El Mate Tuerto

"Se fingirá el saber que no se tiene."

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Nombre: El Mate Tuerto
Ubicación: Argentina

21 agosto, 2006

Ya nada será igual

Estoy buscando un libro que me cambie la vida. Ya me la cambiaron varias veces. Soy de natural volátil, eso favorece la recepción de influencias fuertes. Eso es ser receptivo a influencias fuertes. El último libro que me cambió la vida fue ‘2666’, de Bolaño. Pero antes me la había cambiado ‘El Pasado’ (Pauls), y creo que antes lo había hecho ‘Detectives Salvajes’ (de nuevo Bolaño).
Sábato sostiene que los libros importantes son los que nos cambian la vida. Mi más reciente ex-novia, la señorita O., renegaba de mi apego a esta declaración. ¿En qué sentido?, preguntaba. A mí ningún libro me cambió la vida, nunca, sostenía. A mí, por supuesto, no me quedaba más que conceder: es una imagen, una figura, si querés una metáfora. No es, quizás, ni siquiera una cuestión cualitativa. Es solo la fuerte impresión que te provoca, el carácter sísmico de su lectura (alegaba). El sentirte parte de un secreto compartido por el autor (suerte de Yoda) y uno (a la sazón Luke Skywalker), y, acaso, el resto de los eventuales co-lectores. Pero uno sospecha ser único. Porfía: nadie, nunca leyó a este libro. Nadie, nunca, al menos, leyó a este libro correctamente. Uno se siente en otra dimensión, uno no se percibe contemporáneo a sus falsos coetáneos. Se viaja en colectivo y se mira alrededor: todos ciegos, todos autómatas. Nadie sabe, salvo yo. Nadie puede, nadie como yo. (Si se porta el libro en la mochila, el efecto es superior. Si se lo lleva en brazos es aún más potente. Si se acaba de levantar la cabeza de sus páginas, líneas y palabras mágicas, se tendrá la certeza de que todos ellos, todo esto que lo rodea a uno, no existe. Se sabrá que se es víctima del Genio Maligno cartesiano, se sabrá en vías de liberación de esta realidad aciaga, se sentirá en cada fibra, en cada poro, lo cercano de la revolución. Vamos: uno no puede menos que sentirse un Neo entre los bytes de Matrix.)
El efecto mengua con el paso de los días, con el advenimiento de nuevos libros. Libros que gustan o no, que se terminan o se dejan. Libros que no conmueven. No alteran la mirada sobre el mundo, sobre la época, sobre uno y el universo. No nos cambian, ni siquiera como lectores. No modifican (miren ustedes cómo es la cosa) ni la forma de leer. Porque, ¿no?, cuando un libro nos altera de esa manera ya no se lee igual. La respiración propia cambia, la respiración que se imprime a los libros que se leen cambia. La respiración que se busca en los libros cambia. Ese tan atractivo autor húngaro de fines del siglo XIX pierde brillo, y descubrimos, ni siquiera perplejos (bueno: un poco sí), que buscamos, afanosos, extáticos, ese libro de un autor (por caso) guatemalteco y contemporáneo que habíamos desdeñado en mil y una librerías hasta días antes.
Llegado un punto, fatigados de tantos libros que no nos cambian la vida, forjamos la nefasta e inevitable creencia de que eso no nos ocurrirá más. Ya está. Ya crecimos. Es definitivo. Nuestros gustos no se verán alterados, nuestras preferencias y búsquedas se han aquerenciado de una vez y para siempre. Solo nos queda entregarnos al deleitable pero tristón placer de la relectura. No está mal, no está mal. Miramos al mundo (a los otros lectores, legos de toda sapiencia) desde las cimas solitarias de Zaratustra, sin su alegría, pero con un contento con un si es no es de satisfecho, con un si es no es de melancólico. Una resignación canchera.
Y ahí nomás te cae por la cabeza ese libro, desconocido o ninguneado antes. Ese libro que, una vez más (¡quién hubiera dicho!) te hace cambiar la piel, te hace crecer y sentirte omnisciente, que te hace creer que nadie, nunca, nada comprendió tanto como vos.
Pasa con los libros. Pasa con el amor.

