El amor nos va a separar: en busca de los límites de la ética de la literatura
Una ética de la literatura entrará siempre en contradicción con cualquier ética (política, económica, moral) puesto que toma al lenguaje como un fin; mientras que la literatura subordina la relación con el otro a la articulación del lenguaje con el deseo, la ética está condenada –y nos condena– a subordinar el deseo y el lenguaje a la relación con el otro (German García, citado en Ariel Idez, Literal: la vanguardia intrigante, Buenos Aires: Prometeo Libros, 2010, p. 100).
Soy la mirada desde ningún lugar. Soy Dios mismo. O un poco menos. Soy una mirada desde ningún lugar. Una deidad menor. Un crítico literario. Soy un poco menos. Lo mejor que puedo hacer es hablar de Matías Pailos de un modo sencillo y claro. De su primer libro de cuentos, El amor nos va a separar, consecuencia de otros veinte que nadie leyó y del que muy pocos se han enterado.
Mi hipótesis de lectura comienza por el título. El mensaje escondido, una vez descifrado, genera el mismo efecto que leer Incesto cuando dice Edipo. En el título se esconden una advertencia al lector, una justificación teórica y una referencia a los gustos musicales del autor. Tal vez algo más. O un poco menos. La lógica que aplico es la de la condensación, como en los sueños freudianos: si puede ser A o B, entonces es A y B. La lógica de los sueños es también la lógica de la literatura de ficción, la lógica de la oscuridad. La cara complementaria de Matías (Federico) Pailos, el profesor de lógica, el Pailos de la vigilia, el apolíneo doctor de filosofía.[1] Estas dos fuerzas, luz y oscuridad, se mezclan en los cuatro cuentos del libro de manera que la luz queda del lado de la forma (la sintaxis) y la oscuridad del lado del contenido (la semántica). Así, El pendejo trata sobre la traición y la paranoia. Auto de fe sobre un drama familiar, conyugal y edípico. El amor nos va a separar (cuento homónimo) habla de la tortura. Y La Tarea del aburrimiento. El principio moral que mueve a Pailos parece ser el siguiente: de lo que no se puede hablar, hay que escribir. De lo que no se puede escribir, hay que escribir ficción.[2]
Pero volvamos al título. El amor nos va a separar es la traducción pailosiana de Love will tear us apart. El traductor del Google me informa que la traducción más apropiada sería El amor nos destrozará. Su lógica bayesiana es inapelable. Sin embargo se equivoca. El amor nos va a separar suena a mala traducción, a traducción literal.[3] Sin embargo, es poéticamente superior. El amor, fuerza paradigmática de la unión, es aquello que nos separa. Love will tear us apart, en la versión pailosiana, es un aforismo de Heráclito. O un poco menos. También, según la Wikipedia, Love will tear us apart es una canción del grupo post-punk inglés Joy Division escrita por el cantante de la banda, Ian Curtis, quien se suicidó en mayo de 1980, un mes después de que la canción fuera lanzada. La canción fue el último sencillo y la canción más exitosa de la banda.[4] ¿Hay más oscuridad? Sí, hay más oscuridad, por supuesto. El nombre de la banda de Curtis, Joy Division, hace referencia al grupo de mujeres judías usadas como esclavas sexuales en los campos de concentración nazis. Esto le costó a la banda críticas de insensibilidad y neonazismo. Las mismas críticas que le hicieron a Pailos por el cuento El amor nos va a separar. Escrito en primera persona desde el punto de vista de un torturador argentino, es un cuento de amor, al que no le faltan crueldad y picanazos.[5] Según Bolaño, de pocos libros puede decirse que huelan a sangre, a vísceras abiertas, a licores corporales, a actos sin perdón. Tadeys es uno. El amor nos va a separar (el cuento) sigue fiel esta tradición. Los lectores con ascendente en Osvaldo Lamborghini, felices. Los lectores con ascendente en Bolaño a duras penas podrán leerlo. Dos o tres páginas, ni una más, sólo cuando se sientan particularmente valientes.
Pailos, en sus presentaciones públicas, suele explicar que el cuento es una suerte de refutación del Teorema Gamerro. Carlos Gamerro, según versión de Pailos, había dicho que nunca podría escribir un cuento desde el punto de vista de un torturador. Pailos, fiel a sus principios morales, trata de mostrar lo contrario. Se puede escribir. Y publicar. Y leer en público. Además, la advertencia indirecta al lector en el título del libro (y del cuento) muestra que la literatura no siempre entra en contradicción con la ética, incluso cuando se trabaja en los límites de la relación, cómo lo hace Pailos.
