Las reglas del rugby
Hace no mucho, perdido en el oleaje de los comentarios a un post, analogaba (yo) la crítica literaria con el football americano, por ningún otro asunto que por observar (la crítica) con esto que suele fraguarse en varios blogs (en este, por caso) (el comentario de libros y literaturas, a eso me refiero con lo que se hace en los blogs) una relación similar a la que aquél deporte gringo tiene con este rugby, también gringo (también criollo). ¿Qué se hace en esos lugares webísticos, entonces? Bueno, no sean impacientes: para responder a eso está esta nota.
Empecemos con una desilusión: no hay reglas. Este hablar de literatura no tiene reglas. Esto, al poco de razonarlo, se revela falso. Surge entonces otra idea: es más lábil, las normas que lo determinan son mucho menores que las de la crítica. No está mal. Pero no estoy seguro que la crítica sea ni monolítica ni uniforme, ni que no fomente incluso la violación de algunas de las pautas de su ejercicio. Con ello concluimos que no es esto, en este aspecto, tan disímil de aquello. Abandonamos, fatigados, la prosecución de eventuales leyes de la escritura virtual sobre literatura, y nos contentamos con algunas regularidades en las que reparamos en sus tomas por asalto de eso que pulula por los libros:
1-suele ser guiada por la pregunta de por qué el autor de la nota gusta tanto del texto, escritor, o corpus narrativo o poético evaluado.
2-suele indagar en las reacciones del propio autor en el curso de la lectura.
3-suele recaerse en la comparación: con otros autores, otros textos del mismo autor, otras obras artísticas no literarias (porque comprender es asociar, porque comprender es relacionar, porque no hay captación directa del o los sentidos del texto).
4-suelen acumularse citas del objeto de estudio, que iluminan los tres anteriores puntos, y alguno posterior.
5-suele registrarse emociones, reacciones y teorías tal como fueron forjadas originalmente, en estado puro, o con una pureza de mayor fuste al que podemos encontrar en la crítica formal; la morigeración de la virulencia potencial de estas acotaciones es casi nula; quizás se rehuya concientemente la justificación de afirmaciones, incluso, a veces, la racionalidad de las mismas.
Matías Pailos
Empecemos con una desilusión: no hay reglas. Este hablar de literatura no tiene reglas. Esto, al poco de razonarlo, se revela falso. Surge entonces otra idea: es más lábil, las normas que lo determinan son mucho menores que las de la crítica. No está mal. Pero no estoy seguro que la crítica sea ni monolítica ni uniforme, ni que no fomente incluso la violación de algunas de las pautas de su ejercicio. Con ello concluimos que no es esto, en este aspecto, tan disímil de aquello. Abandonamos, fatigados, la prosecución de eventuales leyes de la escritura virtual sobre literatura, y nos contentamos con algunas regularidades en las que reparamos en sus tomas por asalto de eso que pulula por los libros:
1-suele ser guiada por la pregunta de por qué el autor de la nota gusta tanto del texto, escritor, o corpus narrativo o poético evaluado.
2-suele indagar en las reacciones del propio autor en el curso de la lectura.
3-suele recaerse en la comparación: con otros autores, otros textos del mismo autor, otras obras artísticas no literarias (porque comprender es asociar, porque comprender es relacionar, porque no hay captación directa del o los sentidos del texto).
4-suelen acumularse citas del objeto de estudio, que iluminan los tres anteriores puntos, y alguno posterior.
5-suele registrarse emociones, reacciones y teorías tal como fueron forjadas originalmente, en estado puro, o con una pureza de mayor fuste al que podemos encontrar en la crítica formal; la morigeración de la virulencia potencial de estas acotaciones es casi nula; quizás se rehuya concientemente la justificación de afirmaciones, incluso, a veces, la racionalidad de las mismas.
Matías Pailos
6 Comentarios:
Estoy de acuerdo, excepto en eso de que no hay captación directa del o los sentidos del texto. Creo que esas "emociones, reacciones y teorías" que el texto suscita ya son un primer sentido, lo que no implica que se pueda elaborar a posteriori un sentido más complejo o también que no haya sentido, que se lea por leer, como se toma el sol.
No se puede comprender No se puede comprender No se puede comp...
Comparto que no es importante captar el sentido o los sentidos que el texto tenga para ofrecernos, ni tampoco averiguar si lo tiene. Lo importante es la apreciación que se pueda hacer del texto o el placer que pueda proveernos.
Por supuesto que se puede comprender. Siempre. (A veces mal, claro.)
en gral se habla mal y pronto. however. Sí, pasa una cosa como la de cuando el gato no está los ratones.... esta bien es como una revancha , una truchiteoria de laLectura. Hay que remitificar, compañerxs!!!! hay que hacer un equipo de rugby mixto y con libro sagrado
Sí sí: a remitificar que se acaba el mundo.
Pero, insisto: no es crítica. Es otra cosa, y no debe ser evaluado con los estándares con que se juzga aquella. (Pero sí hay algo de que eso del gato y los ratones, a qué negarlo.)
sí, es otra cosa; a mí me da la impresión que es una crítica con menos pretensiones; o por lo menos así las prefieron pensar; si tuviera pretensiones, yo no las leería. Ahora, el rugby no tiene reglas? Eso es una afirmación que tendrá que justificar durante, al menos, 20 comments.
pd: este blog se fue para arriba, sepanlon
Gracias por el mimo, PH, usté siempre tan generoso.
Creo que esto que hemos dado en llamar Rugby no tiene más reglas que las que tiene hablar sobre literatura. Es decir: tiene, pero es difícil sostener que quienes escriben rugby no hacen lo que quieren con eso que escriben, y ya que estamos, con el escribir rugby mismo.
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