El Mate Tuerto

"Se fingirá el saber que no se tiene."

Mi foto
Nombre: El Mate Tuerto
Ubicación: Argentina

24 marzo, 2007

Variaciones sobre la felicidad

Tengo un millón de amigos; para el caso, unos pocos botones de muestra bastarán.
A es facherito y coge a rabiar. Sus chicas son invariablemente hermosas y su rutina sexual, variada. Confirmado: tuvo al menos dos chicas a la vez en su cama. No es improbable que haya estado en orgías. Tiene éxito profesional y no gana mal. A pesar de tener una causa puntual para el verano de su descontento, la raíz de su infelicidad no es esa. B es monógamo, así que no podemos decir que su vida sexual sea lo variopinta de A. En el laburo le va más o menos, y todavía no logró del todo que el periodismo le reporte la plata suficiente. Aunque no siempre muestra sus cartas y suele estar a la defensiva, es feliz. Acaso siempre lo fue. C acaba de separarse después de años de noviazgo. Es el feliz ganador de una beca y no hace mucho que se mudó solo. Está triste: es claro. Está tranquilo y contento, y esto no es tan fácilmente explicable. Su mesura a veces me enerva, pero lo envidio en toda regla; lo mismo puedo decir de D, quien no tiene novia y hace mucho que no la tiene. Tampoco coge tanto, pero vive solo, toca la guitarra mejor que nadie que conozca y canta más que bien. Se droga mucho y es formidablemente apático. Es cínico y egoísta, y es la más perfecta encarnación de la sabiduría. E vive con su novia y se pelean constantemente, casi tanto como se aman. Trabaja de lo que quiere y tiene el aspecto económico resuelto. Hace poco descubrió que no sabe qué hacer de su vida, pero ya lo conozco: en cualquier momento vuelve a subir. Acaso ya lo haya hecho. Me parezco más a él que a los otros cuatro. Creo tener las cosas más claras, aunque su capacidad de disfrute sea mayor.
Soy de los que buscan referentes. ‘Referente’, en este contexto, no tiene necesariamente una connotación positiva. Por caso, creo que, en algún sentido, comparto cierto masoquismo con A; pero lo que en mí es una inclinación, en él es un abismo. Por más que sea mi amigo (en algún sentido lo es; creo que ya, a esta altura, lo es), es la imagen de los errores que no quiero cometer. (Aún le envidio sus mujeres; soy muy envidioso.) En el otro extremo están C y D. Ellos pueden lo que yo, todavía, no. Otorgo mucha importancia al aspecto sentimental. También al sexual, pero menos. Acaso no debería hacer ni lo uno ni lo otro. Seguro no debería, y no porque no la tengan, sino porque comen el disfrute que podría extraer de otros ámbitos en los que he conseguido algunas cosas, de las que no atino a sacar todo el jugo que podría. D me dijo (cada vez que habla paro las antenas) que el porro te cambia, te vuelve más hedonista. Asentí. Procuro que el hedonismo haga carne en mí, y esa es parte de la solución. Entenderlo como una solución es un problema. Pensar a la propia vida como un problema a resolver es un problema. Hay que disfrutar de los logros, pero apoyarse más que en cualquier otra cosa en la labor cotidiana. Este fue el mensaje de C. Esto, continuó, es algo que todos sabemos pero que olvidamos a cada paso, y esto también es una obviedad. Las claves de la felicidad son todas perogrulladas que olvidamos. Los snobs corremos un peligro suplementario: despreciarlas. Solemos pagar por ello. Quizás, se me ocurre, pensar en la felicidad ya sea un problema. Quizás buscarla y ordenar la propia vida en función de ella ya sea un obstáculo para… ¿para qué, sino para la propia felicidad? Entonces hay que decirlo de otra manera, una que no se me ocurre. Ahora quiero ponerme en situaciones nuevas y diferentes entre sí, interactuar con otro tipo de gente. Esto lo dijo C, quien también quiere volver a Constitución porque ahí huele peligro. Me contó el otro día que a un amigo lo afanaron. Parece que el amigo, al narrarle el evento a C, remató la anécdota de la siguiente manera:

-No sabés: ¡me sentí vivo!

Para nosotros, hijos de la clase media con red de contención debajo, Constitución huele a peligro, por más que no sea para tanto. No estoy seguro de querer peligro, pero sí de entender que lo que hay que hacer (y ya meter deberes en este terreno revela una forma impropia de plantear la situación) es lo que nos da curiosidad, ganas, ‘lo que dicta el corazón’ (que feo suena, ¿no?). Por ahora quiero drogas, quiero aprender a tocar la guitarra, quiero seguir escribiendo y tratar de empezar la tesis, quiero seguir cogiendo. ¿Quiero algo más? Quiero algunas aventuras. ¿Algo más? Quizás.

Matías Pailos

11 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Lo noto mal. No sólo por lo que escribió y porque está escribiendo menos, sino también por la poca frecuencia con la que responde los comentarios y su brevedad, casi, casi como si respondiera nomás por cortesía.
Claro, también puede ser que esté muy ocupado, simplemente.

