El Mate Tuerto

"Se fingirá el saber que no se tiene."

Mi foto
Nombre: El Mate Tuerto
Ubicación: Argentina

15 enero, 2007

Habla, memoria

Siguiendo con la saga recabadora de defectos, deméritos y peculiaridades que me singularizan, tocaré hoy, para beneplácito de la afición lectora, un punto que tendrá el balsámico efecto de hacerlo sentir, a usted, gentil dama, a usted, estimado caballero, mejor persona, por contraste con quien esto escribe, cantera inagotable de puntos oscuros. Digo:

NO TENGO MEMORIA

¿Cuántas veces usted, que me conoce, que ha interactuado conmigo, se ha dicho: este tipo no me presta atención? Pero es falso, falso de toda falsedad, y me revuelvo contra tamaña acusación. Aunque… las personas me cuentan los mismos hechos, las mismas anécdotas, una y mil veces. Mi respuesta inveterada es siempre la misma: sorpresa, interés, curiosidad. Porque sí me importa lo que me cuentan, sí quiero saber más, sí quiero formarme una opinión sobre el asunto (sobre cualquier asunto). ¿Tiene problemas laborales? ¿Cuáles? ¿Cuáles son las posibles soluciones? ¿Cómo pintar mejor su cuadro de situación? Todo me interesa. ‘Todo me interesa y nada me atrapa’. ¿Quién dijo eso? Creo que Lamborghini. Sí, creo que Lamborghini. Tuve este diálogo mil veces:

-¿Y tu novia?
-No salgo más.
-¡No! ¿Cuándo te peleaste?
-Hace dos meses. Te lo dije hace cinco minutos.

En fin. Algo similar me acaece en relación a los fragmentos de películas, a las situaciones y los diálogos que las pueblan. Y no estoy hablando de las que miré de soslayo, medio durmiéndome. Aludo a mis films favoritos, a mis películas de cabecera. ¿Cuántas veces vi ‘Annie Hall’, cuántas ‘Besos Robados’ o ‘La mamá y la puta’? Bien: no-me acuerdo-de nada. Apenas un perfil, una risa, jirones de monólogos. Eso es todo. Así mi antítesis, SG, individuo que tiene memoria hasta de lo que no vio, queda pedaleando en el aire cuando relata, con lujo de detalles, con toda minucia, este, ese y aquél episodio capital de ‘Blanc’, de Kieslowski, que no le gustó, que le pareció pretenciosa y plagada de lugares comunes, mi película del mes. Yo, que la había visto por tercera vez tres días atrás, no tenía forma de asentir sinceramente a la evocación del falso intento de asesinato, a la traición a gran escala, al ascenso social endemoniado, a la fatal venganza. Nada; todo se había desvanecido. “Pero entonces, ¿cómo sabés que te gustó? ¿En qué se basa ese juicio?”. No tengo respuestas que cuenten como buenas razones. Albergo, y es lo único, cantidades industriales de certezas: esa me gustó, esa me gustó mucho, esa es excelente, pero no es para mí, esa es una basura que no puedo dejar de ver, aquella no tiene contras, y esta, vean: esta es insuperable. “Eso no es una razón”. Esos son pruritos de filósofos: pensar que solo las razones justifican.
Fue Cobiñas, arrellanada en lo hondo de una reposera, allá lejos y hace tiempo, en lo profundo de la costa argentina, quien me dijo: “es porque no te importa lo que te cuentan”. Dejé volar mi sentido de la culpa y le creí. “¿Vos qué decís, si sos un egoísta?”, sentenció, en la misma línea, Zedi Cioso. Entonces soy un egoísta a quien solo importa lo que me pasa. Pero, ¿y cómo explica esto lo de las películas? ¿No es más sencillo concluir que carezco de todo atisbo de memoria? Lo es, y es falso. Di algún que otro final, y ya se sabe: sin memoria no se puede aprobar. De a ratos (y este es mi mayor orgullo), recuerdo los nombres de todas las capitales del mundo, y logro anclarlas en sus respectivos países. (Esto, que parece una habilidad menor, lo es indudablemente. Suele pasar, sin embargo, que el motivo de mayor orgullo personal es uno que deja indiferente al resto del mundo. Así, me permito citar como parte de mi prosapia a Lord Byron, cuya mayor satisfacción no era ser el mayor poeta romántico, tampoco enamorar doncellas –y mancebos- por doquier, sino, quizás más modestamente –aunque yo no lo creo así- haber sido campeón escolar de natación.)
Mi memoria es selectiva. Solo atiende a información cultural, y ni siquiera a toda ella (ahí están para atestiguar a mi favor los fotogramas y fotogramas de películas a los que estuve mil y un millón de veces expuesto, y de los cuáles estoy ayuno de todo registro). Lo que me cuentan amigas, familiares y contertulios sí me afecta, sí me incumbe, y por eso pregunto, insisto y reincido. Pero no hay caso: entra por un oído y sale por otro.
Creo que puedo ubicar la raíz de mi mal, si de un mal se tratara. Tiempo atrás, en un infecto depósito de una sucursal shopinera de una miserable cadena de librerías, Ángel, desconcertado ante mi insistencia, ante la requisitoria de razones que avalaran la exorbitante tesis que se empeñaba en defender, cagándose de risa, tuvo a bien iluminarme como pocas veces lo ha hecho nunca nadie.

