Mierda Autoindulgente
Los otros títulos que barajaba eran “La concha de tu hermana” (más agresivo) “La concha de la lora” (más sugestivo). Lo que tienen en común los tres es que no tienen una goma que ver con el contenido del –en fin- libro. “Libro” quizás sea una liberalidad excesiva de mi parte. Se entiende que es un modo de nombrar esa colección de relatos, probablemente los menos malos que escribí este año. Los links están por doquier: en el título de este post, pero también a su izquierda, justo debajo de ese cartelón que dice “Links”, señora.
La cosa empieza pum para arriba, con un taxista sexopa, escato y mitoma, ¿no?, que protagoniza el primer cuento. Al toque les encajo un manifiesto a favor de una estética a contrapunto de los aires que parecen correr por estas pampas (más bien minimalistas, sentimentales y sugerentes). Bueno: lo mío, nada que ver. Al final (el coso se llama “Cómo escapar de una torre de marfil”) tienen la tercera parte de una zaga que empezó con un cuento largo de ciencia ficción autobiográfica metanarrativa (ponganlé), al que llamé “El ombligo del mundo” (que está en la colección de cuentos del año pasado, a la que llamé, en un rapto de inspiración, "El ombligo del mundo"). Definitivamente, ahí –en esa tercera parte- me fui al carajo, y con eso quiero decir que perdí lo que Martín Kohan llama “tensión dramática” y (por si fuera poco) gané en aburrimiento. En fin. La segunda parte está un poco mejor, me parece. Le puse “Nada de vida”, y tiene un defecto distinto: está demasiado pegada al original –la primera parte-. También tienen –un toque más adelante- dos versiones de lo que podemos llamar un chiste político (se van a dar cuenta), un diálogo platónico acerca del inmaduro perfecto (“La perfección”), una reescritura en clave “ciencia ficción autobiográfica metanarrativa” de “Franny y Zooey” –de Salinger- (“La angustia de las influencias”) y otra de “Amuleto” –Bolaño (“Tomala vos, damela a mí”). Todo esto por decir algo, que puede ser bastante tirado de los pelos –no prometo nada-. Lo peor está un poquito antes del final, con los más o menos fallidos “Un poquito de paranoia” y “La opinión ajena” (que está algo más logrado que el otro, porque por lo menos “suena” al autor).
Si no se salen de la vaina por leerme, es que tienen un mal gusto incurable.
O algo mejor que hacer.
Besos, abrazos y fuertes apretones de manos,
Matías Pailos
Etiquetas: Autobombo, Literatura
7 Comentarios:
Aprovechen a leerlo gratis, antes de que tengan que pagar por él.
Feliz 2011 matetuertinos!!!
Un regalo del Gran Matias Pailos, al que siempre que menciono su nombre me contestan "Yo lo conozco como Federico". "Es lo mismo", a lo que me responden "También lo conozco como 'ese pelotudo de mierda'", a lo que vuelvo a responder "Sí, debe ser la misma persona".
Felicitaciones por el libro. Me gustó el título, especialmente después de haber leído la cita de Flaming Lips.
Abrazo
Gracias Arie. Gracias Chona, siempre dispuesto a ayudarme a dar un paso adelante cada vez que estoy al borde del abismo. La cita de Wayne Coyne, cantante de los Flaming Lips, es la guía bajo cuyo faro están escritos estos relatos. Dice así:
"Las pilas de canciones se fueron perfeccionando hasta que quedaron diez u once que son muy buenas. Y por otro lado estaba otra pila con mierda autoindulgente. Y nosotros… ¡fuimos directo a la pila de mierda autoindulgente! Cuando más trabajábamos en lo que pensábamos que era el material de relleno radical y ruidoso, bueno, menos queríamos volver al otro material."
No te pongas mal Fede. Yo te banco!!! Los que están en el error son los que no entienden que uno puede tener más de un nombre...
La cita de Coyne es genial. Me lo imagino rebolcándose en la autoindulgencia (nos tomamos otra? y... daaaleee; le metemos esto a la canción?... séeeee).
Abrazo
Perdón, reVolcarse... Un error/horror
perdón, no quiso ser una queja: solo fue un chiste.
Hola, si te doy un besito en el porongo, que me das?
Un beso,
Clau
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