El Mate Tuerto

"Se fingirá el saber que no se tiene."

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Nombre: El Mate Tuerto
Ubicación: Argentina

08 abril, 2008

Bandera a Cuadros


Ascendíamos con Momé la penosa cuesta que lleva a la Estancia El Rosario. Era martes, estábamos parando en La Cumbre y habíamos decidido alquilar bicicletas para pasar el día y recorrer la zona. De pronto oímos el rugido de un motor y vemos un auto blanco que prácticamente se nos viene encima a toda velocidad, mete el rebaje justo a tiempo y nos pasa por el costado, bañándonos en polvo. Giro la cabeza y comento:
_Me tienen podrido estos pelotudos que se creen los campeones mundiales de rally.
Vemos pasar el auto un par de veces más, hasta que llegamos a la Estancia El Rosario, célebre por ser la cuna del auténtico alfajor cordobés. Una vez en confianza con el empleado que nos ofició de guía por las instalaciones de la fábrica, le pregunto si vio al sacado ese que anda a toda velocidad por el camino de las sierras. El tipo me mira como para ver si le estoy haciendo un chiste, al verificar mi cara seria, responde, condescendiente._Sí, claro que lo ví, es Sébastian Loeb. El campeón mundial de Rally.

En Córdoba el Rally representa una pasión popular. Y no es para menos, teniendo en cuenta que todos los años se disputa en las sierras una fecha del Campeonato Mundial, algo así como si se jugara anualmente un mundial de fútbol en el Monumental, o, para hacer completa la analogía, la Fórmula 1 compitiera en un circuito montado en los Lagos de Palermo. Porque el Rally se corre en los intrincados circuitos de las sierras y la entrada es libre y gratuita para todo aquél que pueda acceder a ellos. Y a pesar de que este evento se viene llevando a cabo desde hace muchos años, jamás había acertado a comprender su real trascendencia. Desde Buenos Aires son apenas una o dos páginas en el suplemento deportivo y una nota de color en el noticiero (el año pasado hubo un intento por difundir el evento en la capital y se hizo la largada en el estadio Monumental, pero después los pilotos no pudieron abordar el avión por falta de visibilidad en Ezeiza y todo acabó en un papelón) pero en Córdoba el rally acapara toda la atención. En los medios no se habla de otra cosa y sí se habla, se lo relaciona indefectiblemente con la carrera (un periodista, incluso, bregaba por la pronta resolución del conflicto del campo para que los piquetes no perjudicaran el normal desempeño de la carrera), un editorial de La Voz del Interior se preguntaba, con toda seriedad, “¿Los cordobeses somos fanáticos del rally o del asado y el fernet?”. Para el viernes ya se había decretado la suspensión de las clases y el asueto municipal. En la calle no se habla de otra cosa y era común oír diálogos como éste entre dos jóvenes que se cruzaban:
_Eh, culeao, ¿Adonde va’a ir a ver el yaalí?
_Agua de oro ¿y vó?
_Condor-Copina.

Es tal el entusiasmo y la expectativa que, con sólo permanecer en el lugar, uno adviene rápidamente en un experto en la materia. Así, de pronto y sin comprender bien cómo, sabemos que un prime es el circuito que recorren los autos y que cada etapa (día) de la carrera consta de varios primes y que el trecho de ruta recorrido entre ellos se llama enlace y que un superprime es un circuito que prácticamente no suma puntos pero sirve para que los que no pudieron llegarse hasta las sierras vean a los autos en acción, ya que se lleva a cabo en una pista artificial montada en el Chateau Carreras. Y como allí donde fueres, has lo que vieres, me dejo llevar por el ímpetu popular y yo también quiero ir al rally. Me acerco confiado a la oficina de turismo de La Cumbre y allí una señorita me explica amablemente que si no tengo auto la única forma de acceder al prime que por allí se disputa (precisamente por donde vimos a Loeb reconociendo el camino) es abordando unas combis a las 5 de la mañana que nos dejarán a unos pocos kilómetros que después nosotros deberíamos cubrir a pié. “¿5 de la mañana?” “¿Kilómetros a pie?” Forget it, aún no llega a tanto mi devoción por el automovilismo. Ahora falta un día para la primera etapa, que se corre en el Valle de Punilla, y la calma chicha de La Cumbre se ve alterada. Los bares y restoranes se llenan con largas mesas de hombres con chalecos y gorros visera de Ford o Chevrolet que hablan a los gritos. Cientos de camionetas surcan la ciudad saqueando los supermercados y los almacenes para abarrotarse de provisiones y poner rumbo a los cerros. Como esa etapa comienza muy temprano, cerca de las 8 de la mañana, y el camino se cierra varias horas antes para evitar cualquier accidente, la única forma de estar ahí para ver pasar a las máquinas es llegar el día anterior y acampar o hacer noche en los autos, de allí las bolsas de dormir y tiendas de campaña que se amontonan en las cajas de las camionetas. Llega gente de todos los rincones de la provincia y también de provincias vecinas, con lo que comprendo que el Rally es patrimonio del Interior, un acto orgulloso del país federal que no llegamos a ser. Está sucediendo algo relevante a nivel mundial ¡Y no pasa por Buenos Aires! Es una maravilla y como porteño de buena cepa que soy me siento casi un extranjero. Esa noche cuando vamos a cenar vemos caras largas en el restaurante y nos enteramos que ha sido tal la asistencia que la policía se vio obligada a cerrar el camino a las 8 de la noche porque la capacidad del estacionamiento a cielo abierto en que se habían convertido las sierras se había visto colmada. Los que recién llegaban al pueblo, demorados por los piquetes, recorrían desesperados las calles. “Ey, ¿Sabés cómo llegar al rally?”, me preguntaban. “Sí, da la vuelta y agarrá por el camino que lleva al golf”, contestaba yo con suficiencia de lugareño, otros, ya informados del cierre y buscando el plan B, me paraban por la calle y me preguntabán cómo se llegaba a Ascochinga? “¿Y qué se yo, flaco?, ¿te creés que nací acá?”.

