Senectud
-Lo que pasa es que yo ya estoy viejo, Fede.
Fede soy yo (‘Fede’ es mi primer nombre, aquél por el que no soy conocido). El que esto me decía es indudablemente viejo. Ni rancio ni arcaico ni antiguo. De su declaración se implicaturaba (se seguía conversacionalmente) que yo no lo era. No lo soy. Contrariamente a lo que usted aguarda, tampoco lo era. De momento estoy imposibilitado para la vejez. Esto, claro está, tiene un remedio que como La Muerte del relato clásico, me encontrará allí dónde me hallare, Damasco o Aleppo. (El único escenario en el que esto no ocurre es uno algo más dramático. Déjenme envejecer, entonces.) El viejo de la historia es Hache, y tiene pocos años más que yo. Algunos más tiene ER. Varios más que ER tendría Bolaño. No importa cuántos más. Él, como ER, también parece haber nacido viejo.
Con esto cometo una injusticia. A ER no lo conozco hace tanto. Desconozco como era antes. ¿Qué hace que estos tres, que no llegan a los cincuenta (los dos vivos de hecho no llegan a los cuarenta), no-jóvenes? (Ya sé que ‘jóven’ es un término que nadie, los jóvenes menos que nadie, utiliza. Pero el concepto es claro. Para lo que sigue, descarten el cascarón y quédense con el huevo.)
Un episodio dramático, pensé. Confieso que ignoro mucho de la biografía de ER y de B para contrastar esta tesis. Hijos. Pero Hache fue viejo desde que lo conocí, antes del derrumbe. (Tampoco, que yo sepa, es padre.) Una serie de episodios casi dramáticos, postulé a continuación. Puede ser. Me suena, sin embargo, innecesario. Claro, si nacieron viejos no hay transición que postular. No nacieron viejos por tanto, rechazo lo dicho. La transición, sospecho, fue oculta, subterránea, e invariablemente temprana.
Y ahora una aclaración: viejo no es maduro. Un pendejo puede ser maduro, y yo reclamo ese sitial para mí. (Por más que todavía no haya abandonado la madriguera materna, podría argumentar en este sentido.) Conozco pendejos maduros en cantidad, si se me niega la madurez. Su suma asciende, al menos, a la totalidad del resto de mis amigos: X, Cioso, Zato antes que nadie, Nacho, ML, PH, por mentar solo a los virtuales. Otra aclaración: ‘viejo’ no es condenatorio. Más aún: hay mucho de envidia en este reconocimiento. Hay algo que ellos saben que yo ignoro. Hay algo que ellos pueden y yo no. Hay un lugar que ellos habitan que me es inexpugnable.
Frente a ellos, cada vez que recuerdo que no soy viejo, me creo irrisorio, supernumerario, marginal ocupado de asuntos marginales, escasa o nulamente importantes. Infantil. Lo que hago, sea lo que fuere, es lo que debo hacer, que es lo que un chico debe hacer: jugar. Jugar no es Lo Importante. Lo Importante es eso que ellos saben, pueden y habitan. ¿Qué es?
Un escritor amado por los tres dijo, en su diario: yo ya no me enamoro. Y cuando lo decía, no parecía importante. Eso me enfurece. El adolescente que me habita (a tiempo completo) se revuelve contra estas sentencias. Lo que el halo de sus connotaciones despide es una fragancia acre aunque agradable, una que trasmite: eso tampoco es lo importante. ¿Yo qué sé, después de todo?
Sé que se equivocan, si bien tienen razón. Sé que ese aire descuidadamente serio y dramático de las narraciones de Bolaño me será ofrecido cuando agote mi desmesura adolescente y juvenil y madura, mi hiperproductividad, mi incapacidad de reposo, mi incurable narcisismo.
Mi mi mi. Soy lo que envaraba a Harrison (“all I can say, ‘I me mine’”). A pesar de las lágrimas.
Estoy algo enojado, algo resentido. Soy caprichoso. No encuentro el remedio para esta dolencia, y en cualquier caso me niego a tomarlo. Acabo de desempolvar el Barco Pirata. Y, contra los hábitos de J. M. Barrie, no voy a jugar en secreto. Voy a hacerlo a la vista de todos.
Matías Pailos
Fede soy yo (‘Fede’ es mi primer nombre, aquél por el que no soy conocido). El que esto me decía es indudablemente viejo. Ni rancio ni arcaico ni antiguo. De su declaración se implicaturaba (se seguía conversacionalmente) que yo no lo era. No lo soy. Contrariamente a lo que usted aguarda, tampoco lo era. De momento estoy imposibilitado para la vejez. Esto, claro está, tiene un remedio que como La Muerte del relato clásico, me encontrará allí dónde me hallare, Damasco o Aleppo. (El único escenario en el que esto no ocurre es uno algo más dramático. Déjenme envejecer, entonces.) El viejo de la historia es Hache, y tiene pocos años más que yo. Algunos más tiene ER. Varios más que ER tendría Bolaño. No importa cuántos más. Él, como ER, también parece haber nacido viejo.
