Disyunciones
Las anécdotas docentes de Cobiñas me recordaron dos que probablemente ya hayan escuchado, pero...
Durante una clase particular, una criatura de unos 16 años --llamémosle "Alex"-- tenía problemitas para entender lo que era una disyunción. Tras innumerables modelos (¿la Maga o Talita? ¿bizcocho dulce o bizcocho salado? ¿Ortega o Gasset?), lo insté a que me diera un ejemplo para comprobar su comprensión del caso. Alex me mira, me mira, me mira; piensa, piensa, piensa (¿el chavo o el chapulín? ¿Carozo o Narizota? ¿azar o destino?)Finalmente, parece iluminarse: "Oh! Qué lindo perro!"
La segunda no atañe al educando, sino a las educadoras o futuras educadoras, esas guardianas del saber nacional que llevan adelante la complicada misión de sacudir los pensamientos anquilosados en pos de un futuro más ilustrado. Por esas ridículas decisiones que uno toma en su vida, compartí durante dos años clases en las que docentes de docentes enseñaban a futuras docentes, si cabe, cómo ser docentes. Para la última materia, hubo que escribir UNA MONOGRAFÍA!! (se zarparon)Así que la docente de docentes dedicó toda una clase entera (era un curso intensivo)a instruirnos sobre cómo pensar un título y un tema. Sus consejos eran impecables (attenti, Zedi Cioso, para su tesina): "no tiene que ser ni muy amplio, ni muy acotado; ni muy abarcador, ni muy restringido; ni muy englobador, ni muy reducido". Luego de impartir tan clara pauta, pide, como buena docente, que ensayen un ejemplo. Una de las mentes más brillantes de mi generación levanta la mano: "La sociedad latinoamericana". "Nooooooooo" regaña la docente de docentes "Eso es demasiado abarcativo; engloba demasiado; es muy amplio. A ver, piensen una forma de acotarlo un poco". Contenta, la futura Jacina Pichimahuida del siglo XXI alza su mano,: "La sociedad".
Sí, sí. Increíble, ¿no? Pero esto no termina aquí: toda buena docente que se precie de serlo aprende en el ABC de la pedagogía que todo error es constructivo, así que la docente de las docentes esboza, in situ, una máxima que todas anotan: "Ojo, chicas. Que el título sea más corto no significa que el tema sea más corto".
Besos. V.
Durante una clase particular, una criatura de unos 16 años --llamémosle "Alex"-- tenía problemitas para entender lo que era una disyunción. Tras innumerables modelos (¿la Maga o Talita? ¿bizcocho dulce o bizcocho salado? ¿Ortega o Gasset?), lo insté a que me diera un ejemplo para comprobar su comprensión del caso. Alex me mira, me mira, me mira; piensa, piensa, piensa (¿el chavo o el chapulín? ¿Carozo o Narizota? ¿azar o destino?)Finalmente, parece iluminarse: "Oh! Qué lindo perro!"
La segunda no atañe al educando, sino a las educadoras o futuras educadoras, esas guardianas del saber nacional que llevan adelante la complicada misión de sacudir los pensamientos anquilosados en pos de un futuro más ilustrado. Por esas ridículas decisiones que uno toma en su vida, compartí durante dos años clases en las que docentes de docentes enseñaban a futuras docentes, si cabe, cómo ser docentes. Para la última materia, hubo que escribir UNA MONOGRAFÍA!! (se zarparon)Así que la docente de docentes dedicó toda una clase entera (era un curso intensivo)a instruirnos sobre cómo pensar un título y un tema. Sus consejos eran impecables (attenti, Zedi Cioso, para su tesina): "no tiene que ser ni muy amplio, ni muy acotado; ni muy abarcador, ni muy restringido; ni muy englobador, ni muy reducido". Luego de impartir tan clara pauta, pide, como buena docente, que ensayen un ejemplo. Una de las mentes más brillantes de mi generación levanta la mano: "La sociedad latinoamericana". "Nooooooooo" regaña la docente de docentes "Eso es demasiado abarcativo; engloba demasiado; es muy amplio. A ver, piensen una forma de acotarlo un poco". Contenta, la futura Jacina Pichimahuida del siglo XXI alza su mano,: "La sociedad".
Sí, sí. Increíble, ¿no? Pero esto no termina aquí: toda buena docente que se precie de serlo aprende en el ABC de la pedagogía que todo error es constructivo, así que la docente de las docentes esboza, in situ, una máxima que todas anotan: "Ojo, chicas. Que el título sea más corto no significa que el tema sea más corto".
Besos. V.
5 Comentarios:
Ahora entiendo como, dada la educación recibida, escribimos los posts que escribimos.
Durante mi más tierna infancia –y un poco más allá, también- temblaba de terror cada vez que cantábamos el Himno Nacional. No podía entender cómo los fanáticos pudieran gritar con tanto fervor “Oh, oh juremos con gloria morir”. Luego comprendí que la disyunción no era menos patética. Abrazos, Cobiñas
Tomo nota de los consejos de las educandas.
Un título más corto puede ser del orto.
Zed
perfectopost: condensador de sentido. podria llamarseEstado catual de la pedagogía de mierda. cuá-
Es bueno saber que no soy el único en este país que dice pelotudeces adelante de gente que no debería escucharlas (como por ejemplo un profesor).
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