Literatura de Tocador
O para decirlo a la manera de las abuelas, literatura para ir de cuerpo, literatura para mover el vientre, literatura para acompañar “ese” momento en el lugar tan sagrado al que acude tanta gente. Y para dejar las cosas en claro desde el principio, que nadie piense en “literatura de mierda” ; el género al que nos pretendemos circunscribir es uno de los más nobles en el vasto universo de las letras porque, ¿No nos estamos refiriendo, en el mayor número de los casos, a una instancia colmada de placer, a la que la literatura llega, si acaso, a sumar un plus de goce? ¿De donde proviene ese deleite inherente al leer en el momento mismo de la deposición? Quizá se trate de la restitución simbólica de algo que entra en lugar de algo que sale, o de poner a dos tipos distintos de ojos en acción al mismo tiempo. Lo cierto es que a la hora de acudir al toilette más vale estar pertrechados a riesgo de acabar repasando por enésima vez el propelente butano del desodorante de ambientes o las temibles contraindicaciones que en letra chica anuncia el prospecto del más inocente de los medicamentos. Una opción clásica es optar por el diario, cotidiano recorte de realidad que nos proporcionan las empresas periodísticas, y no está de más recordar que es la opción por la que se inclinó el señor Leopold Bloom la mañana del 16 de Junio de 1904. ¿Pero por qué no deleitarse, en ese preciso instante en que los esfínteres se dilatan y predisponen a una grata lectura, con una deliciosa pieza literaria?
Zedi Cioso
Zedi Cioso
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