Con esto cometo una injusticia. A ER no lo conozco hace tanto. Desconozco como era antes. ¿Qué hace que estos tres, que no llegan a los cincuenta (los dos vivos de hecho no llegan a los cuarenta), no-jóvenes? (Ya sé que ‘jóven’ es un término que nadie, los jóvenes menos que nadie, utiliza. Pero el concepto es claro. Para lo que sigue, descarten el cascarón y quédense con el huevo.)
Un episodio dramático, pensé. Confieso que ignoro mucho de la biografía de ER y de B para contrastar esta tesis. Hijos. Pero Hache fue viejo desde que lo conocí, antes del derrumbe. (Tampoco, que yo sepa, es padre.) Una serie de episodios casi dramáticos, postulé a continuación. Puede ser. Me suena, sin embargo, innecesario. Claro, si nacieron viejos no hay transición que postular. No nacieron viejos por tanto, rechazo lo dicho. La transición, sospecho, fue oculta, subterránea, e invariablemente temprana.
Y ahora una aclaración: viejo no es maduro. Un pendejo puede ser maduro, y yo reclamo ese sitial para mí. (Por más que todavía no haya abandonado la madriguera materna, podría argumentar en este sentido.) Conozco pendejos maduros en cantidad, si se me niega la madurez. Su suma asciende, al menos, a la totalidad del resto de mis amigos: X, Cioso, Zato antes que nadie, Nacho, ML, PH, por mentar solo a los virtuales. Otra aclaración: ‘viejo’ no es condenatorio. Más aún: hay mucho de envidia en este reconocimiento. Hay algo que ellos saben que yo ignoro. Hay algo que ellos pueden y yo no. Hay un lugar que ellos habitan que me es inexpugnable.
Frente a ellos, cada vez que recuerdo que no soy viejo, me creo irrisorio, supernumerario, marginal ocupado de asuntos marginales, escasa o nulamente importantes. Infantil. Lo que hago, sea lo que fuere, es lo que debo hacer, que es lo que un chico debe hacer: jugar. Jugar no es Lo Importante. Lo Importante es eso que ellos saben, pueden y habitan. ¿Qué es?
Un escritor amado por los tres dijo, en su diario: yo ya no me enamoro. Y cuando lo decía, no parecía importante. Eso me enfurece. El adolescente que me habita (a tiempo completo) se revuelve contra estas sentencias. Lo que el halo de sus connotaciones despide es una fragancia acre aunque agradable, una que trasmite: eso tampoco es lo importante. ¿Yo qué sé, después de todo?
Sé que se equivocan, si bien tienen razón. Sé que ese aire descuidadamente serio y dramático de las narraciones de Bolaño me será ofrecido cuando agote mi desmesura adolescente y juvenil y madura, mi hiperproductividad, mi incapacidad de reposo, mi incurable narcisismo.
Mi mi mi. Soy lo que envaraba a Harrison (“all I can say, ‘I me mine’”). A pesar de las lágrimas.
Estoy algo enojado, algo resentido. Soy caprichoso. No encuentro el remedio para esta dolencia, y en cualquier caso me niego a tomarlo. Acabo de desempolvar el Barco Pirata. Y, contra los hábitos de J. M. Barrie, no voy a jugar en secreto. Voy a hacerlo a la vista de todos.
Matías Pailos
25 Comentarios:
Vos jugás seriamente, eso es Lo Importante.
Este post me sorprende, digamos que gratamente por el hecho de poner el tema arriba de la mesa, lo cual agradezco profundamente a MP, y que no se malinterprete, no es que vaya a escribir sobre mí por ser un tema interesante, sino porque, al ser interpelado por MP, entiendo que puedo decir algo sobre lo otro (la vejez, el tiempo), a través de mí. Creo que en lo particular, no siempre fui viejo; lo soy desde hace algunos años, y entiendo que no tiene que ver con el tiempo en sí, sino con su impacto, con su impresión, en el cuerpo y en lo otro que sea que no es cuerpo, siempre en torno a lo personal.
Pero hay algo que sí se juega en lo absoluto del tiempo, una nimiedad que no obedece a los argumentos de MP, pero que igual digo: cuando empecé a ver hacia atrás que diez o quince años me encontraban adulto, entonces la memoria empezó a cargarme los hombros. Y si bien todavía no estoy jorobado, como diría jorge schusseim (o como se escriba el apellido), "ay, ay, cómo me pesa".
