El Mate Tuerto

"Se fingirá el saber que no se tiene."

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Nombre: El Mate Tuerto
Ubicación: Argentina

03 abril, 2006

El Zen y el arte de comer el pensamiento

Dejamos atrás otra reunión de filósofos y nos internamos en el nebuloso ámbito de la comida salteña para dar satisfacción a un apetito básico, o su desmesurada manifestación: la glotonería. No obstante lo cuál: estabamos cagados de hambre. Así que entre empanaditas salteñas, locro, quesadillas y carbonada, mirando 59’s y 60’s pasar de uno a otro lado por Las Heras con parque al fondo, mi amigo Nacho disertaba sobre un punto ajeno a los hacedores de verdad, los bicondicionales para disposiciones y demás nociones de las que veníamos de desenfrascarnos: el satori. “¿‘Satori’ no es cuando das en el centro justo de un blanco imaginario?”. “Exacto”. “Porque por lo que decís más bien significa ‘epifanía’”. “También”. Lo miré algo azorado, para serles franco. Y para mis adentro pensé: ¿lo del blanco o la epifanía? ¿En qué quedamos? “Es todo eso, y más”. Siguió adelante con su explicación. “Ah”, acoté, súbitamente iluminado, gracias a los ejemplos que Nacho acumulaba entre cucharada y cucharada de locro, “es algo similar al ‘dejá fluir tu inconsciente’ del psicoanálisis” (Más tarde pensaría que mejor hubiera quedado ‘dejá actuar a tu ello’, o ‘… a tu yo’. Enseguida comprendí que no entendía cabalmente, ni tampoco imprecisamente, cuáles eran las fronteras de inconsciente, ello y yo, ni tampoco las directivas reales que el psicoanálisis o sus adláteres encomiaran. Posteriormente todo eso dejó de importarme y volví a Oriente.). Nacho vacilaba… “… algo así. Sí [y los vaivenes de sus ojos y las muecas de su bocaza mostraban que yo tenía razón], algo así”. Y luego, algo clave: “el Zen es así. No puede definirse. Cuando a un maestro Zen le preguntás qué es dejar fluir tu inconsciente, te dice que dejar fluir es el Zen. Cuando le preguntás que es una epifanía, qué es una iluminación, te va a decir que la epifanía es Zen, que la iluminación es el Zen. ¿Entendés? Y si le preguntás qué es el Zen, te va a decir ‘El Zen es el Zen’, ¿entendés?”. Yo no estaba muy seguro de entender, pero tampoco era algo que me importaba del todo porque entreveía que, sí, algo captaba de todo el asunto y que, sí sí: algo interesante y conveniente y sumamente eficaz había en todo ello. No dejaba de resultarme curioso que considerara seriamente la posibilidad de que algo capaz de aplicarse a mi vida había en todo eso, cuando quizás diez meses o diez años atrás lo hubiera rechazado de plano, lo hubiera convertido en objeto de abierta o velada mofa e incluso de velada o abierta befa, con soberbia, con desprecio racionalista y desprejuiciado, con estúpida pertinacia. Sí: yo, el mismo, ahora no estaba tan dispuesto a la burla. Recordaba también una respuesta mosaica del Dios del Testamento a Moisés, que por eso la respuesta es metonímicamente mosaica, que ahora no recuerdo, algo así como que ‘Yo soy Yo’ o algo del estilo, instantes posteriores a hacerle acreedor de las benditas tablas de las benditas leyes, en fin. Ahora era diferente.
Así que terminamos nuestras quesadillas con manón o dulce de no sé qué poronga, seguimos hablando de cosas que no tenían que ver con el Zen, en todas las cuáles Nacho hacía gala de auténtica actitud Zen Exabrupta (contrariamente al lugar común, los Zen pueden ser todo. (“El maestro Zen no anda todo el día con kimono. Si yo fuera maestro Zen lo que tengo que hacer es vestirme como me visto, comer lo que como, hacer lo que hago”.) En el caso de Nacho, Nacho es Ex-Abrupto. Lo que me viene muy bien como modelo, porque yo también soy Ex-Abrupto –de una modalidad cercana a la de Nacho, pero no de la misma). Ya saben, de lo que suele hablarse cuando la lengua está suelta y el estómago lleno y creemos haber descubierto en el decurso del encuentro tres o cuatro verdades sobre nosotros, sobre nuestro entorno, sobre el Universo: de cualquier cosa. Después Nacho montó en su cupé y yo monté en mi 59 de vuelta a casa. Y pensé que el Zen era cualquier cosa, siempre que no hubiera freno (ahí recordé cómo Nacho había puesto como ejemplo de Zen interruptus un caso de no-encare a una minusa que él sabía le estaba entregada). Cualquier cosa podía ser Zen, incluso el freno, si no era forzado. Incluso el forzar, si no era forzado. Y entonces pensé, casi durmiéndome, casi pasándome de mi parada, que el Zen es la suspensión de la actitud-meta. En particular, metadiscursiva. Dejar fluir en el nivel 2, aunque lo que se deje fluir en el nivel 1 sea el pensamiento, la represión, las trabas. Porque si se deja fluir en el nivel 2, en el nivel 1 no va a haber, a la larga, muchas trabas ni mucha represión ni mucho pensamiento. Bajé del vehículo, como dos o tres paradas más allá de donde debía, habiendo no encarado a una morocha flaquita y pendejita impactante, por pensar en el Zen, o por cansancio, por mi inveterada cobardía o, lo que es peor, por mi cobarde estupidez, y quise ser una flecha que de un blanco imaginario. Después quise ser un exabrupto y después quise andar sin pensamientos. En ese momento, con la mente en blanco, afloró un recuerdo de una de las últimas glosas de Nacho sobre el Zen, una de las que terminó por convencerme. ¿De qué me convenció? ¿De practicar el Zen? Nacho había dicho: “Porque el Zen te dice: tenés que estar listo ‘en cualquier momento’. ¿Entendés? Tenés que estar dispuesto a morir en cualquier momento”.