Al otro día desperté con un dejo de tristeza. Eran las 10 de la mañana y el prime de La Cumbre, según mis cálculos, ya debía haberse corrido. Ese día los combativos chacareros habían acordado una tregua y habían levantado el piquete de Cruz del Eje, circunstancia que aprovechamos para visitar San Marcos Sierra. Tuvimos que abordar un micro repleto de jóvenes entusiastas. La ruta también estaba atestada. Pasando Capilla del Monte los autos que no habían podido acceder a las sierras estaban estacionados al tun tun sobre la banquina y sus ocupantes atareados en la preparación del asadito. El Rally es uno de los eventos deportivos más democráticos que existen: no sólo es gratutito, sino que además se lo puede seguir en muchísimos lugares e instancias distintas. Así, los que se perdieron su lugar en la montaña al menos podrían, instalados a la vera de la ruta, ver pasar los vehículos cuando completaran el enlace entre un prime y el otro.
Cuando llegamos a San Marcos Sierras comprendimos que tendríamos que olvidarnos de la postal bucólica de ese apacible terruño hippie. Hordas de fanáticos invadían en sucesivas oleadas el lugar, como si allí estuviera a punto de disputarse un superclásico. Los entusiastas espectadores copaban la plaza principal y emprendían rumbo al cerro acarreando sus heladeras portátiles atestadas de Coca Cola y Fernét y sándwiches de salame y queso de Colonia Caroya. Las multitudes enfervorizadas no constituyen mi ideal de descanso. Fastidiados, nos acercamos a una oficina de turismo donde un joven subalterno se moría de calor.
_¿Qué se puede hacer hoy que no sea ver el rally?, lo encaré.
Me miró con cara de “¡Qué injusticia, Dios mío!
_¿No va’ ver el yaalí?, me preguntó descorazonado, como si aquello fuera imposible, y después repitió su speech autómata sobre los atractivos del lugar, la mitad de los cuales se encontraba cerrado o a los que no se podía acceder por el trazado del circuito.
Terminamos a la vera del río, a la sombra de un algarrobo. Hasta que un rugido llamó nuestra atención. Por lo que había creído entender, el rally se desarrollaba en los caminos de montaña, pero al acercarnos al puente sobre el río descubrimos que el Prime de San Marcos largaba directamente de la Plaza y los autos estaban superando el vado del río a toda velocidad. La gente se amuchaba sobre el puente y a la salida del vado, peligrosamente cerca de las máquinas. Como en las corridas de toros, el público aplaudía a los conductores temerarios que surcaban el vado a toda velocidad, levantando sendas cortinas de agua a su paso, y abucheaba a los conservadores, que disminuían la velocidad para atravesar la corriente. En el rally el público puede cobrar un rol crucial, no sólo en el caso de que un piloto pierda el control y descarrile provocando una tragedia. Después me enteré que esa misma mañana el finlandés Jari Latvala había volcado con su Ford y pudo volver a la competencia gracias a la ayuda de los espectadores, que le pusieron el auto del derecho. Aquí mismo, en un tramo sencillo, pude observar una de esas espontáneas alianzas entre público y piloto. Uno de los autos se quedó tras pasar el vado y el conductor bajó con dos botellas de gaseosa descartable y empezó a llenarlas con el agua del río. Un espectador se le arrimó y le ofreció llenar una de las botellas, pero daba la impresión que se demoraba más de la cuenta para que su amigo le tomara mejor las fotos que inmortalizarían la anécdota. Después el piloto vertió el agua de río en el carburador y siguió camino.
Satisfechos por haber sido testigos casi involuntarios del campeonato mundial de Rally, no nos importó volver a paso de hombre hasta la Cumbre junto con los miles y miles que volvían a sus casas o se aprestaban a viajar al Valle de Calamuchita para seguir la segunda etapa de la competencia. Incidentalmente nos enteramos que Sébastien Loeb, aquel demente que nos pasó raspando, se coronó campeón de la competencia por cuarta vez consecutiva.

