientras forzaba el picaporte.
“-Dale quedáte Laura- me dijo Pablo –vos sabés a qué viniste-”.
Zatoichi
7 Comentarios:
Ligeramente familar. Como un relato que me contó cierto empleado judicial pero terminado en el momento justo.
Abrazos, Cobiñas
¿Sí? Es la primera vez que tengo noticias de un evento similar. Será porque no tengo amigos en el poder judicial.
Gracias, Zato: estaba esperando esto. ¿Hay más?
También yo lo estaba esperando, incluso sin saberlo. Zato, definitivamente haga de este espacio entre lo jurídico y lo literario su copyright. Besos,
V.
Terrorífico. De transcurrir en Londres, y con ese final-principio, la historia podría ser protagonizada por Kim Novak.
Gracias y saludos.
ese título me encanta...
Buenísimo el relato y hasta levemente escalofriante...
Jauj... bastante lindo.
Algo perverso también.
Me gustó, me gustó...
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