Matías Pailos

12 Comentarios:

Blogger Cobiñas dijo...

Ahí le mando un mail a C. F. con los pasos a seguir. Abrazos, Cobiñas

3/4/06 22:13  
Anonymous Anónimo dijo...

Bienvenido, er, esperamos pronto sus posts.
Zedi anCioso

4/4/06 14:03  
Anonymous Anónimo dijo...

En otro orden de cosas, el Dulce con quesillo es de Cayote,
Dios le dijo a Moisés: "Yo soy el que soy"
El zen es el arte de crear el blanco al lanzar la flecha.
Al terminar de recorrer mi camino me di cuenta que yo era el camino
¿Zen? No, el obrero ferroviario Antonio Porchia

Zen y Cioso

4/4/06 14:05  
Anonymous Anónimo dijo...

Gracias por las aclaraciones. Pero Porchia está loco.

5/4/06 09:08  
Anonymous Anónimo dijo...

Hola, Yo soy Nacho.
Sí el de la historia, el filósofo analítico Zen chapucero y dubitativo que tan bien reconstruye Matías con esa memoria de Truman Capote interpretado por Philip Seymour Hoffman.
Sólo me gustaría discutir un punto (parece que no me puedo desembarazar de la mochila del filósofo, ese animal estúpido que no puede cargar ni llevar el peso de sus hombros y muere aplastado, ja).
En cuanto a la relación entre satori y epifanía, la epifanía es más bien una interpretación de lo que puede llegar a ser el satori. Algo así como una visión joyceana o una representación cataléptica del sabio estoico contemplando la verdad.
Personalmente, creo que el Zen va por otro lado (¿a la Boca como el 64?). En un sentido poco místico el Zen es algo así como un conjunto de enseñanzas prácticas o consejos. Pero no hay nada mejor que dar un ejemplo:
Sobre la erudicción (traducido al rioplatense by Nacho)
"Podes leer libros, pero cuidate de hacerlos a un lado tan pronto como sea posible. Si no los dejás, te vas a agarrar la costumbre de aprender sólo letras. Esto se parece a buscar hielo hirviendo agua de la canilla. Por eso, a veces los Budas dicen que (la verdad última) es explicable y a veces que no es explicable. El hecho es que no hay nada explicable ni inexplicable en la Realidad misma, que es el estado de todas las cosas que son".

