Atacama-Valparaíso
El barrabrava multiplicaba las posibilidades combinatorias de las tres palabras que el alemán sabía en castellano para naturalizar lo imposible: estaban hablando. El barrabrava oficiaba de intérprete de la sociedad chilena y entrevistador. El alemán asentía, repetía “sí, sí, sí” y remataba sus intervenciones con inefables “hum!”’s. A mi lado, ambos del otro lado de la realidad chilo-alemana del micro, Facu dormitaba. Cinco días en San Pedro de Atacama despertándonos demasiado temprano para abordar combis que nos internaban por caminos hechos de sólida negrura nocturna y plagado de ripios que impedían tanto dormir como disfrutar del paisaje, cinco días caminando como noctámbulos –el ritmo es el mismo- de acá para allá, entre rocas coloradas, sobre salares pulidos, bajo el agua de lagos aspirantes a mares muertos, cinco días en hostels sin agua caliente y almohadas bidimensionales: desmayarnos en los asientos era un esfuerzo excesivo. No pasa una hora y ya llegamos a Calama. Chau, dice el alemán. Entre nosotros y el barrabrava, la nada del pasillo y un asiento vacío.
El barrabrava vacía su séptima cerveza diez minutos más tarde. Está listo para iniciar el ataque.
-Ey, amigo.
Estoy reclinado en el asiento, los ojos apuntando a “La novela luminosa” de Levrero o a “Las sirenas de Titán” de Vonnegut o a “Los libros de la guerra” de Fogwill.
-Ey, amigo.
¿Qué te pasa, tarado? ¿No ves que estoy leyendo?
-Ey, amigo.
Ufff…
-¿Soi argentino?
Después de unas semanas de ese lado de la cordillera, la sensación de extrañeza generada por el particular modo de expresión se ve atenuada, pero… ¿cómo que si sos argentino? ¡Sos chileno! ¿No te escuchás hablar?
-¿Te gusta el fútbol?
-… sí.
-¿Soi de Boca?
-… Independiente.
-¡Uhhh…! ¡Aguante la Academia!
-…
-Somos amigos de Racing, vo.
-… hum.
Décima cerveza cerveza. Clavo los ojos en el libro.
Diez minutos más tarde:
-Ey, amigo.
-…
-Ey, amigo.
-…
-Ey, amigo.
-… ¿sí?
-Cuidado con el bolso.
-… hum.
-El chileno es harrrrrto oportunista, vo.
-… ajá.
-Sí, vo. Así que ojo. Si bajai, bajai con la mochila, vo.
-… bien.
Clavo los ojos en el libro, parte 2.
-Ey, amigo.
-…
-Ey, amigo.
-…
-Ey, amigo.
Y cinco minutos más tarde:
-Ey, amigo.
-…
-Ey, amigo.
-…
-Ey, amigo.
Y cinco minutos más tarde:
-Ey, amigo.
-…
-Ey, amigo.
-…
-Ey, amigo.
Llegamos. Esto es algún lado. Ya es noche cerrada y el barrabrava deja atrás su vigésima cerveza. Bajo.
-Ey, amigo.
-…
-Ey, amigo.
-… ¿sí?
-Cuidado con el bolso.
Agarro el bolso. Entonces, el horror: el barrabrava, su mochila y su hatajo de cervezas, me siguen. ¿Querés?
-¡Claaaaro, huevón!
Me alejo del parador. El barra oscila hacia mí. Se apoya en el árbol. Le doy una seca, dos secas y se lo paso. Le da una seca. Le da otra seca.
-Fumá tranquilo.
Tres secas. Cuatro secas. Me lo pasa.
-Dale, dale tranquilo.
Quinta seca. Sext…
Se tambalea. Cae. Le saco la mochila y el manojo de cervezas y vuelvo al micro.
Matías Pailos
El barrabrava vacía su séptima cerveza diez minutos más tarde. Está listo para iniciar el ataque.
-Ey, amigo.
Estoy reclinado en el asiento, los ojos apuntando a “La novela luminosa” de Levrero o a “Las sirenas de Titán” de Vonnegut o a “Los libros de la guerra” de Fogwill.
-Ey, amigo.
¿Qué te pasa, tarado? ¿No ves que estoy leyendo?
-Ey, amigo.
Ufff…
-¿Soi argentino?
Después de unas semanas de ese lado de la cordillera, la sensación de extrañeza generada por el particular modo de expresión se ve atenuada, pero… ¿cómo que si sos argentino? ¡Sos chileno! ¿No te escuchás hablar?
-¿Te gusta el fútbol?
-… sí.
-¿Soi de Boca?
-… Independiente.
