Una más sobre Tarnation (esta vez a favor)
“Entonces la cuestión es saber si Caouette exorcizó demonios por medio del arte o si manipuló su vida para hacerla película”. Con este manifiesto de prurito burgués, mi acompañante en la proyección de Tarnation cerraba la discusión. Tarnation es, para quienes no la vieron, un collage de proporciones magnas, una recopilación de filmes caseros, fotos, grabaciones de contestadores y sobre todo mucha locura (de la buena y de la que te lleva al manicomio) que transcurrió en la vida del director y le dan forma a su película: personal y visceral, íntima y expuesta. En Tarrnation Jonathan Caouette nos lleva en un viaje más sentimental que lisérgico por la montaña rusa que es su vida, explicando quienes son sus familiares y los mambos que los atraviesan (mambos heavys en serio, no como los que a uno le tocan en suerte, que siempre tiende a pensar que son los peores) y los remedios usados para esos arranques de locuras (desde la casera bofetada hasta el tecnológico electroshock evolucionando luego en el automedicado litio, en donde la d-generación neuronal hace estragos en la mami de Joni) y en el medio del vórtice de insania: un niño, un chico sensible, muy sensible, demasiado tal vez, que todo lo filma, todo lo ve y lo documenta, incluso sus performances clandestinas frente a la cámara: Once años, pelo largo, suelto, tirado a un costado y sostenido con un pañuelo como si fuera una Susana Jiménez ochentosa pero mucho más perversa, maquillado, seguramente su primer Cross Dressing y simula ser una conductora de talk show, Caouette escapa del infierno con creatividad pero siempre lo graba, tal vez no escribe en un diario íntimo, o sí, y nos lo abre. Más allá de la clara homosexualidad del director, se observan los rasgos de locura que tienen los abuelos (que no son tiernos y dulces como en la familia Ingalls). Ella es una señora a la que le faltan unos dientes que se emborracha con gusto y si mal no recuerdo gusta de fumar hierba, él es un desquiciado con una cara más parecida a la que se esconde debajo de la máscara de Jason que a la de un abrazable abuelito (no sé por qué pero ese abuelo me hizo acordar mucho a mi abuelo materno). Estos son quienes tras un accidente que le costó una fractura a la madre de Jonathan deciden que (tras escucharlo de boca de un vecino) el electroshock curaría los ataques de ansiedad que la aquejaban, la madre tenía solo 15 años. Luego se casó con un militar de apellido Caouette, y fruto de esa pareja nació Jonathan, Caouette padre deja el hogar cuando su hijo no tiene más de 3 años, la madre decide irse a vivir a Chicago en busca de algo mejor para su hijo, solo que en liugar de encontrar un futuro mejor encuentra un violador. Quebrados y sin rumbo emprenden el regreso al hogar en Texas. Y de esta forma, atravesados constantemente por la desgracia (sobre)viven durante años. Para citar algo sumamente anecdótico: Cuando Jonathan tenía 13 años su madre salía con un dealer y resultado de la búsqueda que todos los adolescentes tienen en su interior, nuestro flautista de Hamelin que arrastra familia en lugar de ratas, consigue que el buen Dealer le dé tres porros para que pruebe y el pendejo no tiene mejor idea que fumárselos todos juntos… Hete aquí que los churritos estaban potenciados con algunos químicos y habían sido remojados en PCP, y hasta acá todo re re re mal… ¡mal! Como resultado de la killer fumata el niño sufrió un proceso de Despersonalización, este desorden hace que uno vea su vida en tercera persona y sienta constantemente que está en un sueñó, en suma: limó el pibe. Tratamientos de por medio (filmaciones y más performances, y fotos de por medio) se curó. Pero la enfermedad de verdad (su vida) sigue ahí, cada vez con más fuerza. Es muy interesante como muestra su gótica adolescencia, con amigos que lo introducían en el punk y en las filmaciones caseras underground (muy caseras, muy under) así crece el adolescente, crece, se transforma en joven, crece, su madre empeora cada vez más, crece, se va a vivir a Nueva Cork, crece, la película es cada vez más vertiginosa, crece, la música, las fotos que se multiplican, la pantalla que se divide y todo es locura y tormentos disfrazados de educación, crece. En New York se pone en pareja y parece estar más feliz, más calmo. Acá indudablemente ataca la duda, ¿cuando se filma en esta instancia de su vida sigue documentando por placer, porque lo considera arte o sueña con protagoinizar su vida? Pregunta que no me respondí, no hubo necesidad. Entonces la película arriba al momento inicial de la película: En el comienzo vemos a Joni consultando con una experta por la salud de su madre, muy preocupado, pero no más que eso. Una hora y pico después entendemos que la razón de la consulta era por el abuso del litio, droga de la que la mami era fanática. En este punto ver a la madre no tiene desperdicio, la pobre está completamente loca, el cerebro le debe haber quedado con una textura muy similar a una esponja, y es terrible ver cuando se cuelga 4 minutos (imaginen cuatro minutos, seguidos, en crudo) con una calabaza de juguete, flasheando. El final no es lo mejor, Caouette lleva a su madre consigo a NY, se reencuentran con el padre, y todo parece estar en calma. Después de todo, cuando hay grandes tormentas, de esas que parecieran que van a destruir todo siempre hay una calma particular, una quietud que genera expectativa (¿estoy vivo o muerto?), pero siempre hay calma antes de la tormenta, de vida tormentosa que no eligió, de vida calma que parece buscar por todos los medios, sobre todo el cine.
Guillermo Burros
Guillermo Burros
4 Comentarios:
¿Me pueden explicar esta frase de la entrada:
"Más allá de la clara homosexualidad del director, se observan los rasgos de locura que tienen los abuelos "?
Gracias.
No lo podría explicar porque no sé ni lo que quise decir, me gusta escribir sin ponerle sentido o sin siquiera entender por qué escribo, me dejan publicar y posteo.
Besos
Otro irresponsable más. De lo contrario, no hubiera sido admitido.
Hablé con Zedi quien me dió una reprimenda por no releer. Prometo releer. besos y abrazos.
PD: En la frase quise marcar lo que más me impactó a primera vista, no quise significar ninguna relación entre sexualidad y abuelos locos.
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