-No sé, Fede… no importa, tampoco. Lo importante es seguir conversando.

Es verdad. ¡Es verdad! ¿De qué estábamos hablando? ¡Qué importa! No importa el mensaje, sino el medio. Importa el vínculo, no lo que transite por él. Creo, desde entonces, a pie juntillas en la verdad de esa tesis. Me aferré a ella como naufrago a una madera, en la inteligencia o la intuición de que esa era la vía de escape a la fiebre justificadora que me acosaba. ¿Por qué? ¿Por qué dijiste lo que dijiste? ¿Por qué dije lo que dije? Para todo tenía yo una teoría, y para todo la exigía. Pero no necesitaba eso. Menos aún lo quería. Así que hice carne ese verbo. Así dejé de pensar en el qué para concentrarme en el cómo. Así solo me interesó seguir conversando.
Creo que hice bien. También, es cierto, sospecho que me bandeé. Pero, al menos entonces, al menos hasta hace poco, aferrado como estaba al dictum pessoano, ese que afirma que la decadencia es la pérdida de la inconciencia, porque la inconsciencia es el fundamente de la vida, y que el corazón, si pudiese pensar, se detendría, no podía hacer otra cosa.

Matías Pailos

10 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Siempre me molestó que no te acordaras de lo que te cuento. Pero también hay cosas que me gusta contar mil veces, y ahí agradezco tu falta de memoria porque me encanta que muestres interés cada vez.
Roberta

15/1/07 14:43  
Anonymous Anónimo dijo...

Mi cada vez más estimado MP: creo que las idioteces alrededor del sentido del blog, con un post como éste, por supuesto, quedan más necias que nunca, porque aquello que parece personal, y que lo es, sin dudas, al mismo tiempo creo que engendra o acaso es engendrado por una red que supera lo personal, y que tal vez remita a un funcionamiento particular de ciertas humanidades, siempre concretas, nunca simbólicas, por favor.
Digo esto ya que no he tenido nunca la valentía de hacer pública una confesión semejante, más bien siempre ha sido un comentario golondrinesco e íntimo a algún amigo o mujer del momento, pero teñido de un pudor tartamudeante.
Mi caso es distinto y parecido: no me pasa con la conversación en general, sólo con la de mis parejas, (no puedo dejar de envidiar un comentario como el de R, todo un ejemplo de sabiduría femenina y quizás de amor), y sí me pasa con cuanta película, libro, o similar se me cruce por el camino. He llegado al punto de releer un libro sin que me tocara un solo nervio de la memoria. Y ninguna duda de que ER ya lo había leído (que ER ya es otro punto).
En una época de mi vida, creí sinceramente que era un idiota irremediable, sobre todo luego de leer algo sobre el matrimonio entre la memoria y la inteligencia, por supuesto no recuerdo de quién.
Pero ese rescate del cómo que ud. trae a la mesa (de la desmemoria), está atado a una selectividad entroncada con el goce de la forma. Aquí retomo entonces lo de Onetti: quienes gozamos con su escritura no sólo lo hacemos por regodearnos en la angustia, si eso existiera, sino que gozamos con una forma única de narrar e imaginar.
Yo vi Stalker 4 veces, y recuerdo tres fragmentos, pero qué fragmentos!
Mi memoria es como la del soñador, apenas el cristal escondido tras la pata de la silla, luego de que ya pasó la escoba para recoger el desastre de su caída.
¿Pero quién puede reconstruir la euforia, la emoción y la eficacia de un jarrón con sólo un ínfimo pedacito? No cualquiera. Eso tiene que ver con la memoria seleccionando impresiones, donde uno es el celuloide, y se deja quemar allí donde se produce el sentido que necesita para entender algo, y digo entender en cuanto a seguir viviendo.
¿Si hay que reponer todo, a través de una memoria completa, dónde está la GRACIA?
Y digo gracia con mayúscula, justamente porque en la tierra poética, la gracia no está en la razón.
Además, la idiotez no está en el olvido, sino en la memoria. La memoria es una materia plana, sin espesor, realidad pura como la del idiota. Lo que le da espesor a la memoria, es justamente la corrosión del olvido, corrosión que le permite a la memoria ser sentido. Solaris es un buen ejemplo de lo que sostengo: ¿el mar de Solaris es como la réplica sin aura, que Benjamin denuncia en la era de la reproductibilidad técnica del arte? No, Solaris es un mar sensible, inteligente, absorbe tu memoria ya corroída por el olvido, y desde allí crea la réplica, una réplica que es vida.

El Antiedipo habla de circuito de flujo y corte, si obturamos el corte, y sólo corre y corre el flujo, palabras, oídos, memoria, bla bla, o ña ña ña, morimos ahogados.

15/1/07 15:40  
Anonymous Anónimo dijo...