Ariel Idez

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13 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Cuanto que se aprende en el mate.
Muy bueno lo del yally.

8/4/08 23:08  
Anonymous Anónimo dijo...

Gracias Nacho, me alegro que le haya gustado.
Aprovecho para agradecer también a todos los que comentaron el post del olor que publiqué en ausencia.
Saludos

9/4/08 00:53  
Blogger julieta eme dijo...

guau... toda una experiencia... y muy buen relato...

¿el público puede ayudar a los corredores? ¿no debería estar prohibido?

9/4/08 14:36  
Blogger julieta eme dijo...

una pregunta, por curiosidad: ¿hay mujeres corredoras de rally?

y un comentario, por antipática: a las personas que se ubican demasiado cerca de los autos, si luego un auto les pasa por encima, no pidan ser atendidas en el hospital público. la salud pública cubre a accidentados/as y enfermos/as, pero no a estúpidos/as...

9/4/08 17:03  
Blogger julieta eme dijo...

y ahora que me puse en antipática también quiero decir que, a pesar de que tu relato del evento es más que interesante y emocionante, el evento en sí mismo me parece reprobable, ya que contribuye a la contaminación ambiental... ay dios... además de la policía de género, soy la policía ambiental... sí, no puedo contenerme... usen el transporte público... gracias... ya me callé...

9/4/08 17:11  
Anonymous Anónimo dijo...

ni vos contándome logra hacerme ver al rally como un dios digno de ofertarle mis minutos.
El AI del retrato en su réplica a inquisidor por Anchosita tiene algo de José Marrone.

10/4/08 01:15  
Anonymous Anónimo dijo...

Julieta, muchas gracias, te confirmo que el público no sólo puede ayudar a los corredores sino que arde en ganas de hacerlo, pero para eso tiene que suscitarse algún desperfecto técnico o accidente en el auto. Te puedo garantizar que hay mujeres copiloto, porque las vi, creo que hay mujeres piloto, pero no en las dos categorías principales, A8 y N4
En cuanto a las personas no solo pueden resultar dañadas por los autos, un tipo murió apuñalado al parecer después de una riña entre dos grupos que se disputaban un buen lugar para ver pasar los autos.
Y, last but not least, ay! tantas cosas deberían estar prohibidas... Creo que en el rally, como en las corridas de toros, lo reproblable es una de las cosas que lo torna atractivo.

10/4/08 11:23  
Anonymous Anónimo dijo...

Matías:
Cheeeeeeeeeeeeeee

10/4/08 11:24  
Anonymous Anónimo dijo...

PERO QUÉ PROMOTORA DE LA MORAL, LA ECOLOGÍA Y LOS DERECHOS DE LA MUJER QUE RESULTÓ ESTA JULIETA. NO ES MALO QUE NO HAYA MUJERES (O QUE HAYA MUY POCAS) PARTICPANDO EN ESTE TIPO DE COMPETENCIAS. LAS MUJERES TAMBIÉN TIENEN RESERVADOS PARA ELLAS ÁMBITOS O ACTIVIDADES EXCLUSIVOS Y EXCLUYENTES, COMO SER EL LAVADO DE PLATOS, ETC.
ES INCREIBLE CÓMO UNO MIENTRAS MÁS INTENTA DISTANCIARSE DE ALGO MÁS TERMINA PARECIÉNDOSE.
CHE, TAMPOCO HAY ALGO REALMENTE MALO EN EL RALLY. CLARO, QUIZÁS NO SEA TAN BUENO COMO CORTARSE EL PELO (BIEN CORTO) O PRACTICAR LA AUTOSATISTACCIÓN EN EL BAÑO DE UN MICRO EN PLENO BROTE PSICÓTICO O BAJO EL EFECTO DE ALGÚN PSICOTRÓPICO.

10/4/08 12:35  
Anonymous Anónimo dijo...

"COMO SER EL LAVADO DE PLATOS, ETC.". Gran estilo: felicitaciones.
Me voy a cortar el pelo mientras me hago una paja bajo los psicotrópicos efectos que me provocan los informes de TyC Sports del Rally.

10/4/08 16:40  
Anonymous Anónimo dijo...

Jajaja. Veo que nuestra querida July sigue despertando pasiones, ahora en los fanáticos del rally.

"The only thing worse than being talked about is not being talked about".

Esto debería estar colgado en la puerta de todos los blogs.
Gracias Oscar por tanta magia.

10/4/08 21:34  
Blogger julieta eme dijo...

¿¿un tipo murió apuñalado en una pelea por conseguir un lugar?? increíble...

muy buena la frase de OW.

10/4/08 22:54  
Anonymous LILEN dijo...

No se, ni me importa lo que digan las personas...pero yo tengo un sueño para mi vida, y es poder correr en el rally alguna vez...!!

por eso me gustaria saber cosas sobre mujeres corredoras de rally en cordoba...
no se si alguno quiere ayudarme, digame y asi le paso mi mail y me cuenta lo que sabe sobre esto que me gustaria lograr....

GrAcIaS...espero respuesta de alguien...

9/11/09 15:07  

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