Matías Pailos

25 Comentarios:

Blogger julieta dijo...

totalmente, pero cuando lo buscás es complicado que suceda, yo me distraje una vez con cada cosa y zas, hoyo en uno.

21/8/06 18:47  
Anonymous Anónimo dijo...

Supongo que una condición para que un libro te cambie la vida será creer que ya ninguno es capaz de hacerlo.

21/8/06 20:26  
Blogger COMANDO NORMA ALEANDRO dijo...

Según sus conjeturas, la vida literaria de Zedi Cioso parece tener escasos puntos de inflexion. Una pena.

21/8/06 20:30  
Anonymous Anónimo dijo...

Que yo crea que ningún libro puede cambiarme la vida, no implica que más a menudo de lo que pudiera esperar me encuentre con libros que no sólo me la cambian sino que también me la complican, me la dificultan e incluso me la salvan.

21/8/06 20:48  
Blogger julieta dijo...

entonces se encagaña zedi cioso, como va a creer en algo que ud mismo valida?

21/8/06 22:36  
Anonymous Anónimo dijo...

Bueno querida Julieta, creo que su neologismo lo explica perfectamente: me encagaño, por ende, al engañarme, me cago.
En otro orden de cosas debo confesar que tengo una cuestión no resuelta con el tema de la lectura que traté de hacer explícita infrutuosamente en el post "2 formas de leer".

22/8/06 13:33  
Anonymous Anónimo dijo...

Entre paréntesis, Julieta, que bonito que es su blog: volutas de Onetti en la sempiterna cama.
(¿Alguien nos enseñará alguna vez algo de diseño a los ignorantes matetuertistas?)

22/8/06 13:43  
Anonymous Anónimo dijo...

Creo que Cioso no tiene razón. De todas formas, es verdad que, muchas veces, cuando creemos que ya no más, ahí ocurre. Otras tantas veces, ni creemos ni dejamos de creer que nos pasará. Y pasa. (Esta última opción tiene la ventaja de no incurrir en una creencia falsa.)
Ah: algunos libros que me cambiaron la vida, a continuación. 'Novelas y cuentos', Osvaldo Lamborghini. 'Ferdydurke', Gombrowicz. 'Bajo el volcán', Malcolm Lowry. 'Sobre heroes y tumbas', del vilipendiado Sábato (ya con un Pailos mucho más joven). 'Los demonios' (Dosto), 'Guerra y Paz' (Tolsto), 'Miserables' (VH). Y el tandem austro-germano: 'El hombre sin atributos' (Musil)-'Montaña mágica' (Mann). (Y antes, mucho antes, el teatro completo de Shaw, Conan Doyle y Sherlock Holmes, los cuentos de Poe, Dorian Gray. Todo sea por enunciar largo y tendido los objetos de mi historia.)

22/8/06 16:14  
Anonymous Anónimo dijo...

La montaña mágica a mí también me cambió la vida (creo que puedo decir eso aunque todavía no lo haya terminado, lo pude decir desde el primer capítulo). Y fue usted quien me lo prestó, quien me dijo "te traje algo" y sacó de su mochila, para sorpresa mía, un libro muy largo y muy leído (a juzgar por las hojas sueltas y la tapa despegada). Me acuerdo que lo empecé a leer esa misma noche en el tren. Y también que empieza con un viaje en tren.
Hacía mucho que un libro no me conmovía, la verdad que ya no lo esperaba. Así que le doy las gracias. (Y me gustaría poder hacer algo así por usted alguna vez).

22/8/06 19:36  
Blogger Gonzalo Hernández Suárez dijo...

Probablemente esa actitud pedantezca a lo Zaratustra de creernos inconmovibles sea el paso previo a quedar completamente desnudos, y vergonzados, y vulnerables, de nuevo.

Cuando la idea de que ya nada nunca valdrá la pena otra vez tórnase insistente y hasta perentoria, ahí aparece eso para salvarte. ¿Será que dios nos saca la lengua?