Respecto de la capacidad de juego, ahí no acuerdo, diría que en todo caso muta la prestancia, la calidad, la presencia o algo así, del juego, en el juego, y no la idea de juego mismo. Hoy, con un par de pases gol inspirados, inesperados y eficaces, doy por cerrada mi participación en un partido de fútbol, acaso porque de esa forma puedo demostrar que pese a mi falta de estado, mi barriga alcohólica y otras yerbas, caminé algunos metros de cancha, y a pesar de vivir perdido, a veces encuentro aquella antigua claridad de cuando sabía romperla, (ojo siempre a nivel discreto, no se crea nadie otra cosa).
Cuando tu hijo es reflexivo, te hace viejo.
Cuando las contradicciones se alojan en tu cuerpo y sos como una veleta que debe acomodarse según venga el zonda, la sudestada, el viento sur, te hacés viejo.
Cuando no tenés un verdadero padre, te hacés viejo. Cuando tenés que dibujar, o querés dibujarle a tu hermano mayor una senda para que no se pierda en el tumulto del mundo, te hacés viejo.
Ahora bien, respecto de la madurez, no hay cosa peor que ser, como lo soy, un aviejado inmaduro. Y ahora me pregunto si la película Noi, el albino, con su sabiduría, ha sido escrita y filmada por un viejo de 29. A veces vale la pena, pero no estoy con MP en que eso sea conocer algo que valga la pena conocer.
Cuando sabés que, de haberlo, el talento nada aporta, o muy, mucho menos de lo que siempre creíste, te hacés un poco más viejo.
Cuando la Argentina se cae y 100 familias dependen de lo que vos decidas, ahí te hacés viejo, aún cuando para volver al escritorio debas dejar el pañuelo que te calzaste para voltear, muñecote idiota de uno, a De La Rúa para que suba Duhalde.
Y creo que lo más valioso del juego, aunque el solitario no esté mal, es hacerlo público.
Y a pesar de todo, creo en aquella frase de Paul Klee que dice EL ARTE NO REFLEJA LO VISIBLE, LO HACE VISIBLE.
Cuando en algún texto escrito a través de mí, encuentre que puedo dar cuenta de ese LO inefable de la frase de Klee, entonces ahí me sentiré verdaderamente viejo, y podré entregarme, más tranquilo que nunca, a la muerte.
¿Tenés el barco pirata? ¿El de los playmobil? ¿Yo sabía que lo tenías? ¿Vos sabías que me encanta, mal, y nunca me lo mostraste? Imperdonable.
(No estamos hablando de un libro llamado El Barco Pirata ¿no? No es sólo una forma poética de decir que todavía sos un pendejo (en tu sentido no despectivo) ¿no? (Si este es el caso, pero igual tenés El barco, también me sirve))
Por supuesto que lo importante, Desdichada, es jugar seriamente. Es lo que nosotros, no viejos, debemos hacer. Qué hacer es una pregunta para nosotros. No para ellos. El no saber por qué se me escapa.
ER: entiendo que, sí: la responsabilidad avejenta. Entiendo, asimismo, que debe haber algo con la percepción del tiempo. No tengo pasado. O no uno pesado. Es como si hubiera nacido hace cinco minutos.
La madurez vale la pena, me parece claro. Uno puede más cosas luego de madurar. ¿Qué es lo que hay en el 'tono viejo'? Insisto con que hay algo. Otra perspectiva, eso hay. Valores distintos, deseos distintos (menos).
Vi la peli. Noi no es viejo.
El barco pirata, el de los playmobil, el único, está en Entre Ríos, en casa de mis primos, que ya dejaron de ser chicos. Mi vieja tuvo la ocurrencia de regalárselos, y yo no supe oponerme.
Creo que está claro que soy un mentiroso.
Mi ex analista decía que "los adultos no existen, son un invento de los chicos". Creo que a todos nos pasa eso de ver a los otros -a algunos- más "viejos", en un sentido deseable; tanto más cuanto peor se encuentre uno. Por lo demás, Desdi tiene razón. Creo.
ml: además, estoy de acuerdo con su ex analista.
mp: yo dije que el viejo era kari, no noi. ¿menos deseos? ¿el deseo no será, me pregunto, cuantificable sólo en términos de intensidad, y no de número? A la vez, creo que después de madurar, imagino (ya que, repito, a pesar de ser viejo no he madurado) que uno puede más y puede menos. El detalle siguiente sería la palabra qué.
