Hermano mayor
Es evidente que “Gran Hermano” es genial. La pregunta es por qué.
Puterío. Puterío al por mayor. El puterío gusta, seduce, nos mantiene atornillados a nuestras butacas (o sillones; ¿quién tiene butacas en sus hogares?). Hay mucha intriga, hay confabulaciones al por mayor y habladurías por doquier. Impagable: quien puede urdir una buena intriga merece todos mis respetos, y esa gente puede hacerlo. (Nosotros los nerds no duraríamos ni dos votaciones.) Pero no hay una o dos tretas para expulsar gente (ese es el objetivo del juego: expulsar a todos los demás), sino cientas. Cada participante maneja varias, muchas contradictorias entre sí, y en tres sentidos: el inmediato, el mediano plazo y el proyecto a futuro. El inmediato es aquél que mira a la votación en ciernes. El segundo es el que, además de esta, tiene en mente, quizás, las siguientes dos. El último es el decisivo, y exige, en buena parte del juego, hacerse el boludo. Pero uno no puede enfocar este sendero y olvidarse de los otros dos, pues va, irremediablemente, a descubrirse siendo eyectado por los aires al exterior tan temido.
Tenemos, entonces, dos elementos para explicar nuestra afición: los gustos, saciados, por las estrategias y por las múltiples formas de manipulación humana (el chisme, la amenaza, la seducción, el miedo, las trampas tendidas). Después está el sexo.
Este, sin embargo, es un punto a discutir. Creo que lo escuché en una publicidad de la revista “Paparazzi”, en la que tildaban al hogar en el que se desarrolla el programa (o a la entidad colectiva conformada por sus habitantes) como “la casa de la histeria sin sexo”. Supongo que no son solo ellos, los internos, los que viven calientes. (Dejo constancia de mi felicitación a productores y votantes por haber puesto en circulaciones y eliminado en el acto a la rubia Claudia y a la profe Silvina, perras del infierno más que bien dispuestas a posar por doquier ligeras de ropa.) Tercer elemento: el sexo y sus sucedáneos.
Si “Gran Hermano” se pretende representativo de la sociedad argentina es claro que marra. No creo que tal sea su intención. Sí pretende captar nuestro interés explotando las posibilidades asociativas de algunos arquetipos hechos carne, que los tienen al por mayor: el punga (mi favorito), el gey, la mejor amiga no muy agraciada, la profe-sex, los gatos (de esta especie hay varias instanciaciones), el futbolero. No se tu, pero yo no puede soportar que la idea encarne sin quedarme a ver qué resulta de ello. Lo que mi espíritu juzgaba imposible (mi espíritu es muy boludo): la mezcla de ambos reinos –la cosa y la idea sobre la cosa-, ha tenido lugar. Esto provoca que se mueva el avispero de nuestro imaginario, porque, inevitablemente, el arquetipo va a derrapar, va a comportarse de modo impensado. A reacomodar nuestras ideas, entonces. A contrastar cada movida de fichas con la realidad (el programa) para no quedar como un boludo. Este factor complejo es el cuarto elemento.
Honestidad brutal. De los participantes y de los panelistas. Algunos botones de muestra:
-Le está manoteando el ganso y se lo está haciendo cantar. (Sebastián –“el gey”- sobre Osito –“la mejor amiga no muy agraciada”- y Jonathan –quien va a ganar, un sujeto ampliamente detestable.)
-Yo soy un pibe grande, a mi me chupan la pija” (Diego –“el punga”.)
-Gran hermano, yo pido pocas cosas, pero la crema la necesito con urgencia, por las estrías, necesito cualquier crema humectante, si es para estrías mejor, cualquiera que sea para el cuerpo, porque las estrías me salen a full y eso no tiene vuelta atrás, ¿podrá ser lo de las cremas para hoy, por favor? (La profe –que entra en más de una categoría. Al serle denegado el pedido, rompe en llanto.)
-… que esa es una arpía más grande que vos, mamita. (El inefable Jorge Dorio, traduciendo sus dichos de su modo castizo al lenguaje llano asequible a los participantes.)
Con ese van cinco. El sexto elemento es Jorge Dorio.
¿Qué hace un intelectual evaluando el comportamiento de los participantes de un programa televisivo de dudoso gusto? Exactamente lo que apreciamos que haga un intelectual: ensuciarse las manos. ¿Así que sos tan inteligente? Bueno: demostrámelo acá, frente a millones de espectadores, frente a tipos que no agarraron un libro en su vida, a ver si sos tan guapo. No en un Congreso de Filosofía, no en un Encuentro de Escritores. Dorio es guapo. Dorio demuestra que la inteligencia no está determinada por el objeto al que se aplica. Dorio trasunta picardía y elegancia, pero por sobre todo una moral que no es incompatible con el retruécano y el comentario ingenioso.
