El Mate Tuerto

"Se fingirá el saber que no se tiene."

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Nombre: El Mate Tuerto
Ubicación: Argentina

23 noviembre, 2005

Literatura de Tocador II

Dado que he recibido algunas impugnaciones voy a tratar de ampliar mis argumentos a favor de la existencia de una Literatura de Tocador. En primer lugar, creo imprescindible delimitar su radio de acción, que, como se ha dicho, no excede los cuatro metros cuadrados de un baño de dimensiones estándar. Pero dirán: ¿Por qué no continuar con la lectura que se estaba llevando adelante en ese momento (si es que había alguna), o improvisar con el primer papel impreso que nuestro brazo capture en medio de la ágil carrera hacia el retrete? Pues bien, puede que la lectura a la que nos estamos aplicando en ese momento no se trate precisamente de una fuente de inagotable placer, ¿Será necesario cargar hasta el baño con un expediente judicial, un balance de cuentas o la Crítica de la Razón Pura? Pero concedo que el texto sea, a todos los fines, de lectura placentera para el sujeto en cuestión, probablemente lleve un tiempo largo leyéndolo, y de algún modo, sienta, a nivel físico o mental, los efectos de la lectura prolongada, amén de que trasladándolo al baño corre el riesgo de ensuciarlo, deteriorarlo, o dar con un párrafo digno de ser subrayado sin contar en ese momento con la prestancia o las herramientas acordes a esa acción. Me dirán que qué si el lector está acometiendo un texto corto, o dividido en pequeños capítulos o fragmentos, y entonces les diré que sólo en ese breve recreo el libro encontrará su razón de ser y su auténtico lugar, porque lo que se leía era un ejemplar de literatura de tocador fuera de su hábitat natural. Y permítanme agregar que, como un pez fuera del agua, un libro de tocador fuera del baño no se halla, y su lectura provoca un ligero (o fuerte, según el caso) extrañamiento: ¿Nunca experimentaron esa inquietud al acometer una lectura total y fulminante sobre un libro conformado por numerosos fragmentos cortos y autosuficientes? Al finalizar cada capítulo se impone un cierto respeto, un tiempo, una breve reflexión que el afán de avance ininterrumpido aplasta como los ejércitos a las flores en su marcha triunfal. La lectura de baño permite precisamente el recogimiento que esas obras merecen: el regodeo del sabor en el paladar del entendimiento.

Zedi Cioso

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