No obstante, alguien podría seguir pensando “esto es mierda sólida”. Pailos ya lo hizo en La tarea. Un crítico literario (quizá más sádico que el torturador del cuento anterior) construye un relato en la forma de soliloquio al estilo de Rey Rosa (Ningún lugar sagrado), dirigido al autor del relato, el mismo Pailos. Así, entre loops metalingüísticos, mientras el crítico enuncia las reglas del relato clásico (“El relato tiene que tener alma. Si no tiene alma es pura mierda y putos malabares”) y las boicotea con las críticas más despiadadas (“Un lector inteligente […] va a decir que estos párrafos son mierda sólida”; “Subestimás al lector, ese es tu problema”; “[...] dejá de escribir para nerds que piensan que el único tema digno de la literatura es la literatura misma”) Pailos escribe un cuento metateórico pero entretenido.
Dejo a los lectores explorar El pendejo y Auto de fe. Decir más, podría arruinarles la experiencia.
Bonus track. Para todos aquellos y aquellas que tras leer estas pocas líneas ya aman (u odian) a Matías Pailos les sugiero que lean Mierda autoindulgente. El movimiento de Pailos con respecto este último libro es similar que en el anterior (evidencia que apoya mi hipótesis interpretativa). El título vuelve a ser una advertencia al lector y una justificación teórica en la forma de referencia melómana (esta vez, la cita es a Wayne Coyne de los Flaming Lips, que Pailos incluye como acápite de su libro). La forma sigue siendo luminosa. El contenido de los cuentos sigue desafiando los límites de la ética. La crítica literaria termina acá. No hay salida del mundo Pailos. Sólo eterno retorno.
Ignacio Mastroleo
[1] El lector no va a encontrar alicias ni maravillas en este Lewis Carroll argentino. Si alguien en Hollywood quisiera hacer una película con la obra de Pailos, probablemente llamaría a Polansky.
[2]. Pailos parece confirmar mi hipótesis: “Es curioso, pero uno puede pensar que hay dos tipos de cosas de las que no se puede escribir: de los tabúes y de lo que aburre. El cuento del torturador [El amor nos va a separar] quiere meterse un poco con el tabú; el último [La tarea], con la -intrínsecamente aburrida- metaliteratura” (Matías Pailos, comunicación personal, 29 de enero de 2011). A las categorías de lo que no se puede escribir (los tabúes y el aburrimiento), hay que sumarle otras dos categorías de lo que no se puede hablar, el trauma infantil-familiar (Auto de fe) y la traición a un amigo (El pendejo).
[3] La relación de la obra de Pailos con el canon y la propuesta teórica de la revista Literal me resulta hoy evidente. Debo esta singular iluminación al libro de Ariel Idez, Literal: la vanguardia intrigante, Buenos Aires: Prometeo Libros, 2010.
[4] Los significantes siguen acumulando oscuridad en el título y sobre Pailos. Primero Heráclito o Curtis o Foster Wallace, luego el suicidio. Pailos, no. Creo que no. Espero que no (lo lamento, tengo algunas acciones invertidas en el pibe y todavía no es tiempo… tal vez más tarde).
[5] La hipótesis de que El amor nos va a separar es una advertencia al lector y una justificación teórica en la forma de cita experta a la historia del rock se aplica especialmente al cuento homónimo. Una versión anterior publicadas en internet del cuento lleva como título El amor (Matías Pailos, ESO, 2008, http://matiaspailos.com.ar/ESO-PDF.pdf). Alguien habría sugerido como titulo alternativo el más explícito No vas a leer esto en el ECuNHI.
6 Comentarios:
Notable reseña, Mastroleo se anota como pionero de los estudios pailosianos.
Abrazo
sí sí, nacho ya es todo un estudioso de la obra de pailos. muy buena reseña! yo leí el cuento del torturador. y sí, doy fe de que es fuerte. más de una vez pensé: "ay no, este chico está muy mal para escribir esto..." jaja felicitaciones por la reseña a nacho y obvio a pailos por el libro!! :)
Gracias Ariel y Juli. Prometo traerles un toblerone del free shop cuando vaya a la feria del libro de Frankfurt a disertar sobre la obra de Pailos y las derivas de la literatura argentina en el comienzo del siglo XXI.
Gracias, Mastroleo, por el impulso, el agite y el hypeo (si hubiera diferencia). Como ya te dije, groso el laburo de reforma de la cita que metés. (Y estoy de acuerdo con todo. La relación de la literatura con la ética es complicada. La cosa es sacarle el jugo a la tensión.)
PD: gracias, Julieta, por la lectura. Sí: estoy mal.
Hola
Te gusta la verga?
Un beso,
Clau
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