Felices Fiestas
Aprovechando la presencia de Xilofón en Buenos Aires, emprendimos Zedi Cioso, Zatoichi, el inframentado Xilofón y quien les habla, Matías Pailos, viaje al fin de la noche navideña del año 2005. Lo que en nuestro caso insalvablemente significa comenzar la velada con una cena en, dónde si no, ‘Todos Contentos’, afamado piringuindín de la zona de Belgrano, más específicamente del Barrio Chino de Belgrano. ‘Pero miren que yo mucho hambre no tengo, eh, miren que yo no voy a comer nada’. Sin ceder un ápice en nuestra incredulidad, Zato-Cioso-Pailos arrastró a X persona hacia el restó chinó. Pedidos una surtida gama de manjares, entre la que destacaba a la vista propia y ajena ‘Las hormigas suben al árbol’, suerte de ambrosía del Lejano Oriente condimentada por un machote mexicane amante del picante. Rociamos todo esto con una medida de te frío y un vinasi de esos medio pelo que nosotros, auténticos medio pelo argentinos solemos pedir, digamos, un ‘López’. Primer amago. ‘Les agarro una, muchachos’, dijo X persona dirigiéndose a la entidad una y trina Z-C-P (el zetacepé), hablando de una de esas empanaditas chinas cuyo nombre no puedo acordarme en estos momentos. (¿Cómo? ¿‘Arrolladito primavera’? ¡Andá, mirá si se va a llamar así!) ‘No’, sentencié, con rubicunda expresión, taladrando al filósofo torontés (X) con la mirada. Nadie se atrevió a decir nada. Al rato: ‘Che, Matías, dale… ¿puedo una?’. “NO, LA RECONCH, POR QUÉ MIERD N PDS NTS”, fue todo lo que, me cuentan, salió de mi boca (había entrado en trance iracundo o irascible –porque tampoco recuerdo cuál de las dos modalidades había adoptado). Me calmaron la segunda y la tercera persona (zetacé) y, mientras volvía a mis cabales noté, notamos, noté yo, zetacepé, como a la velocidad del rayo X persona iba devorando cada mota de alimento de mi plato, del de la segunda persona, del de la tercera persona y, verbigracia, los restos que para una ulterior tanda habían sido reservados en una mesa concomitante. El ni nacional ni popular filósofo X fuese hinchando e hinchando tanto que adoptó la forma de un globo, y ya emprendía vuelo cuando el ingenioso Zato removió uno de los cordones de su zapato y lo tendió hacia el globo filosófico, atándolo a él. Pero había algo que no correspondía a ese cuadro. De otras mesas ya nos miraban con recelo. Entonces, ágil, siempre con un bocadillo ocurrente a mano, la tercera persona: (Zedi)C(ioso) procedió a restablecer el equilibrio armónico alterado por tamaño ingente acto de X y de Zato, y cortó las piernas de Zato a la altura de sus rodillas, arremangó sus bocamangas, calzó un sombrero de marinerito y zampó los zapatos en los muñones inferiores y ya. He ahí un niño con su globo. Los comensales de las mesas cercanas, al ver restaurado el orden suspendido, la armonía preestablecida, se calmaron (algunos –escépticos ante el carácter preestablecido de la armonía- suspiraron aliviados; del fondo incluso se escucharon aplausos). Sin apetito, largué la siguiente propuesta: ‘¿Y si vamos a un cabarulo?’. Zato sonrió, pero X y C vieron sus mejillas arreboladas. Xilofón, superando su vergüenza, nos mostró por debajo de su pantalón, que cubría la mitad de su global condición, el cinturón de castidad. Al ser exhibido todos comprendimos, pero también comprendimos que necesariamente, por las leyes físicas que gobiernan a puño firme nuestro universo, que X debería venirse a pique, cosa que en efecto hizo, estallando por los aires y desparramando tripas, músculos, huesos y sanguinolento elemento a troche y moche. Pero, y esto es lo bueno, nos fueron restaurados de lo profundo de su ser, de las susomentadas tripas, los platos que su glotonería nos había arrebatado. Contentos, la entidad una y trina zetacepé comió con efusión. Al finalizar, orondos y levemente compungidos, con el atisbo de arrepentimiento que suele desatar el dar rienda suelta a los bajos apetitos, me atreví a preguntarle a Cioso: ‘che, ¿vos te prendés en el puterío?’