No son estas todas las razones para ver, disfrutar y comentar compulsivamente “Gran Hermano”. El que el programa se desarrolle en un espacio cerrado, el que todos lo vean, la voluntad de no quedar al margen, el placer de ver todas las hipocresías, agachadas y grandezas de nuestra comunicación puestas en pantalla y destacadas son otros de los factores que hacen al resto. Pero el programa es mucho más que esta suma de razones. Es, entre otras cosas un dechado de originalidad y sadismo. Dos de mis apetencias favoritas.
Matías Pailos
Puterío. Puterío al por mayor. El puterío gusta, seduce, nos mantiene atornillados a nuestras butacas (o sillones; ¿quién tiene butacas en sus hogares?). Hay mucha intriga, hay confabulaciones al por mayor y habladurías por doquier. Impagable: quien puede urdir una buena intriga merece todos mis respetos, y esa gente puede hacerlo. (Nosotros los nerds no duraríamos ni dos votaciones.) Pero no hay una o dos tretas para expulsar gente (ese es el objetivo del juego: expulsar a todos los demás), sino cientas. Cada participante maneja varias, muchas contradictorias entre sí, y en tres sentidos: el inmediato, el mediano plazo y el proyecto a futuro. El inmediato es aquél que mira a la votación en ciernes. El segundo es el que, además de esta, tiene en mente, quizás, las siguientes dos. El último es el decisivo, y exige, en buena parte del juego, hacerse el boludo. Pero uno no puede enfocar este sendero y olvidarse de los otros dos, pues va, irremediablemente, a descubrirse siendo eyectado por los aires al exterior tan temido.
Tenemos, entonces, dos elementos para explicar nuestra afición: los gustos, saciados, por las estrategias y por las múltiples formas de manipulación humana (el chisme, la amenaza, la seducción, el miedo, las trampas tendidas). Después está el sexo.
Este, sin embargo, es un punto a discutir. Creo que lo escuché en una publicidad de la revista “Paparazzi”, en la que tildaban al hogar en el que se desarrolla el programa (o a la entidad colectiva conformada por sus habitantes) como “la casa de la histeria sin sexo”. Supongo que no son solo ellos, los internos, los que viven calientes. (Dejo constancia de mi felicitación a productores y votantes por haber puesto en circulaciones y eliminado en el acto a la rubia Claudia y a la profe Silvina, perras del infierno más que bien dispuestas a posar por doquier ligeras de ropa.) Tercer elemento: el sexo y sus sucedáneos.
Si “Gran Hermano” se pretende representativo de la sociedad argentina es claro que marra. No creo que tal sea su intención. Sí pretende captar nuestro interés explotando las posibilidades asociativas de algunos arquetipos hechos carne, que los tienen al por mayor: el punga (mi favorito), el gey, la mejor amiga no muy agraciada, la profe-sex, los gatos (de esta especie hay varias instanciaciones), el futbolero. No se tu, pero yo no puede soportar que la idea encarne sin quedarme a ver qué resulta de ello. Lo que mi espíritu juzgaba imposible (mi espíritu es muy boludo): la mezcla de ambos reinos –la cosa y la idea sobre la cosa-, ha tenido lugar. Esto provoca que se mueva el avispero de nuestro imaginario, porque, inevitablemente, el arquetipo va a derrapar, va a comportarse de modo impensado. A reacomodar nuestras ideas, entonces. A contrastar cada movida de fichas con la realidad (el programa) para no quedar como un boludo. Este factor complejo es el cuarto elemento.
Honestidad brutal. De los participantes y de los panelistas. Algunos botones de muestra:
-Le está manoteando el ganso y se lo está haciendo cantar. (Sebastián –“el gey”- sobre Osito –“la mejor amiga no muy agraciada”- y Jonathan –quien va a ganar, un sujeto ampliamente detestable.)
-Yo soy un pibe grande, a mi me chupan la pija” (Diego –“el punga”.)
-Gran hermano, yo pido pocas cosas, pero la crema la necesito con urgencia, por las estrías, necesito cualquier crema humectante, si es para estrías mejor, cualquiera que sea para el cuerpo, porque las estrías me salen a full y eso no tiene vuelta atrás, ¿podrá ser lo de las cremas para hoy, por favor? (La profe –que entra en más de una categoría. Al serle denegado el pedido, rompe en llanto.)
-… que esa es una arpía más grande que vos, mamita. (El inefable Jorge Dorio, traduciendo sus dichos de su modo castizo al lenguaje llano asequible a los participantes.)
Con ese van cinco. El sexto elemento es Jorge Dorio.
¿Qué hace un intelectual evaluando el comportamiento de los participantes de un programa televisivo de dudoso gusto? Exactamente lo que apreciamos que haga un intelectual: ensuciarse las manos. ¿Así que sos tan inteligente? Bueno: demostrámelo acá, frente a millones de espectadores, frente a tipos que no agarraron un libro en su vida, a ver si sos tan guapo. No en un Congreso de Filosofía, no en un Encuentro de Escritores. Dorio es guapo. Dorio demuestra que la inteligencia no está determinada por el objeto al que se aplica. Dorio trasunta picardía y elegancia, pero por sobre todo una moral que no es incompatible con el retruécano y el comentario ingenioso.
