El Mate Tuerto

"Se fingirá el saber que no se tiene."

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Nombre: El Mate Tuerto
Ubicación: Argentina

16 junio, 2009

Películas de aventuras

Terminador 4 termina así: la Humanidad se salva. El padre de John Connor, un adolescente veinte años menor que Connor, se salva, rescatado por el propio Connor de la ciudad de las máquinas. Así, el propio John Connor se salva, pues va a poder despachar al pasado remoto a su padre para que se curta a su madre para que de a luz al salvador: John Connor. Las chicas se salvan. Incluso se salva la chica del protagonista de la entrega, ex-convicto reconvertido, varios años después de haber muerto, en una mezcla de máquina y humano. En verdad, lo único de humano que tiene es el corazón, que dona voluntariamente, en los últimos cinco minutos de película, a quien lo había expulsado de la comunidad de humanos: John Connor. Así prueba su “humanidad” esencial, además de pagar –una vez más: voluntariamente- su deuda –moral- con la sociedad. Y todos contentos.
Ya lo saben. Ahora no se les ocurra ir.

Lo mejor de las críticas malas es cuando lo son en estado puro. Es decir: cuando no solo son arteras, sino además desatinadas. En este caso, las críticas malas señalaron que no estaba a la altura de “Superbad” [incomprensiblemente, “Supercool” para el mercado local; “incomprensiblemente” hasta que uno descubre que la recuerda bajo esta etiqueta, y no por su nombre original], “Virgen a los 40”, “Ligeramente embarazada” o cualquiera de las otras películas de la escudería Apatow de la nueva nueva nueva comedia americana. Pero sí lo está. Porque no importa –nunca importó- que “Adverntureland” no esté plagada de los gags escatológicos o las situaciones incomodísimas que puntuaban “Superbad”. No es eso, no habla de eso, no nos gusta por eso y ese no es el material del que está hecho este sueño.
Para explicar el significado de los giros modales (expresiones como ‘necesariamente’, ‘es posible’ o ‘es probable’), los lógicos utilizan semánticas de mundos posibles: colecciones de historias en las que pasan las más diversas cosas (posibles). Un modo de plantear este escenario es centrando la escena en un mundo: el nuestro. El resto de los mundos se ordenará por el grado y tipo de semejanza con este mundo elegido para reinar. Greg Mottola, director de “Superbad” y “Adventureland”, opera con sus personajes como un lógico con los mundos posibles. Partimos de acá, dice Mottola, de nosotros. De lo que sabemos y vivimos. Esto que ven acá es un nerd. Es fácil reconocerlo: pongan un espejo delante de sus caripelas, y abran los ojos. Bueno; este es un nerd virgen de… 21 años, más o menos. Acaba de volver a casa con un grado en Literatura Comparada, o algo parecido, pero ya se sabe: un grado, allá, no es mucho. Hay que volver a NYC para el posgrado. Bien. Ahí lo agarramos. Ahí empieza la acción. Ahí empieza la caída.
Social, de clase, monetaria. Los padres (adorable el incipiente alcoholismo descontrolado del padre) ya no pueden bancarlo. Chau viaje de verano a Europa (regalo de graduación), chau posgrado de arriba. Para una y otra cosa va a haber que laburar. Experiencia: ¿qué? Así que lo que consigue es un trabajo no calificado y pésimamente remunerado en un parque de diversiones. Ahí conoce a la chica. Ahí se enamora.
Ahí empiezan los problemas.
Cortamos la diégesis de la diégesis acá. (I.e., algo así como “el relato del relato”; recuerden que están leyendo a un tipo que, además de nerd, es snob. Y otra cosa que le va a gustar al nerd snob melómano rockero es la banda de sonido. Claro que hay música insoportable de los ’80 –en particular la particularmente insoportable “Rock me Amadeus”, de Falco. Es tan insoportable que hasta se interrumpe la película solo para decirlo. Pero eso no es lo se escucha. Lo que se escucha -además de la maravilla springteeneana y electrificada de los Replacements y Husker Du- es lo que escucha un nerd melómano rockero de los ochenta: música de los setenta. Y así desfilan los New York Dolls, Eno, Big Star, y el Rey de Reyes –sobre el que se diserta a raudales: Lou Reed). Los cambios están en el protagonista, en los antagonistas, en personajes del pasado y del presente; los cambios están en todos lados. Hay turros, idiotas, gente que hace lo que puede y gente que no comparte tus códigos. Gente con la que no se puede hablar. Hay objetos de deseo y objetos de deseo que te encuentran deseable. Esto no le cae bien a todo el mundo, y con todo el mundo hay que lidiar.
“Adventureland” tiene todo lo que uno pide de una película -cuando no se quiere tragedia ni otros mundos, posibles o no. Es una película tierna, divertida, emotiva. Es una película con sexo, amor y mucho porro, en todas sus formas. “Adventureland” es una película moral. Moral: qué se debe hacer –y qué no. Moral: qué conviene hacer –y cómo no irse al barro. Contra lo que parece deseable, los personajes crecen. Y uno, mientras se termina de ajustar la cara después de reconocerse por décima vez en pantalla, se pone a llorar de felicidad.

Matías Pailos

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4 Comentarios:

Anonymous Ariel Idez dijo...

Entonces parece nomás que Adventureland es Supercool y Terminator 4 Superbad.
Abrazo

16/6/09 10:22  
Blogger julieta eme dijo...

en serio? en página 12 le habían dado un buen puntaje a T4...

beso.

16/6/09 18:21  
Blogger Ulises dijo...

Quiero ver Adventureland...
Leyendote me acordé de School of Rock y de Almost Famous

16/6/09 20:14  
Anonymous MP dijo...

A: ...

J: cito a Perry Farrell (en la introducción a la versión en vivo de 'Been caught stealing'): don't go, dont' go!

U: más cerca de AF que de SR, pero más cerca aún a Superbad.

17/6/09 09:59  

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