El Mate Tuerto

"Se fingirá el saber que no se tiene."

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Nombre: El Mate Tuerto
Ubicación: Argentina

04 agosto, 2008

El Farmer

El trabajo del artista, escribe Camus, no es sino el lento derrotero para descubrir, a través de los vaivenes de su arte, las dos o tres enormes y sencillas imágenes en cuya presencia su corazón se abrió por primera vez, fin de cita. Las nueve primeras páginas, o los tres primeros capítulos de la novela “A vuestros cuerpos dispersos”, primera entrega de las cinco, más un libro de cuentos, que componen la saga del Mundo del Río que Philip José -y no Joseph- Farmer publicó entre 1971 y 1983, condensan cuatro imágenes que valen por toda una obra. “Su esposa lo había aferrado entre sus brazos como si así pudiera mantenerlo apartado de la muerte. Él había gritado:
-¡Dios mío, me muero!
La puerta de la habitación se había abierto, y había visto un gigantesco dromedario negro fuera, y había oído el tintineo de las campanillas de su arnés cuando el cálido viento del desierto las agitó. Luego, una gran faz blanca rematada por un gran turbante negro había aparecido en el vano de la puerta. El eunuco había atravesado la puerta, moviéndose como una nube, con una gigantesca cimitarra en su mano. La Muerte, el Destructor de los Placeres, el Igualador de la Sociedad, había llegado al fin.
Oscuridad. Nada. Ni siquiera supo que su corazón se había detenido para siempre. Nada.
Luego, sus ojos se abrieron.” Así abre la novela y esa es la primera imagen. La segunda es la de otro Río, uno sin agua, presumiblemente infinito, en el que flotan cuerpos en animación suspendida. De repente, el protagonista despierta. “El dios estaba de pie junto a él mientras yacía sobre la hierba junto al río, entre los sauces llorones” es la oración que compone el inicio de la tercera imagen, que sigue con el dios pateando el cuerpo del protagonista, exigiendo que este pague su deuda. La cuarta es, propiamente, el comienzo de las aventuras, y se extiende por cinco páginas más. De ahí en más, tenemos la parte más aburrida del relato. Se nos cuentan los orígenes de una civilización, de una especie, de un mundo. El escritor trafica información literaria, histórica, antropológica, química, botánica. Nosotros somos empleados de la aduana, molestos con el jefe y fastidiados con la vida, deseosos de una módica venganza, como es que esta se le escape, que esta le pase por debajo de las narices, que esta lo haga quedar de una buena vez como el boludo que es. Pero es todo demasiado evidente, y nosotros somos estúpidos y honestos y cobardes, y no podemos dejarlo pasar. Ahí recordamos los tres capítulos y las nueve páginas iniciales, que no parecen un relato clásico de ciencia ficción, que no son un relato clásico de ciencia ficción, que son más bien un relato de ciencia ficción vanguardista o un relato vanguardista sin más, que nos hacen acordar a “El paseo internacional del perverso” de Libertilla y a “El fiord” de Lamborghini, porque no hay una historia pero nos hacen creer que la hay, porque se insinúa y presiente y algo tiene que pasar. Peor: algo va a pasar. Acaso haya en Farmer una lógica similar a la de Lynch y a la de Lost; acaso nosotros veamos a Lynch y a Lost en todas partes. Después todo se ordena y seguimos adelante porque el inicio es tan bueno y las aventuras, apenas las bases de la civilización se asientan son tantas y tan diversas que le perdonamos que use a Richard Burton y a Hermann Goering como personajes. Burton –vayan sabiéndolo- es el protagonista. De repente, todo se acelera. Queda atrás la historia de amor con Alice Hargreaves, la del País de las Maravillas, quedan atrás las batallas y la lucha por la supervivencia porque se nos revela otro sueño realizado: acá nadie muere. Y esto tampoco alcanza para hacer un paraíso, porque nada nos alcanza. La gente muere, pero renace, y Burton solo quiere… ¿qué quiere Burton? ¿Quiere saber? ¿Quiere venganza? ¿Quiere el poder? ¿Quiere más aventuras? La historia se complica y los cambios de pantalla se aceleran, y las imágenes finales son tan poderosas como las iniciales. Pero, si bien sorprenden, no conmocionan. Farmer nos acostumbró a esperar mucho, y nosotros no esperamos menos.
La civilización de la historia se erige a la vera del Río, como la egipcia con el Nilo. Pero este río, como aquél otro sin agua del que hablé arriba, también es infinito. Y no solo infinito: es circular. Porque a Borges también se lo lee en Indiana, donde Farmer nació en 1918.
El proyecto también es metaliterario, porque Farmer quiere hablar de lo que le gusta, y no se priva del placer de usar lo que le gusta y, claro: mucho de lo que le gusta es la sustancia de la que están hechos los libros: personajes, escenas, autores. Así que Farmer usa a autores como personajes (el ya citado Burton, pero también un tal Samuel Clemens, alias Mark Twain, en el segundo libro de la serie) y a personajes como autores: Farmer escribió Venus on the Half-Shell con el seudónimo de Kilgore Trout, personaje y escritor (personaje escritor, todo un quiero retruco) de Vonnegut. Cuando se juega este juego, se corre el riesgo de generar la impresión de que es todo una boludez. Por desgracia, es lo que a veces parece. Se toma un crédito importante, pero la tasa de interés también lo es. Por fortuna Farmer se disfraza de Kirchner y cancela toda la deuda de una al hacernos comprender que solo alguien como Burton podría realizar el recorrido del protagonista. (El sabor es agridulce, de todas formas. Quizás si se hubiera privado de estos chistes el relato sería superior.)
A Farmer tendría que agradecerle, pero no lo voy a hacer. Ayer tuve la mala idea de entrar a la librería de usados cercana a Puente Saavedra. Para qué. Tenían las cuatro novelas restantes de la saga del Río (la segunda en castellano; el resto ni siquiera). Si ponía la teca para llevármelas iba a pasar el resto del mes a pan y agua. Y si no me gusta sufrir, tampoco me gusta padecer estrecheces. No había mucho que pensar, evidentemente. Tiré la billetera del otro lado del mostrador y volví a casa con los libros bajo el brazo, farfullando bronca.