24/3/07 18:25  
Blogger Lorena Garcia dijo...

Es raro el sentimiento de C, como raro es el síndrome de Estocolmo tan brutal que me agarró cuando me afanaron en Villaurquiza.
El peligro está de moda. Nos da un toque de glamour.

24/3/07 18:56  
Anonymous Anónimo dijo...

De hecho esto lo escribí hace casi un mes. Si bien no estaba decididamente mal, tampoco podría afirmar que estaba bien. Creo que hoy suscribo todo menos el tono, en el que se leía algo así como una melancolía beligerante.

LO: en efecto.

24/3/07 19:57  
Anonymous Anónimo dijo...

Cuando hace muchos (muchos) años tuve mi crisis de adolescente de hija de la clase media psiconalizada judía, impulsivamente salí en busca de aventuras, precisamente por Constitución, entre otros lugares, visitando un neuropsiquiatrico como colaboradora externa, además de otros cruces de fronteras, como el under más pesado, marginales, etc... Seguramente me atreví por la omnipotencia de la edad, quien sabe, pero recuerdo que volvi a mi "circulo" de lo más aliviada, porque todo lo que había visto me había dejado exhausta y/o asustada...
Lo que digo, en este caso, es que el exceso de aventuras, tambien puede ser un problema...

24/3/07 21:24  
Blogger Confundido dijo...

Una variación mas sobre la felicidad…

No se como los habrá tratado el mundo, pero a mi me ha dado lo suficiente para afirmar la felicidad como un sentimiento nostálgico. Nunca he sido feliz en un aquí y ahora. Recuerdo siempre que hubiera podido haber sido feliz en aquel momento; justifico un mes después que existieron motivos, lo juzgo claro y evidente. Nunca lo soy; siempre pude haberlo sido.

Algunos gratos momentos me los ha dado alguna tertulia en la que he intentado reelaborar ese pasado, en el cual toda pesadilla vivida (dicen que soy un artista en el truco de hacer tormenta en un vaso de agua, pero quien puede después de conocer a Sísifo vivir de otro modo), a manera de cuento, sabe alegrar el rato.

Sin optimismo, creo que a la mesa con tres ancianos (siendo yo, eso espero, el cuarto) repasando algunas ingenuidades y “güevonadas” (tradúzcase al argentino como boludeces) de la vida, se puede encontrar sino la felicidad, algo que le podría hacer juego.

MP, permitime estar en lista con lo de la red de contención, que ello sin duda constituye un problema.

Antonio

PDT: si alguien ha podido ser feliz a los 20 por favor no dude en contactarme.

25/3/07 14:00  
Anonymous Anónimo dijo...

No sé a los veinte, Antonio, pero yo fui desmesuradamente feliz a los 22, a los 27 y a los 30. Después y antes, hubo vaivenes.

SYP: no sé si quiero vivir sin aventuras. No, claro, las que está buscando mi amigo (C o D, ya no recuerdo), pero sí algunas otras de otro tipo. (Y tampoco descarto tan rápido las de mi amigo C o D, he de confesarle...)

25/3/07 21:38  
Anonymous Anónimo dijo...

La curiosidad es lo que ha movido a este ser durante toda su vida.
(no me pregunte si todas la experiencias fueron positivas porque mentiría, pero el arrepentimiento no está en mi vocabulario)

saludos.

p.d: bello escrito, como siempre.

26/3/07 13:49  
Blogger Simpática y puntual dijo...

Uno se cuestiona las experiencias (arrepentirse no, pero tampoco es mala palabra, a veces viene bien arrepentirse) en función de la envergadura y huella que dejan en uno. A mayor conmoción, más introspección al respecto...

26/3/07 15:09  
Anonymous Anónimo dijo...

Pau: gracias, usted siempre tan generosa.

SYP: ¿qué decirle? Tiene razón en todo.

27/3/07 12:23  
Blogger salgadoboza dijo...

Poco y nada le conozco, pero le aprecio y respeto (hoy un padre le dijo a su hija, mientras viajaba en bus: "sólo debemos buscar el respeto de dios". Uf). No sé qué decir de usted ni menos de sus amigos. Dróguese, apuñálese y mastúrbese dentro o fuera de alguien, pero haga algo.
Yo a veces siento la necesidad de ponerme frente a un auto a toda velocidad. Que algo terrible trunque mi vida completamente: que se acabe o que tome un rumbo desconocido donde la pena hacia mí sea la tónica.
Saludos

29/3/07 20:09  
Blogger Singer dijo...

Las aventuras son lo mejor! Y también pueden ser un arma de doble filo.

Pero realmente me quedé pensando en el chico este que se sintió vivo al ser asaltado: o es la persona más positiva del mundo o es una persona a la que le falta un poco de "rock" en su vida. O por ahi no es tan binario el sistema y existe alguna otra explicación que a mi no se me ocurre.

5/4/07 02:06  

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal