Perdido
No hay una isla sino dos; en algún momento de la segunda temporada el negro matará a varios de sus compañeros a traición; la hermosísima rubia alta que ennovia con el árabe morirá a manos de la chica latina, la líder de la otra partida de sobrevivientes; vemos a un hombre haciendo abdominales, entrenando a conciencia, rodeado de multitud de avatares de la tecnología de punta desperdigados en un departamento con aires de modernidad. Una luz se enciende y el atleta despierta sus sentidos. Estamos en medio de la isla y bajo ella: es el comienzo de la segunda temporada. La serie es ‘Lost’, y no vi nunca un capítulo entero.
Sábado a la noche. Fernet, porro y música fuerte. Mis acompañantes son tan nerds como yo, tan snobs como yo, tan anegados de libros, discos y películas como yo. Ahí afuera hay mujeres dispuestas a captar nuestra atención, sedientas de histeriquearnos, anhelantes de ser conquistadas, por nosotros o por otros como nosotros. Adentro hablamos, gastamos saliva, gastamos energía, gastamos tiempo, atención y risas. ¿De qué hablamos? De ‘Lost’.
Prendo la radio. Escucho a De Caro, escucho a Martin, escucho a Schultz. ¿Qué escucho? Escucho comentarios, hipótesis, teorías. En su enunciación se perfilan sesgos religiosos, morales, metafísicos, epistémicos, estéticos. Hablan de ciencia ficción y Philip Dick, hablan de cine y de David Lynch. ¿De qué hablan? De ‘Lost’.
Zedi Cioso especula, y remeda y ahonda en lo ya dicho meses atrás por Mariana Enriquez en nota a doble página en ‘Radar’: la estrategia básica de la serie es abrir caminos que sean multitud de posibilidades; insinuar esto, aquello, y lo de más allá sin jamás pronunciarse. Es patear la pelota y correr, es la fuga hacia delante. Sí, concede DDM, en cuya residencia departimos, pero los guionistas tienen todo en la cabeza, saben adonde ir. Quizás tengan varias líneas argumentativas. Quizás no sepan, interviene PH, solo salten de una a otra para desconcertarnos. Leí que hay una página oficial de la serie dedicada a evaluar y descartar versiones, aporto. Ahí se descarta que estén muertos, que todo sea un sueño, que sean solo cerebros en cubetas. Se ha descartado la obviedad. Por ahora.
La serie es evidentemente notable. Toda persona cuya opinión valga más o menos la pena, sometida a su influjo, habla maravillas de ella. O no: critica, denuesta, maltrata. Pero en el juicio de estos se entrevé la recurrencia de la obsesión, la minuciosidad en la información del fanático. En la sonrisa que apostrofa su cara se delata a viva voz el gusto, el agradecimiento, el encanto. ¿Por qué no la veo?
Acá tendría que venir la razón desquiciada pero original. La que revela inteligencia y condena a su autor a la infelicidad. O el gesto de rebelión, quizás adolescente, pero indudablemente vital. No. Nada de nada y nada interesante. Quiero. Quiero mucho. Deseo fuertemente verla, desde el piloto al último capítulo de la tercera temporada. Pasa lo que habitualmente, y la explicación es rudimentario y aburrida, terriblemente prosaica. No tengo DVD, por lo que de nada vale que alquile las temporadas; no estoy en casa cuando AXN o Telefé proyectan sus capítulos y, con un VHS muerto estoy, a su vez, imposibilitado de grabarlo. Me encantaría verlo porque me encanta escuchar la música que escuchan todos. Mi vocación por fundirme con la masa es infinita. Soy la materia prima que todo fascismo desea. Nada de esto logra que active y, de una buena vez, devenga lo que todos: un fanático de ‘Lost’.
Aunque quizás ya lo sea. Quizás este post muestre eso. Lo que indudablemente revela es un grado de abulia y oronda autocomplacencia ligeramente indignante. Probablemente haya, seguramente hay algo más: me hallo en una posición de una originalidad ridícula que nadie desea, que nadie alaba ni admira. Trampas de la supervivencia, en el curso de todos estos años supe hacer del envanecimiento por distintivos fáciles e inútiles un arma que acrecentaba mi orgullo y autoestima. Hoy volví a caer en el pozo. Ahora no puedo salir.
Matías Pailos
Sábado a la noche. Fernet, porro y música fuerte. Mis acompañantes son tan nerds como yo, tan snobs como yo, tan anegados de libros, discos y películas como yo. Ahí afuera hay mujeres dispuestas a captar nuestra atención, sedientas de histeriquearnos, anhelantes de ser conquistadas, por nosotros o por otros como nosotros. Adentro hablamos, gastamos saliva, gastamos energía, gastamos tiempo, atención y risas. ¿De qué hablamos? De ‘Lost’.
Prendo la radio. Escucho a De Caro, escucho a Martin, escucho a Schultz. ¿Qué escucho? Escucho comentarios, hipótesis, teorías. En su enunciación se perfilan sesgos religiosos, morales, metafísicos, epistémicos, estéticos. Hablan de ciencia ficción y Philip Dick, hablan de cine y de David Lynch. ¿De qué hablan? De ‘Lost’.