No son estas todas las razones para ver, disfrutar y comentar compulsivamente “Gran Hermano”. El que el programa se desarrolle en un espacio cerrado, el que todos lo vean, la voluntad de no quedar al margen, el placer de ver todas las hipocresías, agachadas y grandezas de nuestra comunicación puestas en pantalla y destacadas son otros de los factores que hacen al resto. Pero el programa es mucho más que esta suma de razones. Es, entre otras cosas un dechado de originalidad y sadismo. Dos de mis apetencias favoritas.
Matías Pailos
13 Comentarios:
Por mi parte, debo decir que no sé si más que futbol de primera u otros programas, pero estoy convencido de que todo el programa y sus suburbios, me provocan una enorme tristeza, porque lo considero el barril sin fondo de la estupidez contemporánea.
Me da tristeza por los espectadores, el resto, protagonistas y comentadores, hacen su negocio.
MP, disiento absolutamente con todo, nadie dice que el tiempo hay que ganarlo, pero estoy convencido de que hay miles de maneras mejores de perderlo.
Lo puedo equiparar al poxi ran, en cuanto a que come neuronas, profundizar sobre eso es perderse en una nada insólita. Pero claro, tantos millones de moscas...
Es la primera vez que me ocurre aquí, de sentir que aparece un tema para silenciar absolutamente.
Yo les impediría el alimento, de manera que el juego consista en comerse unos a otros, hasta que quede uno, el cual sería fusilado por antropófago.
Veo que sigue con su costumbre de la controversia (y si, era de esperarse, al fin y al cabo me ausenté sólo por unos días). Una puesta en cuestión -ésta menos cizañera y con intención más seria, creo- de la censura de la tortura y un encomio al Gran Hermano. Todo un Gorgias, usted.
Un gusto -no volver, pero sí saludarlo nuevamente.
(el "si" era con tilde)
Recuerdo claramente haber visto con furor un realioty llamado 'Protagonistas de la fama'. Era tanto mi fanatismo que no podía salir los viernes en la noche, si antes, no veía el capítulo correspondiente. Mis amigos, claro, me odiaban (como cuando veía 'Dawson's Creek').
Saludos
Bueno, el señor ER me pide a gritos que yo haga un encomio de "Fútbol de primera". Lo haré. Para empezar, un laburo genial de edición en muy poco tiempo. En segundo lugar (un poco en la línea de lo anterior), excelentes resúmenes de 10 partidos de 90 minutos en tan sólo 120. Además, buenos análisis sobre la estrategia del juego en cada caso. Y por último, lo más importante: el fútbol es una actividad hermosa. La asociación del fútbol con algo "de bajo nivel" o espúreo me parece un ripio que deberíamos desterrar. Si a lo que se quiere atacar al menospreciar a "fútbol de primera" es al fanatismo de muchos, eso es otra cosa. Pero el programa es bárbaro. Olé, olé, olé, olá, cada día lo quiero más.
ER: le encargué a mi dealer poxiran; va como trompada de loco.
S: la diferencia entre un sofista y yo, es que yo soy sincero.
RSB: yo también veía 'Dawson's creek'. Eso no habla muy a favor de nuestra masculinidad.
ML: es el momento. ¿No quiere donar un post para matetuerto? (Uno original.)
Creo, Federico, que la actitud del sofista y la suya son bastante similares. Me parecen discutibles tanto la insinceridad de ellos como la sinceridad suya, pero -o más bien porque-, sobre todo, diría que en ambos casos es otra cosa lo que prima.
(Ah, y estoy triste porque no respondió a mi sincero "un gusto..." con una fórmula de cortesía del tipo "el gusto es todo mío" o algo así. Snif.)
La verdad que me aburre. Rial es un denso con su permanente tono excitado y su retórica de discurso electoral que lo obliga a repetir dos y hasta tres veces la misma frase antes de empezar con la siguiente. Espero que el próximo GH lo conduzca Pelufo (ese muchacho pide a gritos una oportunidad)
Aplausos para Dorio que saca al intelectual del claustro y lo hace quedar como un cancherito que, si quiere, habla de cualquier cosa con ingenio y humor sin perder el estilo.
¿Alguien recuerda el capítulo de Seinfeld, donde su novia (la de ese capítulo) que es policía, lo hace confesar bajo el detector de mentiras que él mira Melrose Place?.
Confieso que he visto Melrose Place, Dawsons Creek, y un reality llamado American Next top model.
simpatica y puntal,
veo que lo tuyo son cosas con pocos "argumentos", que nivel!
xilofon
Ja, ja, ja!!!. Lo sabía, lo sabía, qué guerrero. Me vas a torear cada vez que puedas a partir de ahora, ¿nop???.
Peluffo pide a gritos dar el salto.
Mirá, S: si querés llorar, llorá. (Acá tenés un pañuelo.)
Puede que los 'pero' sean 'porque' secretos. ¿Ocurre lo inverso?
Las iniciales de Mariano Peluffo Y Matías Pailos coinciden ¿No será que Pailos es el seudónimo de nuestro afamado conductor?
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