El Mate Tuerto

"Se fingirá el saber que no se tiene."

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Nombre: El Mate Tuerto
Ubicación: Argentina

23 noviembre, 2006

Gran Hermano

“Pero no hablemos de mí.
Hablemos de vos.
¿Qué opinás de mí?”

Ricardo Darín

Es, con toda seguridad, la persona que más influyó en mi carácter y en mi destino. En uno y otro caso, para mal. Puedo pensar en modos peores de hacer las cosas. El suyo, de todas formas, fue suficientemente malo.
No puedo precisar cuándo comenzaron los maltratos. No puedo, eso sí, recordar un tiempo sin ellos. Ya cuando iba al jardín me obligaba, en cada tiempo muerto compartido, en ausencia de todo adulto, a jugar al fútbol. Yo prefería los juegos solitarios, los mundos personales. Siempre me basté a mi mismo al momento de entretenerme. Supongo que esto explica, en parte, mi desmedida afición onanista. Explica, también, cierta peculiar satisfacción que caracteriza mi descontento general. Si me negaba, me golpeaba. Si aceptaba, también.
Me golpeaba a diario. Prerrogativas de hermano mayor, supongo. Ahí forjé mi odio. Ahí juré venganza. El rencor se fue acumulando todos estos años. Finalmente, fui tan grande como él.
Para cuándo esto ocurrió, él ya había cambiado. Hacía años que no me pegaba. Cuidaba de mí, eso sí, de un modo obsesivo. Vivía pidiéndome perdón, vivía haciendo votos de haber, ahora, cambiado. Era verdad. Las formas de abuso eran más sutiles. Desde usar mi ropa sin mi permiso hasta terminar discusiones cuándo y cómo quería. Uno de sus modos favoritos era acusarme de pendejo.
Es difícil evaluar el tamaño del daño que me ha hecho. En ocasiones, me solazo mintiéndome que no es tanto.
Tampoco recuerdo con precisión en qué momento comenzó a darme consejos. ¿Quién se los pedía? Sí, por supuesto: él tenía (tiene) más éxito con las mujeres, tenía (tiene) mayor éxito profesional, ganaba más plata. Hasta sabe lo que quiere. Eso no explica, sin embargo, sus modos públicos de desesperación, que todos (mamá, yo, incluso papá, que no vive en casa), esporádicamente, tenemos que soportar. Creo que es el único (de nosotros cuatro) que ha pensado alguna vez seriamente en suicidarse. Colijo, valiéndome de mis amplios prejuicios populares acerca de la psicología humana, que sus picos de euforia están emparentados, en alguna medida, con algún tipo de trastorno bipolar. Lamentablemente no creo que lo sea. Sus vaivenes no son cotidianos, sino mas bien epocales. Por años, incluso. (Quizás exagero. Quizás sea más atinado señalar que hay una alteración en su ánimo cada seis u ocho meses. No puedo, en verdad, saberlo.)
Seguí prometiendo venganza.
Siempre, desde hace años. No, tampoco recuerdo cuándo sentí por primera vez que no hablaba en serio.
Forjé proyectos. Robarle novias, arrebatarle mínimos éxitos académicos, desbaratarle oportunidades. No supe, no quise hacerlo. No llegué siquiera a pensar un minuto seguido en ello. Terminé invadido por una desazón general que no puedo eliminar por completo, que se renueva cada vez que lo veo. Y lo veo todos los días.
Quizás debimos habernos cagado a trompadas aquella vez en plena adolescencia. Quizás él debió haberme querido menos, o haberme odiado más. Tenía la primera trompada a su disposición. ¿Por qué no me la dio? ¿Por qué, hijo de puta? Yo solo necesitaba una excusa.
Ya sé: no tengo que hacer recaer en sus hombros la responsabilidad por una oportunidad ausente, que de todos modos tuve en mis manos en forma de cuchillo.
Yo tenía, ¿cuántos? 15 años, supongamos. Él, 18 o 19. No recuerdo qué me había hecho. Solo sé que cuándo recobré la conciencia lo estaba persiguiendo, cuchillo en mano, alrededor de la mesa del comedor. Él (no podía ser de otra manera) se cagaba de risa. Claro, tampoco recuerdo cómo es que terminó encerrado en mi cuarto, trabando la puerta, siguiendo cagándose de risa. Nada dura para siempre. Me terminé cansando de las amenazas. Depuse mi cuchillo y salí a caminar.
Las cosas cambiaron. Hoy tengo novia, y gano más que él. Hoy podría decir que soy feliz. Mi buenaventura tiene, sin embargo, un punto de insatisfacción. Desearía seguirlo odiando. Desearía no acarrear sobre mis hombros el cadáver de un deseo de venganza nunca saciado. Desearía seguirlo admirando. Como cuando me cagaba a piñas.

Marcos Pailos

23 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Muy bueno!! el post mas sincero desde que se inauguro el Mate Tuerto. Te entiendo, Marcos. Tu hermano es un hijo de puta. Todos los hermanos lo son. Pero los queremos como son.
Abrazos,
Xilofon

23/11/06 15:39  
Blogger Ev dijo...