En fin, lo que alcanzo a recordar: En las montañas de la Locura (Lov);La Senda del Perdedor (Buk); El Arrancacorazones (Vian); Los Karamazov, Crimen..., Adolescente, Idiota, Demonios, etc (Fiodor, el verdadero Padre); Almas Muertas (Gogol); Gog (Papini); Bajo el Volcán, ibid Pailos; Los Detectives, ibid todos, igual que 2666; Papá Goriot (gracias Salgado); last but not least: La conjura de los necios.

Seguro que vienen más; por lo demás, RSB comenzó hoy "En busca del tiempo perdido".

22/8/06 21:28  
Anonymous Anónimo dijo...

Hay libros que más que cambiarme, me han acompañado.
Creo que uno siente que un libro lo cambia pero quizás lo que ocurre es que el libro aparece en ESE momento y no otro, quizás en el momento que uno está cambiando y en esa soledad que genera ese cambio, aparece ese libro para hacernos ese tránsito mas amable.

(Espero que se entienda la idea, perdón la sintaxis.)

22/8/06 23:57  
Anonymous Anónimo dijo...

Creo que la lectura tiene como horizonte ese libro, siempre. Si no se busca esa intensidad, ¿entonces para qué se lee? (obviemos el entretenimiento del best seller y todo eso) Así, se lee como caminando, en busca del horizonte que siempre está, y siempre más lejos, pero con la diferencia de que en la lectura hay un logro posible: hay momentos en que se puede llegar al horizonte arañado, añorado (cuando sabemos que el horizonte visual existe sólo para caminar, y nunca se llegará, salvo, acaso, en la muerte). Entonces, resulta que la lectura nos permite llegar a ese libro que alguna vez, cada tanto, -no creo que muchas veces a lo largo de una vida-, nos permita tocar un horizonte, vivitos y coleando, aunque esa sensación sea, desgraciada y afortunadamente, como arena entre los dedos.
Por otra parte, creo que si uno hurga un poquito en su propia historia, (qué otra cosa podría hacerse hablando de esto que abrir el espejo), más que cambiar la vida, que es un titular muy grande, aunque cierto, se me ocurre que, por ejemplo, los libros impactan en lugares específicos, cambiándola, o quizás cambiando lo que la literatura es para uno, que siendo elemento central de la vida de uno, es idéntico a cambiarle la vida. Ejemplos propios: Ferdydurke me cambió la escritura propia para siempre (me cambió la vida), Las Palmeras Salvajes me enfermó físicamente y me reveló la poesía que puede haber en una estructura (me cambió la vida),
Molloy me movió todo sobre ficción, familia, testimonio, locura e imaginación (puta con los temitas), Felisberto me volvió loco con su absurda libertad, Onetti me dijo cómo era el ritmo y la vida dentro de la escritura, el mundo dentro de la escritura...y algunos otros que para qué mencionar, si sólo me importan a mí.
Caramba, Pailos, le agradezco su post.

Salud.

PD: el corresponsal bahiano ha defraudado, lo sé, pero quien alimentó alguna esperanza de otra cosa, pifió, desconociéndome.

23/8/06 00:18  
Blogger julieta dijo...

zedi cioso
a ver, le digo en serio, sin entrar en elogios tontuelos sobre calidades, corra a Onetti un poco yo no me ofendo, sostener una postura con argumentos es absolutamente necesario en días de pura frivolidad en la que tres palabras complicadas se entienden como "soberbia"
La única verdad es la realidad
ops!

23/8/06 00:32  
Anonymous Anónimo dijo...

Roberta: creo que lo que nos pasó con 'La montaña mágica' fue un cúmulo de coincidencias milagrosas, que ambos supimos aprovechar. El libro es genial. Y, no recordaba, comienza con un viaje en tren. (Creo que es ahí dónde Castorp recuerda a su abuelo leyéndole, emitiendo un sonido a ultratumba, un 'ur-ur-ur' que acunaba al nieto.)
Usted a hecho más por mí de lo que se imagina.
Gonzalo: ojalá sea Dios sacándonos la lengua. Comparto muchos de tus gustos (Gogol -qué libro raro Almas Muertas-, Papini -¿leíste El libro negro, la segunda parte de Gog? Creo que ya no lo disfrutaría como entonces, por supuesto que todo Dosto -súmele los Apuntes del Subsuelo-). Vian es una cuenta pendiente. Disfruté mucho con Kennedy Toole, pero no me cambió la vida.