-¡Uhhh…! ¡Aguante la Academia!
-…
-Somos amigos de Racing, vo.
-… hum.
Décima cerveza cerveza. Clavo los ojos en el libro.
Diez minutos más tarde:
-Ey, amigo.
-…
-Ey, amigo.
-…
-Ey, amigo.
-… ¿sí?
-Cuidado con el bolso.
-… hum.
-El chileno es harrrrrto oportunista, vo.
-… ajá.
-Sí, vo. Así que ojo. Si bajai, bajai con la mochila, vo.
-… bien.
Clavo los ojos en el libro, parte 2.
-Ey, amigo.
-…
-Ey, amigo.
-…
-Ey, amigo.
Y cinco minutos más tarde:
-Ey, amigo.
-…
-Ey, amigo.
-…
-Ey, amigo.
Y cinco minutos más tarde:
-Ey, amigo.
-…
-Ey, amigo.
-…
-Ey, amigo.
Llegamos. Esto es algún lado. Ya es noche cerrada y el barrabrava deja atrás su vigésima cerveza. Bajo.
-Ey, amigo.
-…
-Ey, amigo.
-… ¿sí?
-Cuidado con el bolso.
Agarro el bolso. Entonces, el horror: el barrabrava, su mochila y su hatajo de cervezas, me siguen. ¿Querés?
-¡Claaaaro, huevón!
Me alejo del parador. El barra oscila hacia mí. Se apoya en el árbol. Le doy una seca, dos secas y se lo paso. Le da una seca. Le da otra seca.
-Fumá tranquilo.
Tres secas. Cuatro secas. Me lo pasa.
-Dale, dale tranquilo.
Quinta seca. Sext…
Se tambalea. Cae. Le saco la mochila y el manojo de cervezas y vuelvo al micro.
Matías Pailos
Etiquetas: Tripeando
15 Comentarios:
El post xenófobo que tarde o temprano iba a aparecer. Me voy a hacer penitencia al rincón.
da gracias de que sólo soy la policía de género... pero sí, al rincón! y dos horas más de penitencia por los posts machistas... jaja...
besos, amigos.
Bastante acertada descripción de un elemento típico de nuestra fauna. Imbéciles, que duda cabe, hay en todos lados, aunque al parecer éste en particular resulta más molesto que especímenes de otras latitudes. Qué lástima que tipos como éste (o, peor que toda una horda de barrabravas, como la Bolocco) las oficien de embajadores y tengan tanto talento para forjar la imagen exterior.
Buen final, Matías. Fue lo mejor que pudiste hacer con ese hijo de puta.
Gernández.
Muy buen cuento.
:D
qué buen cuento! sí... jijiiji...¿soi argentino?...ji...
parece que sufriste un poco el viaje, pero lo supiste aprovechar!
genial.
J: no soy machista: soy feminista de la diferencia.
G: te confieso que estaba algo preocupado por lo que Rodrigo y vos pudieran pensar al respecto. Pero sí: este muchacho superó cualquier cota razonable de paciencia de veraneante.
N: grazie.
C: las vacaciones estuvieron muy bien, salvo por este detalle -y mis ganas de salir rajando de Atacama a las dos horas de llegar.
oh my god! MP es feminista? necesito un whisky... es mucha emoción...
hola, matias,
si el chileno era jodido, el argentino más. un final adecuado, después de todo.
saludos
J: es que nunca me entendiste.
ER: no: el barra estaba compitiendo por "el hombre más denso del mundo".
nah, yo los quemaría a todos esos idiotas si pudiese.
nota de color local: MP no es "vo" el que remata cada frase del shileno medio, sino un "poh" derivado de un pretérito "pues".
nota de color local 2: no sé si lo recuerdan, pero ése tipo más que barrabrava tiene toda la pinta de un "flaite", mejor conocidos por ustedes como "torrante".
abrazos amigos
"poh": registrado. Escuché todo el tiempo "vo", que entendía como un apócope de "vos". Y me gustó "flaite". Lo voy a importar -pero sin mismidad de significado.
Será que uno siempre quiere ser extranjero en su propia lengua pero me encantan las transcripciones del shileno coloquial al lenguaje escrito, que acá abundan, y que es una de las jugadas que más me gustan de Lemebel.
Abrazos transcordilleranos
@MP: recuerda que les conté que lo de "flaite" deriva del inglés "flighter", que supuestamente refería a los 'volados' por la marijuana.
muy buen cuento
y la palabra 'flaite' re da para fumado
Se sanciona la traducción en el nuevo diccionario chileno-argentino:
flaite = individuo afectado de un colocón de marihuana (i.e., "fumado").
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal