El Mate Tuerto

"Se fingirá el saber que no se tiene."

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Nombre: El Mate Tuerto
Ubicación: Argentina

24 julio, 2007

La Línea Maginot

La historia suele aportarnos lecciones de interés. A fines de lo años 30’ Hitler había consolidado su poder en Alemania y su carrera armamentística y su discurso belicoso auguraban el inminente desencadenamiento de una guerra a escala mundial. Planteada la amenaza y más allá de los inútiles esfuerzos diplomáticos, cada país procuraba hacerse fuerte para afrontar la contienda. Inglaterra mandaba a construir submarinos y reforzaba su flota naval. Los Estados Unidos confiaban en el poder de su industria y su numerosa población como ejército de reserva mientras la Unión Soviética tramaba en secreto un vergonzoso pacto que sólo duraría lo que el Reich considerara el tiempo suficiente antes de abrir un segundo frente de batalla. A todo esto, Francia, uno de los países que, por ubicación geográfica, tradición e historia reciente, se encontraba más dramáticamente involucrado en los planes imperialistas germanos, optó por una estrategia diferente al resto: construyó una línea defensiva y fortificada que abarcaba toda la frontera alemana desde Suiza a Luxemburgo. La Linea Maginot insumió el grueso de la inversión militar francesa en los años previos a la gran guerra. Se trataba de la mejor barrera jamás construida, con muros de hormigón de hasta tres metros de espesor y blindajes de 25 centímetros de acero, precedidos por líneas de obstáculos contracarro, instalaciones a 90 metros bajo la superficie e incluso su propia vía ferroviaria bajo tierra para trasladar rápidamente tropa y armamento de un punto a otro. Los franceses creían ciegamente en su inexpugnable línea y observaban con cierto aire despreocupado los preparativos con vistas al conflicto bélico, confiados en la protección que su barrera defensiva ofrecía frente a la más que probable agresión germana.
Todos sabemos lo que pasó: Alemania invadió Bélgica y por ahí entró a Francia como pancho por su casa. Poco tiempo después las tropas del Reich desfilaban haciendo el paso del ganso por los bulevares parisinos.
Esta breve historia que hoy he recordado por casualidad me ha dado que pensar. No se trata sólo del hecho, que la estrategia militar, desde la Muralla China hasta acá ya ha comprobado, de la debilidad inherente de las líneas defensivas, que obligan a dispersar un ejército a lo largo de cientos de kilómetros en lugar de concentrarlo en un solo punto y hacerlo fuerte. Involucra algo más profundo. Se trata de la relativa tranquilidad de los franceses al sentirse resguardados por su muro de contención. Es como si los franceses hubiesen querido creer más de lo que en realidad creían en la Línea Maginot (nótese la extraña similitud entre Ligne Maginot y Ligne Imaginarie) y eso me lleva directamente a reflexionar: cuántas veces, en nuestra propia existencia, ante los males y amenazas que nos plantea la vida, levantamos un muro y nos confiamos a él. En cuántas oportunidades, en lugar de prepararnos para afrontar un peligro, un desafío, un combate que tarde o temprano tendremos que librar, le damos la espalda y optamos por ignorarlo depositando nuestra fe en la Línea Maginot que con tanto esfuerzo logramos construir. Cuántas veces, entonces, deberemos asistir al triste espectáculo de las flores de nuestros campos elíseos aplastadas por las botas negras de la Wehrmacht. Tantas, supongo, como las que sea necesario afrontar hasta que logremos comprender que no hay Línea Maginot que nos proteja, que por duro que sea el adversario no hay otra alternativa más que sacar pecho y disponerse a luchar.

Zedi Cioso

5 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

No obstante en algún sentido la Línea fue eficaz: los nazis no la atravesaron; les fue suficiente con pasar por el costado.
En ocasiones el error no está en la debilidad de nuestras defensas. Está en la creencia que son útiles.

24/7/07 22:33  
Blogger Hipotermia dijo...

Pero como bien describe tu relato, hay/hubieron diversas estrategias defensivas. La muralla es una, la vergonzosas alianzas o la agresión son otras. Y todas suponen un esfuerzo y una forma de aceptar de alguna manera que existe algo como el enemigo. También están las victorias pírricas, sino mirá la primera guerra.
Lo triste es tener que defenderse. Ser atacado. Que haya un enemigo.
Voto por desnaturalizar las metáforas bélicas, imagine y habitaciones blancas sin yoko.
Y un saludo a ZC

24/7/07 23:46  
Anonymous Anónimo dijo...

Acertadísima su reflexión, MP. Un poco a eso quería apuntar con el post.

Puede que tenga razon hipo (puedo garantizarle que MP opta por decirle hip porque con el hipo se lleva muy mal) sin embargo, ¿no tiene ud. alguna estrategia? ¿No apunta a algún objetivo? ¿cree aún en el arte de vanguaria? ¿su carrera ha trazado una trayectoria? Sí, son todas metáforas bélicas que nos tienen rodeados (otra metáfora más).
En fin, pero yo también me quedaría con Yoko abriendo los postigos de otro mundo blanco y posible.

25/7/07 09:20  
Blogger Hipotermia dijo...

ZC, toda la razón. Es que yo venía reflexionando "para mis adentros" acerca de la guerra y su enseñado rol como motor del "progreso" en la historia. Y me encontré con tu post. La verdad es que si bien los relatos épicos (y/o bélicos) pueden ser muy bellos, no sé, la guerra siempre implica crueldad y sufrimiento. Es que sólo le pido a dios.
Bueno, yo soñaré habitaciones blancas con John y vos con Yoko.
Saludos,
hippie hip.

27/7/07 00:50  
Anonymous Anónimo dijo...

Acuerdo con ud. hipo, aunque creo que, lamentablemente, la guerra enseña mucho sobre la naturaleza humana. En fin, paz y amor, mientras duren.

29/7/07 22:35  

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