23/8/06 02:46  
Anonymous Anónimo dijo...

pau: entiendo lo que decís, pero creo que es algo diferente a lo que yo señalaba. Es verdad que a veces los libros acompañan cambios propios. Pero hay otras oportunidades, quizás más raras, en las que los libros los generan.
ER: gracias por tu post en forma de comentario, gracias por la minuciosidad de tus referencias personales, gracias por explicar en qué modos diferentes los libros pueden cambiarnos la vida (o parte de la vida). Nos debe la mención de esos libros que presuntamente a nadie más que a usted importan (intuyo un Vanasco en la lista de autores olvidados).

23/8/06 02:52  
Anonymous Anónimo dijo...

Matías, gracias por sus palabras. Efectivamente, un Vanasco, "Los muchos que no viven", aunque me da pereza explicar el por qué, salvo que el tiempo y su desgaste son la misma nada, el mismo todo, "El corazón de las tinieblas", por su expresa y nula revelación de lo otro, "Tótem y tabú", porque fue como leer en uno mismo, a la manera de un relato policial, la historia de la humanidad, "Los viajes de Charles Dexter Ward" de Lovecraft, (ah se puede llegar al terror desde la fantasía y viceversa), lo mismo que "Arthur Gordon Pym"; "Con distinta piel", lo mismo que "El cazador oculto", como relatos del adolescente que nunca fuimos ni dejaremos de ser, y por supuesto "El doble", de Dosto, donde el recorrido absorto de la alusión y las medias escenas y palabras, acaso nos pueden llevar a la misma locura como lectores, que Goliadkin, y "Los Cristales Soñadores", de Theodore Sturgeon, o los poemas de Cólera Buey o el Romancero Gitano.
Después, tal vez en menor grado, "Diario del año de la peste", de Defoe, o el "Manuscrito encontrado en Zaragoza", de Jan Potocki, o "Las cosmicómicas", "Othelo","Zama",
"Los siete locos", "Descripción de una lucha", "La muerta enamorada" de Gautier, y otro que me cambió la vida netamente, y que alguien hace muchos años supo afanarme para luego callarse o esfumarse: "Viaje al país de los tarahumaras", de Artaud, similar a "Cartas a Theo". "Stern", de Bruce Jay Friedman, y "Matadero 5" o "Madre Noche", de Kurt Vonnegut Jr.

23/8/06 03:19  
Anonymous Anónimo dijo...

En realidad escribí de los libros que acompañan procesos de cambio porque los considero mas valiosos afectivamente y porque tu post me llevó a ellos.
( y hay varios de los mencionados pero que yo los anoto en ésta lista)

saludos.

23/8/06 13:32  
Anonymous Anónimo dijo...

Los libros que me cambiaron la vida fueron: Crónicas del Angel Gris de Dolina (la mitología de Flores me parece brtual), Dorian Grey, Yonqui (fue la puerta de entrada al jardín de la alegría), leer a Bukowsky, Transatlántico (luego de leerlo estuve dos horas shokeado, el estado de locura de las últimas 20 páginas era terrorífico), y algún otro que no recuerdo. Igualmente, cada libro, cada buen libro, película, obra de teatro o recital cambia la vida en algún punto. Todo aquello que como bien describe matías te hace sentir un (mate)tuerto en el mundo de los ciegos está bueno, cuando sos de los que se paran en el camino y dicen "Qué onda loco? A donde me llevan?" Yo soy de los que van por el sendero de colores, emociones y sensaciones, que es mucho más prometedor que el gris camino de la "sociedad".

23/8/06 15:08  
Anonymous Anónimo dijo...