Zedi Cioso especula, y remeda y ahonda en lo ya dicho meses atrás por Mariana Enriquez en nota a doble página en ‘Radar’: la estrategia básica de la serie es abrir caminos que sean multitud de posibilidades; insinuar esto, aquello, y lo de más allá sin jamás pronunciarse. Es patear la pelota y correr, es la fuga hacia delante. Sí, concede DDM, en cuya residencia departimos, pero los guionistas tienen todo en la cabeza, saben adonde ir. Quizás tengan varias líneas argumentativas. Quizás no sepan, interviene PH, solo salten de una a otra para desconcertarnos. Leí que hay una página oficial de la serie dedicada a evaluar y descartar versiones, aporto. Ahí se descarta que estén muertos, que todo sea un sueño, que sean solo cerebros en cubetas. Se ha descartado la obviedad. Por ahora.
La serie es evidentemente notable. Toda persona cuya opinión valga más o menos la pena, sometida a su influjo, habla maravillas de ella. O no: critica, denuesta, maltrata. Pero en el juicio de estos se entrevé la recurrencia de la obsesión, la minuciosidad en la información del fanático. En la sonrisa que apostrofa su cara se delata a viva voz el gusto, el agradecimiento, el encanto. ¿Por qué no la veo?
Acá tendría que venir la razón desquiciada pero original. La que revela inteligencia y condena a su autor a la infelicidad. O el gesto de rebelión, quizás adolescente, pero indudablemente vital. No. Nada de nada y nada interesante. Quiero. Quiero mucho. Deseo fuertemente verla, desde el piloto al último capítulo de la tercera temporada. Pasa lo que habitualmente, y la explicación es rudimentario y aburrida, terriblemente prosaica. No tengo DVD, por lo que de nada vale que alquile las temporadas; no estoy en casa cuando AXN o Telefé proyectan sus capítulos y, con un VHS muerto estoy, a su vez, imposibilitado de grabarlo. Me encantaría verlo porque me encanta escuchar la música que escuchan todos. Mi vocación por fundirme con la masa es infinita. Soy la materia prima que todo fascismo desea. Nada de esto logra que active y, de una buena vez, devenga lo que todos: un fanático de ‘Lost’.
Aunque quizás ya lo sea. Quizás este post muestre eso. Lo que indudablemente revela es un grado de abulia y oronda autocomplacencia ligeramente indignante. Probablemente haya, seguramente hay algo más: me hallo en una posición de una originalidad ridícula que nadie desea, que nadie alaba ni admira. Trampas de la supervivencia, en el curso de todos estos años supe hacer del envanecimiento por distintivos fáciles e inútiles un arma que acrecentaba mi orgullo y autoestima. Hoy volví a caer en el pozo. Ahora no puedo salir.
Matías Pailos
11 Comentarios:
Mire Pailos, yo lo que LEO es que usted esta garroneando una lectora de dvd!!!
Yo no miro tele basicamente,pero los cap. de "lost" me estan rondando por todos lados.
Me decidí a a verla el día que me enteré que actuaba el lindo y tontito del hermano mayor de la vieja y lacrímogena serie "party of five".
saludos.
p.d: sigue sin celular?
no da, no da que cuentes nada de lost. Es feo.
Me compré la primera temporada en DVD, me alquilé la segunda, la tercera la estoy viendo al mismo tiempo que en EEUU, bajándomela de internet. Leo algunos sitios de éstos con teorias sobre LOST.
No conozco a nadie que no le guste, excepto mi padre, a quien le presté los DVD, y me dijo con sarcasmo, que no le interesa ver una serie de "naufragos" perdidos en una isla hace más de 60 días con la ropa impecable y el pelo limpito.
Coincido con PH: no podés contar la temporada 2, viejo...
P de Pau: claro... ahora sé de dónde lo tenía al doctorcito :-))
¿Fue muy evidente el garroneo? Todo muy lindo, pero el DVD no aparece. Miren que sigo contando...
Estoy ofendida: le envie el dato del escritor que me pidió, y me quedé esperando la explicación que prometió. ¿He sido plantada como las más boluda en el trueque?
Para el casamiento va el DVD.
A cambio de eso no adelantes más información por favor!
Disculpenló al Pailos. Como no ve la serie no puede comprender lo que implica andar revelando detalles como los que revela en las primeras líneas del post.
Y creo que esa isla se enriquecería si se agrega Pailos a los sobrevivientes del vuelo 815, ¡Vaya personaje!
Además, me llegó la increíble versión de que LOST está bancada por el laboratorio que fabrica Prozac en virtud de una novedosa y no muy clara nueva tendencia de la publicidad ¿Más conspiración?
SYP: ¿dónde los mandó?
Al e-mail que figura en el perfil de éste blog: mate_tuerto en yahoo.com.ar...
Supongo que estás bajando la tercera temporada desde internet, ¿verdad?
Está ya 'arriba' sólo pocas horas luego de su transmisión en usa...
Locke no es Hume, ni Sawyer es Reilly, ni Rousseau es Berkeley.
Un abrazo de uno de los otros...
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