ML: en ese caso, les envidio el tono, la respiración, el distanciamiento cariñoso (aunque algo aburrido). ¿Le dije que quiero ser Bolaño? Pero un Bolaño vivo.
ER: no distingo al director de su alter ego. ¿Debería?
Bien...demasiada información toda toda junta en un mismo post (como nos tiene acostumbrados,y porque no agradecida como siempre, que me deja pensando algo distinto de lo que me toca pensar habitualmente).
Y tanta información hace que uno pueda elegir(o no) que le "pegó" de su escrito, estimado Pailos.
Pues bien, la contradicción se encuentra presente una vez mas.
No entiendo como se puede ser maduro y pendejo al mismo tiempo, o mejor dicho, hay algunas cuestiones (y quizás es puro prejuicio mío) que hacen que uno madure sí o sí (por lo menos en algunos aspectos)
Y el irse de la casa de nuestros padres, me parece básico para empezar, a menos que uno se quede allí porque casualmente está "sosteniendo" ese hogar.
saludos.
no, yo no sostengo nada. Por eso soy un pendejo. (Entre otras cosas.)
En algún otro momento (el sábado, por caso) puedo explicarle por qué, a pesar de todo, soy un sujeto maduro.
(El anterior fui yo, en franco estado de borrachera.)
estimada p de pau: no sé si viene al caso, pero recuerdo que un amigo me decía, hace ya muchos años, que en su opinión, parte de los sicoanalistas de buenos aires, habian contribuido a producir un efecto indeseable: que cientos o miles de personas hubiesen tomado la decision de irse de la casa de sus padres cuando aun no estaban preparadas para hacerlo, con lo cual se cubrieron los edificios u otros habitaculos, de gente que se sentia sola, que tenia media pera podrida en la heladera, que no tenia un puto mueble para sentarse, etc etc, y que en definitiva cursaban, por el afan de la independencia, (minga) una vida de mierda.
Por eso digo que la moral, cualquiera sea, en tanto reguladora per se, de ciertas conductas que obedecerian a escalas de valores, por lo menos discutibles, en mi caso no garpan.
Sds
olvidé firmar,
ER
(Gracias. Siempre entre paréntesis, FMP.)
Estimado ER:
Lo primero que dije fue eso, que era un prejuicio, y que como tal, no puedo desarrollar con demasiado argumento, salvo el personal.
Irse de la casa de los padres no necesariamente es irse solo a sufrir con medio limon podrido en la heladera ( se de lo que habla), es ponerse en acción con lo que cada uno necesita para armar su propio espacio.
Será que yo necesité irme para poder crear lo que yo quería como estilo de vida, bastante distinto en un sentido práctico de como lo piensan mis viejos.
(y el psicoanalisis en su momento me ayudo a encontrar las herramientas para moverme de donde quería moverme)
saludos.
MO sos vos matías?
Si es así, no te defiendas porque no fue ataque lo mío.
Ver la contradicción en vos no quiere decir que yo carezca de ella.
Por unas cuantas razones (y por eso te leo) no me caben dudas de que algunas cosas claras debés tener (a pesar de todo, como vos decís)
saludos.
p.d: lo veo el sábado entonces (y la que estará borracha ese día seré yo)
p de pau: ahí estamos, entonces, se trata de un tema bien personal, lo que ocurre es que a veces, si uno agranda la lupa ve que se convierte en modalidad social, o moda, sin ver las necesidades de cada cual.
sds
Debes amar la arcilla que va en tus manos
debes amar su arena hasta la locura.
Y si no, no la emprendas, que será en vano...
Debes amar el tiempo de los intentos
debes amar la hora que nunca brilla.
Y si no, no pretendas tocar los yertos...
SR
El alcohol genera disyunciones musculares. Por ejemplo, apretar una 'o' en lugar de una 'p'.
Estoy de acuerdo con ER. Pau, nos vemos y hablamos.
SR: gracias totales.
Verificando que fue de su agrado, y sólo por eso, confieso que ese SR es un "viejo" amigo.
HR
SR, o el mito del eterno retorno. ¿Otra vez por estas pampas? ¿No estaba recogiendo batatas en Provenza, o algo así?
NOOOOOOOOOOO!!!!! Oooooooootro SR. Que vive en La Habana. Una cosa es lo "viejo" y otra cosa es lo "ex".
HR
Estoy rebuscando escritores cubanos en mi memoria. Pero ni Virgilia Piñera, ni Lezama Lima, ni Sarduy (¿era cubano? ni Arenas ni ningún otro encaja con las iniciales 'SR'. ¿Lo conozco?
De ese modo vas a tardar más que él en encontrar su unicornio.
HR
Comunista, tenía que ser.
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