7/4/06 11:17  
Anonymous Anónimo dijo...

Hola, Yo soy Nacho.
Sí el de la historia, el filósofo analítico Zen chapucero y dubitativo que tan bien reconstruye Matías con esa memoria de Truman Capote interpretado por Philip Seymour Hoffman.
Sólo me gustaría discutir un punto (parece que no me puedo desembarazar de la mochila del filósofo, ese animal estúpido que no puede cargar ni llevar el peso de sus hombros y muere aplastado, ja).
En cuanto a la relación entre satori y epifanía, la epifanía es más bien una interpretación de lo que puede llegar a ser el satori. Algo así como una visión joyceana o una representación cataléptica del sabio estoico contemplando la verdad.
Personalmente, creo que el Zen va por otro lado (¿a la Boca como el 64?). En un sentido poco místico el Zen es algo así como un conjunto de enseñanzas prácticas o consejos. Pero no hay nada mejor que dar un ejemplo:

Sobre la erudicción
(traducido al rioplatense by Nacho)
"Podes leer libros, pero cuidate de hacerlos a un lado tan pronto como sea posible. Si no los dejás, te vas a agarrar la costumbre de aprender sólo letras. Esto se parece a buscar hielo hirviendo agua de la canilla. Por eso, a veces los Budas dicen que (la verdad última) es explicable y a veces que no es explicable. El hecho es que no hay nada explicable ni inexplicable en la Realidad misma, que es el estado de todas las cosas que son".

7/4/06 11:18  
Anonymous Anónimo dijo...

Leyendo tu comentario creo entrever qué es lo que me atrajo de la cháchara Zen: el temor a perderme en las letras.

No queremos despojarnos de la piel del filósofo, y entonces la piel pregunta: ¿por qué a veces la verdad último es explicable, y a veces no? ¿Depende del punto de vista de quien explica, de aquél al que le explican, de todo eso y más...? ¿Por qué la Realidad no es ni explicable ni inexplicable? ¿Se refiere a que no podemos entender la relación entre la Realidad y esa verdad última? ¿Quiere decir que no vale la pena hacerse esas preguntas?

8/4/06 01:48  
Anonymous Anónimo dijo...

Reconozco, admito, que me cague de risa con el relato zen. Eso si que tiene zen-tido. Una vez me interese mucho por el zen, sobre todo por un tal Alan Watts, que es el que le explica el zen a los occidentales como nosotros, y el tipo decia que habia que evitar el problema de las dobles ligaduras: o sea, no podes querer no querer algo. Si te auto-das la orden de ser espontaneo se caga todo (de ahi el ejemplo del maestro Zen que le dice al discipulo que no piense en un elefante rosado, cosa que el discipulo no logra hacer). En fin, cuestion es que le hice caso a mis deseos y espontaneamente tire el libro a la basura.

9/4/06 17:54  
Anonymous Anónimo dijo...

Clap-Clap-Clap, X.
Por otra parte, usted tiene un costado oriental bastante perfilado. Mucho Hesse (que es como decir un doble agente de Oriente en la literatura alemana), mucho Krishnamurti (el pensador de cabecera de Henry Miller, por ej). El Zen no desentona.

10/4/06 00:06  
Anonymous Anónimo dijo...

Mejor dicho: el zen no dezentona
Zed

11/4/06 01:49  
Anonymous Anónimo dijo...

Super color scheme, I like it! Good job. Go on.
»

21/7/06 23:45  
Anonymous Anónimo dijo...

Yo no hablo espanol!! Pero, QUE PASA MI AMIGOS??!!!???? Well, i guess no one can read this but................WHAT UP?? YO MAMA THAT'S WHATS UP!!!!
:)
tu mama es muy feo y gordo! Yo es muy caliente HAHAHAAA

11/9/06 19:09  

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