Qué triste, todo... Quiero llorar

23/11/06 16:06  
Anonymous Anónimo dijo...

Sí sí...lagrimear frente al monitor Dios.

23/11/06 16:24  
Anonymous Anónimo dijo...

Ya estaba la "Carta al Padre", faltaba la "Carta al hermano"

¿Lacán no habrá dicho que el hermano mayor es como un sádico subordinado a cargo de difundir la Ley del Padre?

Me gusta MP jugando al rollplaying literario.

23/11/06 17:43  
Anonymous Anónimo dijo...

Otra cosita… ¡plica, la réplica urgente por favor! Sea de M.P. o de M.P.; como hermana mayor que soy, reclamo un representante.
Sí, evidentemente me aburro menos ahora que comento compulsivamente.

23/11/06 18:00  
Anonymous Anónimo dijo...

creo que me voy a abstener de toda réplica. Por ahora. Convénzanme de lo contrario. Háganme deponer mi histeria

23/11/06 21:24  
Anonymous Anónimo dijo...

No sé si será porque somos mujeres o qué, pero a mí también me dieron ganas de llorar. Me gustó mucho, es gracioso y emotivo. (Me hiciste acordar de las cosas terribles que le hacía a mi hermana... la acusaba de romper y quemar (sí, quemar) todo lo que yo rompía y quemaba sólo para acusarla. Y me creían cada vez).

23/11/06 23:04  
Anonymous Anónimo dijo...

El hermano mayor es una entidad a repudiar. Tendría que ser, y cito a Cioso, el encargado de difundir la Ley del Padre, pero no. El hermano mayor no castra y educa: castra y tortura.

24/11/06 09:44  
Anonymous Anónimo dijo...

Conmovedor.

(dicho por la menor de 3)

25/11/06 21:03  
Anonymous Anónimo dijo...

MP, no puede saber cuánto lo entiendo.

25/11/06 21:45  
Anonymous Anónimo dijo...

Bah, no es que no pueda. A lo sumo, no lo sabe. De hecho, quizás lo sepa.

25/11/06 21:47  
Anonymous Anónimo dijo...

No lo sé. Digo, no lo sabía. Ahora, como creo justificadamente y con verdad que su testimonio es confiable, lo sé.

26/11/06 19:31  
Blogger Catalina Vélez dijo...

sincero roleplay...vale!

26/11/06 19:52  
Anonymous Anónimo dijo...

Matías, ¿qué habrá sido de tu suerte?.

28/11/06 15:48  
Anonymous Anónimo dijo...

no sé si me la dejé olvidada en Sócrates o la llevé conmigo.

28/11/06 19:29  
Anonymous Anónimo dijo...

Parecía que te la llevabas...

30/11/06 08:27  
Anonymous Anónimo dijo...

no, miento: me la llevé. Es que siempre paga hacerse el perdedor.

30/11/06 12:43  
Anonymous Anónimo dijo...

el hermano mayor es el todo, y a su vez una parte de ese todo, que es el Mal.
¿Cómo es posible ser al mismo tiempo el todo y una parte?
No sé, pregúntenle a mi hermano.

3/12/06 23:49  
Anonymous Anónimo dijo...

a mi me pareció un buen tipo.

4/12/06 11:30  
Anonymous Anónimo dijo...

Muy buen post. No me dieron ganas de llorar, sino de felicitarte por tener una novia y ganar más que tu hermano. Igual, como dicen la viejas, para qué vas a competir néne?
Empezás el blog diciendo que tu hermano fue la persona que influeyó más en tu caracter y en tu destino. Para mal, por supuesto.
Esto me hizo recordar una cita de Sartre, que era un gran hijo de mil putas.
El hijo de mil putas de Sartre decía algo así:
"Yo no soy responsable por lo que hacen de mí, pero debo hacerme responsable por lo que yo hago con lo que hicieron de mí"
Te mando un abrazo, hermanito.

4/12/06 19:26  
Anonymous Anónimo dijo...

tiene razón. De todas formas está ese tufillo a pesada carga que emana de la idea de responsabilidad, que me hace huir espantado.
Entiendo que usted también es hermano mayor. Sepa que cuenta con mi desprecio por eso. (Para peor es amigo de mi hermano mayor. No se me acerque.)

4/12/06 22:40  
Anonymous Anónimo dijo...

Jajaj, gracias. Es verdad, soy hermano mayor y amigo de tu hermano. Alguna vez le dije que te invitara a jugar al futbol... pero veo ahora que no fue una buena idea.
Realmente me gustó mucho como describis la relación de los hermanos. Me identifico totalmente con la historia. La culpa del mayor, el odio-amor del menor. ¿Habrá una solución al conflicto? Puede que no, pero soy optimista. Tengo un hermano menor. El hecho de que, a pesar de todo lo que le hice, me siga queriendo me da esperanzas.
Por supuesto, mantedré la distancia prudente de un abrazo, si algún día toca encontrarnos.

5/12/06 14:32  
Anonymous Anónimo dijo...

mi hermano es un excelente arquero. Lo invité mil veces.
La solución al conflicto está en la voluntad o el deseo del menor. Que por lo visto, todavía está ausente.

5/12/06 21:38  

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