La música que escuchan todos
Volvió una noche que yo esperaba. Diez años atrás habían vuelto y se habían ido en un soplido, e instantáneamente lamenté no haber ido. Yo soy redondito, redondito de ricota, pero seguí el concierto por radio y, oh sorpresa: me sabía todos los temas. Todos, incluidas gemas ocultas de discos que salieron antes que me empezara a escuchar música, como “El Rito”. Lamenté no haber ido, y volví a lamentarlo cuando una novia que tuve al poco tiempo me decía que había sido el mejor concierto de su vida. Lo lamenté siempre. Un poco menos que lamenté haberme perdido a Lou Reed, pero lo lamenté mucho. Lo de Lou fue el toque de gracia, y me juramenté no faltar nunca más a un recital al que pudiera concurrir. Por supuesto que incumplí mi palabra. Me perdí el primero de Waters, el de Vélez, el del rayo al compás de “Brilla oh tu diamante loco” (tal como figuraba en el casette de la edición local de “Wish you where here”). Volví a quebrantar mi compromiso, esta vez al perderme el debut de Soda en su gira “Vuelvo a volver otra vez de nuevo”, y encima ni lo transmiten por la radio. (Pasan el de hoy, el segundo, y ni siquiera voy a poder escucharlo.) Ya que no se van a privar de “Te para tres”, que al menos no toquen “Sueles dejarme solo” (digo, hablando de Floyd…). Como todo tonto, deseo el mal de muchos.
Soda, River y un final de las hordas coreando “nada más queda, nada más queda”. Yo podría haber sido parte de esa horda, yo que solo deseo ser parte de la multitud que tiembla frágil o desaforada. Lo único que deseo en estos casos es ser parte de la masa del fenómeno de masas de ocasión, y me anoto en todas. La última: Los Pumas. Es verdad que a esa me hubiera sumado aunque el gran público le hubiera dado la espalda al deporte de conchetos como yo, pero las masas no le hacemos asco a nada y no hacemos distinciones. Para nosotros los masificados todo viene bien con tal que le venga bien a muchos. Hay límites, claro, pero solo porque son pocos los que realmente gustan de todo. Yo, como la mayoría, no soy la excepción. Pero si no sigo Lost, Gran Hermano o Patinando por un sueño no es por falta de interés o rechazo, sino más bien (al menos en el caso “Lost”) por colgado, por buscarme ocupaciones que no me buscan a mí, por incapacidad para relajarme demasiado tiempo frente a una pantalla (a menos que se trate de captar una fellatio en los canales de las mil rayitas a las dos de la mañana -y tampoco afirmaría que en esos casos estoy relajado). Hay un placer en ser parte de una multitud, un placer que les recomiendo. Es un placer que estupidiza, como todos los placeres, así que relájense. No hay fascismo en las multitudes ni en las masas ni en las hordas a menos que haya un líder que pida sangre, a menos que las multitudes y las masas y las hordas estén dispuestas a conseguirla. Eso pasa muy rara vez. No justifica privarse de ese estímulo, del terror contenido a ser aplastado, de la euforia de ser parte de un cuerpo colectivo que podría hacer mucho daño. Se siente el poder, se siente la confraternidad, y es genial.
Matías Pailos
Soda, River y un final de las hordas coreando “nada más queda, nada más queda”. Yo podría haber sido parte de esa horda, yo que solo deseo ser parte de la multitud que tiembla frágil o desaforada. Lo único que deseo en estos casos es ser parte de la masa del fenómeno de masas de ocasión, y me anoto en todas. La última: Los Pumas. Es verdad que a esa me hubiera sumado aunque el gran público le hubiera dado la espalda al deporte de conchetos como yo, pero las masas no le hacemos asco a nada y no hacemos distinciones. Para nosotros los masificados todo viene bien con tal que le venga bien a muchos. Hay límites, claro, pero solo porque son pocos los que realmente gustan de todo. Yo, como la mayoría, no soy la excepción. Pero si no sigo Lost, Gran Hermano o Patinando por un sueño no es por falta de interés o rechazo, sino más bien (al menos en el caso “Lost”) por colgado, por buscarme ocupaciones que no me buscan a mí, por incapacidad para relajarme demasiado tiempo frente a una pantalla (a menos que se trate de captar una fellatio en los canales de las mil rayitas a las dos de la mañana -y tampoco afirmaría que en esos casos estoy relajado). Hay un placer en ser parte de una multitud, un placer que les recomiendo. Es un placer que estupidiza, como todos los placeres, así que relájense. No hay fascismo en las multitudes ni en las masas ni en las hordas a menos que haya un líder que pida sangre, a menos que las multitudes y las masas y las hordas estén dispuestas a conseguirla. Eso pasa muy rara vez. No justifica privarse de ese estímulo, del terror contenido a ser aplastado, de la euforia de ser parte de un cuerpo colectivo que podría hacer mucho daño. Se siente el poder, se siente la confraternidad, y es genial.