. Cioso nuevamente viró a rojo y, tímidamente también, se arremangó la camisa y nos mostró la marca de su dueña impresa a fuego en su piel. Comprendimos todos que Cioso era ganado vacuno, y él también lo comprendió, así que nos exigió verde elemento para pastar. Aprovechamos para salir del restó, porque con Cioso hecho toro o vaca ya no entrábamos y el público volvía a dirigir torva mirada hacia nuestra persona trina y una. Al salir vislumbré el Centro de Taiwaneses Justicialistas de la República Argentina y, recordando mi peronismo no practicante, hice la ve hacia el Centro, del que aprovecharon a emerger una horda de taiwaneses dispuestos a arremojar sus patas en esta o aquella fuente, y un poco esqueléticos también, es verdad. Así que se cernieron sobre la vaca o toro Cioso, al que filetearon (no lo asaron entero; se ve que no son de esas costumbres) y se lo zamparon así, crudo y todo, en lonjas. La segunda persona, al ver esto, se mató de risa, lo que podría ser literal porque, fruto del desangrado sufrido en sus muñones sin cauterizar, se desvaneció. Sin saber qué hacer, procedí a tirarlo en una olla popular que los taiwas habían fraguado a la sazón, a ver si así paraba de sufrir, y ese fue el caso: se disolvió en el guisacho taiwa. Y yo, afligido, sin amigos, volví a mi domicilio.
Quizás les parezca autocomplaciente, pero, ¡qué me importa! Estoy buscando tres amigos, más o menos con las siguientes características: 1-Filósofo residente en Toronto, Canadá, competente ajedrecista de extrañas destrezas bucales. 2-Casi abogado hincha de Racing Clú, que haya pasado antes por las carreras de Comunicación, Arquitectura y Letras, y sea además hábil fotógrafo. 3-Casi comunicólogo y cabal escritor, capaz de forjar una novela en diez meses y no forjar una tesina en diez años. Cualquier sugerencia, dejarla por favor en forma de comentario, más abajo. Desde ya, muchas gracias.
Matías Pailos
Quizás les parezca autocomplaciente, pero, ¡qué me importa! Estoy buscando tres amigos, más o menos con las siguientes características: 1-Filósofo residente en Toronto, Canadá, competente ajedrecista de extrañas destrezas bucales. 2-Casi abogado hincha de Racing Clú, que haya pasado antes por las carreras de Comunicación, Arquitectura y Letras, y sea además hábil fotógrafo. 3-Casi comunicólogo y cabal escritor, capaz de forjar una novela en diez meses y no forjar una tesina en diez años. Cualquier sugerencia, dejarla por favor en forma de comentario, más abajo. Desde ya, muchas gracias.
Matías Pailos
10 Comentarios:
Algunos fragmentos son dignos del Virgilio Piñera de los _Cuentos fríos_.
Abrazos, Cobiñas
Gracias, gracias. Noté también que se me coló el Copi de 'El Uruguayo'. Pero ambos, Piñera y Copi, le deben todo... bueno, no: le deben bastante, al polaco de Retiro Vitto Gombrowicz.
Davidlyncheano por momentos, a veces airoso, onírico siempre, digno de "Orible" (tómese como un elogio) y no escribo más porque el Amo del Corral me tiene prohibido pasar mucho tiempo en internet.
"La Vaca Cioso"
Muy bueno, muy bueno. Me estas haciendo una imagen de hombre Rousseauniano que no se de donde proviene, pero en fin. Torpe es posible, pero comilon? yo?
Abrazos
No lo tomen como algo personal, es sólo literatura... qué caradura, ¿no?
Xilofón dijo "hombre roussoniano" ¿No habrá querido decir hombre rousseliniano?
Bueno, después de todo, ¿cómo distinguir un francés de otro? Como dijeron los resucitados, digo, los piojos: desde lejos no se ve.
PD: ¿dónde está lo Lynch en el post, que no lo encuentro?
Por todas partes, buscá bien y alquilate Eraserhead y después hablamos.
Super color scheme, I like it! Good job. Go on.
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Nice colors. Keep up the good work. thnx!
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