Matías Pailos

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17 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Juan Incardona me recuerda que si no consiguen los libros de Farmer, se los puede bajar de la página de El Interpretador, acá: http://www.elinterpretador.net/33RiosNorteamericanos.html

De paso cañazo: Incardona presenta "Villa Celina", su más reciente libro, el Miércoles 6 de agosto / 21 Hs.
CC Zas / Moreno 2320
Presentan:
Santiago Llach, Pedro Mairal, Damián Ríos y Ariel Schettini.
Entrada Libre y Gratuita

4/8/08 17:27  
Anonymous Anónimo dijo...

Lindo y heroico final. Besos, V.

4/8/08 23:13  
Anonymous Anónimo dijo...

Coincido con Vero, heroico final, y una muestra de que las reseñas no tienen por qué ser todas iguales, una pena que no haya llegado a tiempo para el Interpretador. A Farmer, no sé, pero a esa librería de viejo tan desubicada a pocas cuadras de Puente Saavedra no hay nada que reprocharle: si mal no recuerdo fue ahí donde el joven Pailos adquirió una segunda edición del Ferdydurke.

5/8/08 10:14  
Anonymous Anónimo dijo...

Probablemente, la próxima vez que revuelva libros en parque Rivadavia me pregunte "¿Por qué me suena este Farmer del orto?" y no pueda respondermelo.
Libros sí, sushi no.

5/8/08 19:43  
Blogger julieta eme dijo...

MP: me gustó el principio del libro y el final de tu post.

chequeen esto:

http://www.criticadigital.com.ar/impresa/index.php?secc=nota&nid=9342

recomiendo el blog de naty.

besos.

6/8/08 09:26  
Anonymous Anónimo dijo...

¡Qué sorpresa! La prensa ha reparado en nosotros, muchas gracias por el aviso, Julieta.

6/8/08 11:06  
Anonymous Anónimo dijo...

Gracias por los comentarios y el link.
Con el sushi no se jode.

6/8/08 11:17  
Anonymous Anónimo dijo...

Después de leer la reseña, sugiero que le cambien el nombre al blog por "Juli Eme y sus amigos(antes conocido como el Mate Tuerto)".
:D

Me gustó mucho la reseña que le hicieron a Superficialidad.

6/8/08 13:42  
Blogger Á dijo...

farfullando. Qué linda palabra!

7/8/08 21:46  
Blogger perra de agua dijo...

Che, gente (redundante lo mío), felicitaciones por la reseña =).

8/8/08 16:03  
Blogger meridiana dijo...

qué bueno Matías! me alegra que te hayas decidido, tendrás menos plata en el bolsillo, pero no creo que te arrepientas, esta saga vale la pena.

interesante lo que va a ocurrir con algunos personajes como el mencionado Goering, la vuelta de tuerca con los Eticos y las 777 que Burton se suicida para volver a renacer, incansablemente.

qué haríamos en un mundo dónde no es posible morir?
qué definiríamos entonces como alma?
y cuál sería la manera (si resucitan buenos y malos) de seguir "adelante" hacia una nueva etapa que deje atrás este mundo Río?

son todas cuestiones que se develarán a través de estos cuatro libros, son preguntas que nos haremos, mucho tiempo después de llegar a la última página.

saludos

Lilián
Hey! pasá la dire de esa librería para los tontos que prestamos libros que nunca nos devolvieron

9/8/08 21:05  
Blogger perra de agua dijo...

pasaba otra vez a saludar y a decir que me gustó mucho la nota de ariel de hoy en radar. Muy buena, de verdad :)

10/8/08 21:54  
Anonymous Anónimo dijo...

Gracias, me alegra que te haya gustado, igual vale aclarar que la nota no es sólo mía, la escribímos a cuatro manos con Osvaldo Baigorria.
Besos

10/8/08 23:25  
Blogger Mari Pops dijo...

excelente nota y aprendi mucho

Felicitaciones

11/8/08 20:24  
Anonymous Anónimo dijo...

Gracias Mary, saludos

12/8/08 00:22  
Blogger Cece dijo...

Si la muerte no existiera
¿en qué pensarían los franceses?

13/8/08 13:39  
Blogger Eric dijo...

Esta reflexión me mató:
"Acaso haya en Farmer una lógica similar a la de Lynch y a la de Lost; acaso nosotros veamos a Lynch y a Lost en todas partes."
Creo que las dos afirmaciones son ciertas. Arriesgo una hípótesis: En Pailos, A es A y no A al mismo tiempo. Genial.

17/8/08 20:16  

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