Matías Pailos
Etiquetas: Recitales
15 Comentarios:
Hoy vi un ratito del recital en un noticiero, y me dió piel de gallina.
Nunca los seguí, nunca tuve un disco de ellos, pero inevitablemente son la banda de sonido de toda mi adolescencia y es cierto, uno sabe las conoce todas.
Las multitudes de recitales cada vez me cuestan mas y lo lamento.
Linda sorpresa, un post nuevo.
Aqui p. de pau, saludando con faringitis.
p.d: cada vez estoy mas convencida que no hay cosas irrepetibles o irreversibles, siempre hay revancha, siempre.
"¡¿Cómo que no fuiste al último recital de Soda Stereo?! ¿Pero estabas en Bs AS?" Creo que es una de las frases que más recurrentemente escuché desde que me fui pa´l hemisferio norte. Yo creía que Soda Stereo se escuchaba más que nada en Argentina y en Chile, pero se ve que para todos los latinoamericanos son un gran punto de referencia. Y no sé por qué no fui. Como dicen p. de pau y pailos, nunca los seguí, no tenía ni un solo disco, pero me sabía todas las canciones. (Además recuerdo que se rumoreaba que era toda una estrategia comercial pero que iban a volver-volver). Ahora, la verdad, sin duda habría ido.
Pau: es verdad, hay muchas cosas que creemos irreversibles que no lo son, aunque no siempre hay revancha. Digo: uno se muere, y parece que de una vez y para siempre.
Soda es grande. Esperemos que después de esta avalancha de recitales no sea cierto que nada más queda.
Soy masa, no patinando, no lost, no muchas cosas, pero hoy, hoy soy revancha en river.
por que la verdad, hay veces que nada mas queda, y bueno, hoy sudo rodeada de extraños, hoy grito, hoy
mañana veo
un saludo
Cuanta envidia, VS.
(La envidia es mía, mía y solamente mía, se entiende.)
prenda la radio y mire por la ventana, yo estare gritando por usted, si quiere.
se que no es lo mismo, pero no puedo ofrecerle mas.
la envidia, asi, hay veces que es sana (solo aveces)
sonria, quedan 10 años mas.
saludo, tengo que irme
yo odio soda y no por ser redondo. O bueno, un poco sí por ahí.
las masas, no sé...no me importa el número, me importa el no elitismo, me importa la no exclusión.
Así sean muchos o pocos, si son abiertos, todo bien.
también odio la soda
A decir verdad adquirí mi entrada para ver la vuelta de Soda a instancias de mi hermano (y por esa sensación culposa por no haber ido al último recital, ni al penúltimo, ni a ningún otro). Pero ayer, mientras escuchaba el concierto por radio me sentía cada vez más contento de saber dónde estaré el sábado 3 de nov. entre las 9 y las 11 y pico de la noche. Las masas me aprietan y me dan calor, pero a veces me entrego al encanto de enajenarme en la ardiente bola humana al grito de ¡Llamen a Moe!
los masificados no pensamos en los no masificados, porque no hay nada más que la masa y el líder. Pero a vos te queremos igual, Lautaro. (Y para mí sin gas también.)
Ya que estamos con Larry en cualquiera, aprovecho para mencionar que en River, antes de Soda, proyectan a Peter Capusotto y sus videos.
y grite por todos y cada uno de los que no estaba, grite por los proximpos 10 años. y si, capusotto fue lo mejor para pasr el tiempo al sol.
la mejor banda soporte lejos
yo estaba el domingo en casa, dejando tan solo pasar el domingo, esperando que termine
y me llegó un mensaje de txt
prima, venis ?
(primo que conozco hace una semana)
respuesta: a donde?
a ver a Soda
nunca tuve cassette, tampoco era fan
pero entraba gratis, haciéndome pasar por cocinera del catering
así que allí fui
a los 22 años mi primer recital en river
ahora soy adicta de una adolescencia tardía
amo gritar en la multitud
para mi sorpresa, me sabía todas las canciones
sudor y fraternidad
un beso
Cuánta injusticia, Heidi. ¿Dónde se consiguen primos conocidos hace una semana?
Loas a la belleza de la frase: "ahora soy adicta a una adolescencia tardía"
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