Todo bien, Julieta, puede ser que haya exagerado, pero tengo la cagona costumbre de bajar las expectativas y pensar en negativo para no decepcionarme, y no puedo evitar llevar este tic emocional a la lectura. Y ya que estamos tirando nombres me limitaré a decir que Aristófanes me sacó de un pocito depresivo 15 días atrás, y que no concibo la vida (literaria) sin Osvaldo Lamborghini, César Aira, Jorge Luis, La educación de Flaubert, Los monstruos de Willcock, las resacas de Lowry y la ballena blanca de Melville.
Me gustó mucho el comentario de P. de Pau que, me parece, quiere decir algo así como que uno cambia constantemente y que hay ciertos libros que acompañan esos cambios. Nuestra vida cambia y los libros capaces de modificarla cambian con ella.

23/8/06 17:30  
Anonymous Anónimo dijo...

Y permítanme citar al gran Gernández:
"El libro se cierra y queda el desierto"

23/8/06 17:41  
Blogger salgadoboza dijo...

"El libro se cierra y queda el desierto" y luego sólo salen porquerías, excepto de las manos del autor de esa memorable frase.
Gernández ya está en vías de la leyenda. Se nota eso cuando se le citan frases sueltas a cualquiera.

23/8/06 22:42  
Anonymous Anónimo dijo...

Siguen apareciendo cosas:
Por ej. haber leído "Patrimonio" de Philip Roth fué vital para poder acompañar a mi madre y la leí años antes y en el momento de su lectura yo no "sabía" de su efecto posterior.
Este libro, en que categoría entraría?

23/8/06 23:36  
Anonymous Anónimo dijo...

pau: tu posición es relevante, y más atinada que la mía en este punto (que enunciaré con posterioridad a estos nuevos dos puntos): la importante son los libros que te afectan (mas o menos positivamente). De qué modo lo hacen, es secundario. Vos ponés el énfasis en la compañía de los libros, y no tanto en su carácter de maestros zen. Esto está muy bien: diferentes personas buscan diferentes cosas en ellos, son afectados por diferentes cosas de ellos, y de distinto modo. No veo que nuestros respectivos 'hincapies' no puedan ser complementarios.
'Patrimonio' es un libro importante en tu vida, de un tipo distinto al que yo digo, más cercano al que vos decís, pero ligeramente diferente: tiene una vida propia, paralela a la tuya. Y una se apoya en la otra como un amigo que pone el hombro ante la desazón ajena.

No me dejen afuera. Yo también lo citaré: 'el libro se cierra y queda el desierto'.

24/8/06 00:25  
Anonymous Anónimo dijo...

Matías, es así, redondito como lo escribiste vos.
Son posiciones complementarias.
Gracias por aclararme.

saludos.

25/8/06 09:55  
Blogger Gonzalo Hernández Suárez dijo...

Añado: esa condenada ballena blanca, las aventuras de el astrólogo y Erdosaín, aquella sórdida colonia penitenciaria, el derrotero miserable de Ferdinand Bardamú en la primera de las entregas de Celine, los lobos de las estepas de Hesse y su Demian, la misteriosa isla de Verne, rematando la saga de los hermanos Grant y donde se decide el sino de Nemo, el repugnantemente atrayente lodo de Fadanelli, por no mencionar de cuando Philipp Marlowe conoce a Terry Lennox, además de la kiométrica carrera de Moriarty y Sal Paradise a traves de ese país que tan bello sería si lo habitasen gentes distintas, o si no lo habitase nadie, en fin, la biografía de Nietzsche escrita por Zweig y también la de Fouché, además de esa piedad peligrosa y del jugador de ajedrez víctima de tormentos nazis, y sí, Pailos, el Libro Negro también lo leí pero no lo disfruté tanto como GOG. El millonario estaba viejo y cansado, menos salvaje y menos misántropo.
Prefiero el Papini ateo.

Me sentiría agradecido de la cita de que he sido objeto y alegaría tener lectores demasiado benévolos, pero no quiero ser plagiario.

27/8/06 18:28  

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