Con mis amigos de por acá, me pasa lo mismo, o sea, ellos olvidan todo lo que les digo. Pero yo sé por qué es así: el consumo de marihuana en la adolescencia. Bueno, a pesar de mi mal humor cuando pasa eso, cuando olvidan todos los días cuestiones fundamentales (o que a mí me lo parecen), tengo la idea de que a pesar de ello funciona mejor la relación: puedo contar mis hazañas un millón de veces y tomar de sus rostros o alabanzas las misma sorpresa que la primera vez. Una y otra y otra vez. Hasta que nos cansemos o nos olvidemos de escuchar (lo que pase primero).
Abrazos.

15/1/07 17:28  
Anonymous Anónimo dijo...

Mucho para decir sobre este post, pero en lo esencial, supongo que lo más importante de la memoria es su capacidad de olvido y la libre reconstrucción de los recuerdos que esta capacidad habilita. Apenas sucede algo, sobre todo si es algo importante, ya ponemos en marcha un mecanismo que, antes que embalsamar al recuerdo, lo va modelando a golpes de deseo como un diestro escultor.
Para tranquilidad de Pailos, arriesgo la hipótesis de que si alguien pudiera proyectarnos la película de nuestras propias vidas (y tuviéramos el tiempo suficiente para verla completa) tampoco reconoceríamos más que unas pocas escenas aisladas.

16/1/07 00:30  
Anonymous Anónimo dijo...

bueno, el atinado aporte de ZC, me ha hecho brotar la necesidad de aclarar algo, para las huestes del realismo preanalítico: cuando digo que lo que hace a la memoria tener sentido es el olvido, nada tiene que ver con promover el olvido de la memoria histórica, pero al mismo tiempo, un conocido que entrevistó a Jack Fuchs, sabio anciano víctima de los campos de exterminio nazis, me contó que JF le dijo que quien decía recordar todos los días de su vida aquel pasado, mentía, ya que era imposible vivir con el recuerdo constante. Seguramente aquellos que no pudieron cortar ese flujo de recuerdos, habrán muerto por cientos de causas que la medicina ya tendría o no previamente etiquetadas, pero que seguramente, me arriesgo con total impunidad a afirmar, intuyo sería la muerte por falta de olvido, que en este caso es sinónimo de falta de memoria, y que ponía a esa gente arrojada a la aberración alguna vez, en el abismo constante del pasado como presente. Gente que pudo reconstruirse, y gente que no.
El olvido que da sentido a la memoria, entonces, nada tiene que ver con el olvido al que fueron arrojados, a su vez y por ejemplo, los chicos que volvieron de malvinas.

Pero bueh, seguro se me van a venir todos encima.

Salud

16/1/07 02:25  
Anonymous Anónimo dijo...

la ultima frase la escribi yo, ER no tuvo nada que ver.

16/1/07 02:50  
Anonymous Anónimo dijo...

Reitero mis disculpas por mi desmemoria constante. Creo estar en proceso de prestar más atención. De todos modos, cada vez que me pesquen en uno de esos ataques, enarbolaré en mi defensa el comentario primero de ER.
Por supuesto que coincido en que la sabiduría está a veces en recordar, y otras en olvidar.

16/1/07 13:21  
Anonymous Anónimo dijo...

Lo que me parece que vos decís es que recordás de alguna manera lo que te imponés recordar.
Estoy leyendo un libro de Paolo Rossi: "El pasado, la memoria, el olvido"
Vivo preguntándome porque tengo tanta memoria en algunos casos (puedo reconstruir momentos y diálogos y escenas de pasado de tal manera que asusta)y me es imposible recordar una peli o un libro, de ellos sólo me queda la esencia, la emoción producida.
Muy bello el comentario de ER y un poco como dice Roberta, a veces se trata de escuchar a alguien que tiene ganas de escucharse relatar esa anécdota.
p.d: un dato anatómico, todo lo que vivimos está guardado en una especie de disco rígido que tenemos, todo, absolutamente todo, lo que pasa que no tiene reloj, ni tampoco tenemos acceso desde la voluntad a esa info, y ese es el gran tema de las mas diversas disciplinas, como detonar esa caja negra.

17/1/07 14:08  
Anonymous Anónimo dijo...

Recientemente he leído, por puro azar, algunos textos de Matías. Al detenerme aquí, en torno a su ausencia de memoria, percibí dos cosas que deseo compartir con él. Por un lado, –y por inhóspitas razones– comparto la constantemente renovada experiencia de llegar nuevamente a donde uno creía no haber llegado nunca. Por otra parte, y aquí es donde mi deseo está presente, ensayo un modo de entender esa volatilización de algunos recuerdos. A juzgar por su escritura, hay una intensidad en MP que no habilita el registro de detalles, sino más bien, de situaciones. Eso mismo que hace a la primera persona de los relatos extremadamente sensible a su entorno (por lo que resulta incluso tan egocéntrico), es lo que lo vuelve avaro. Hay demasiado por ganar (por experimentar) como para dejar deslizar el tiempo en arqueos de recuerdos.

20/1/07 18:28  
Anonymous Anónimo dijo...

Gracias por el halagador comentario. (Voy a pensar más detenidamente en él, porque no estoy seguro de querer ser quien soy.)

22/1/07 12:09  

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal