El Mate Tuerto

"Se fingirá el saber que no se tiene."

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Nombre: El Mate Tuerto
Ubicación: Argentina

31 enero, 2009

Last Nite

Los tipos competitivos somos así: idiotas irredentos. Para ilustrar mi punto le conté de los ejercicios zen de concentración adolescente semanal parapetado contra la fuente de rayos catódicos en espera de otra emisión de la inefable madre de todos los vicios(os): “Cha cha cha”. Gilberto Manhattan Ruiz, ministro de Ahorro Postal, era el personaje interpretado por Casero, Alfredo, a imagen y semejanza de Domingo Felipe Cavallo, ministro, contemporáneo, argentino. La cámara se dejaba seducir –la muy casquivana- por un primer plano descendente de la agraciada jeta de Casero, de modo tal que su frente abarcaba todo el margen superior de la pantalla y su mentón, casi nada del primo del inferior. Casero se apretaba las bolas, metía un par de agudos y, más rápido que ligero, engranaba. Los índices enhiestos, las cejas desbocadas. El desafío era simple, le dije: no-me tenía-que reír. El fracaso, verbigracia, era inevitable.
No aguantaba ni cinco segundos. A los diez tenía que apagar y encerrarme en la cocina, a la espera del amaine de los retortijones que sofocaban mi voluminoso vientre.
Los pelotudos no escarmientan.
Viste “Una mente brillante”, le pregunté. Yo no. Nunca entera, al menos. (Lo intenté, pero me al rato me embolaba o me indignaba con los sobreesfuerzos del bueno de Russell Crowe, y cambiaba a algo más entretenido y profundo. Un partido de fútbol japonés, pongamos. Ahí se rió.) Pero los últimos veinte minutos los vi un millón de veces. Brevemente: Crowe es John Nash, un matemático destacado que a los pocos pasos de fatigar la terra adultis trula irremisiblemente. Psicótico como pocos, de la variedad paranoica alucinatoria, ve cosas que no están ahí. Y empieza a perder todo, más que nada lo elaboradamente institucional y simbólico: posición, prestigio, matrimonio. Deviene rumiante. Zafa. Ahí, pero zafa. El decano, antiguo colega –y rival, más tonto pero socialmente mejor adaptado-, le permite que vuelva a dar clases. Los vaivenes de la economía teórica (entre otras cosas) hacen que su nombre se baraje para el Nobel, y en eso estamos cuando recibe una visita. Un delegado de la Academia. Caminan por el parque de la Facultad (el primer mundo –o Córdoba- es así).
Vamos a tomar un te, dice el delegado.
Llegan a un salón reservado para profesores. Uno entiende que Nash no entra ahí hace mucho. Uno lee: cree que no tiene derecho. Lo convencen. Se sientan. Empiezan a hablar. El delegado lo mira. Lo mira raro.
Ya sé, le dice Crowe: usted viene a ver si estoy loco. Si no voy a hacer desmanes si me dan el Nobel. Bien, sepa algo… agacha la cabeza, se encoge sin mover un dedo: estoy loco. Veo cosas que no están ahí. No, no le puedo asegurar que no salga corriendo. No, no le puedo asegurar que no me desnude frente a todos. No, no le puedo asegurar que no trate de ahorcar a los miembros del jurado. No: no se lo puedo asegurar. Levanta la cabeza para dejar espacio a que el silencio se instale a sus anchas entre los dos. Que los rodee, que maneje la situación. Una vez más, agacha la cabeza. Alguien se levanta, se acerca a la mesa, deja una lapicera sobre la mesa en la que están sentados. Otro se levanta, repite la operación. Un tercero, un cuarto, todos. Un poco antes o un poco después me largo a llorar. Cada vez que veo llegar la escena digo: esta vez no. Pero…
Cosas del pasado. Cosas que ya no pasan. Solo que algunos vicios se niegan a ser erradicados.
Lo intento, pero todavía no puedo.
El 22 de Junio de 1986, un gordito petiso, de rulos y de Lanús, otrora hincha de Independiente, se decidía a meter el mejor gol de la historia. Ese mismo día, un locutor uruguayo con el bisoñé engominado que tan alto ranquea en el medio futbolístico, se decidía a rapear sobre esa pista el relato más emotivo de la historia del universo. Uno que, todavía, me pone la piel de gallina cada vez que lo escucho. Uno que, todavía, como un chico, como un boludo, me hace llorar.

“...la va a tocar para Diego, ahí la tiene Maradona, lo marcan dos, pisa la pelota Maraaaa-dona, arranca por la derecha el-genio-del futbol mundial, y deja el tercero y va a tocar para Burruchaga...¡Siempre Maradona! ¡Genio! ¡Genio! ¡Genio! Ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta... ¡Goooooool...! ¡Gooooool...!¡Quiero llorar! ¡Dios santo, viva el futbol! ¡Golaaaaaaaazo…! ¡Diegooooooool! ¡Ma-ra-do-na! Es para llorar perdonenme... Maradona, en una corrida memorable, en la jugada de todos los tiempos...barrilete cosmico... ¿de que planeta viniste? Para dejar en el camino tanto inglés, para que el país sea un-pppuño apretado, gritando por Argentina... Argentina… Argentina 2 - Inglaterra 0... Diegol, Diegol, Diego Arrrrmando Maradona... Gracias Dios, por el futbol, por Maradona… por estas lagrimas… por este… Argentina 2 - Inglaterra 0...”

Me dejó terminar el recitado y, con una mueca de mujer vencida, se dio vuelta y se tapó la cara, muerta de indignación.

Matías Pailos

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20 enero, 2009

Más manifiesto

Este gil que escribe solía darse dike con sus conocimientos enciclopédicos exóticos. No se ufanaba públicamente de ellos, pero se le notaba en la cara: era todo un motivo de orgullo. No despreciaba ocasión alguna para que constara en actas cuál era la capital de Mongolia (Ulan Bator), a quién sucedió Luis XIII (Enrique IV), quién era el protagonista de Los Miserables (Jean Valjean… ¿no?). En algún momento, no hace mucho, le pedía borracho a sus amistades que le tomaran lección de las constelaciones vistas en el cono sur durante el invierno. Como estos episodios, si bien regulares, no tenían lugar sino una vez al año (… o dos…), la duda acerca de su verdadera naturaleza permanecía. En el fondo, ¿era pelotudo o se hacía?
En general se favorecía este último juicio.
Al gil que esto escribe le es difícil precisar en qué momento tuvo lugar el cambio. Acaso esto meramente se deba a que, de modo obvio, no hay tal momento. Sucesivas instancias de la paradoja de sorites convencen al más añudo a fajarse con la conclusión natural: los límites no son precisos. Las fronteras son porosas. El gris mierda es el color predominante. La cosa es que hoy día el que esto escribe ya no se da dike con lo que sabe. Prefiere enrostrarle al resto lo que hace. Y hace mucho.
Mucho: ¿pero bueno? Bueno, bueno… más o menos. Bueno suficiente, digamos.
Se actúa por contraste: uno enorme. Porque el que esto escribe suele decir, y lo que es peor: a veces lo cree, que está rodeado de pajeros. Gente que no escribe porque no quiere, que no lee porque no quiere, que no toca porque no quiere, que tiene todo al alcance de la mano. Gente que no entiende que el tiempo es poco, que HAY QUE acumular, trabajar, exprimirse para ver si, en una de esas, se logra escribir, componer o pensar algo excelente. Gente que no leyó obsesivamente la cita oculta de Lamborghini: La única humildad a la que podemos aspirar es el delirio de grandeza; en vez de jugar a que somos lo bastante inteligentes como para haber comprendido que la grandeza nos está vedada. No, no somos tan inteligentes… La moraleja, para los que siguen sin entender: es de boludo no creerse genial.
Por otra parte, actuar en serio como si lo que uno hace tiene valor es el mejor atajo para pasar del creer ser al ser (boludo).
Así que el gil que esto escribe así está: desbocado. Ocupando los otrora sagrados momentos de ocio con planes. Planes de relatos, de estilos, de giros, de remates, de aperturas. Planes de melodías, de fuentes que plagiar. En los que ya no se fuma para relajar, sino para seguir trabajando sin tener una crisis nerviosa. En los que no se deja libre una vuelta a casa borracho para dejar escapar un argumento. El último refugio, la aldea gala irreductible, es el momento compartido. Amigos, mujer. Ya lo haremos caer.
Son estos momentos en los que el gil que esto escribe se pregunta si sus recientes ataquecitos de paniquito y episodios claustrofobiquitos en ascensoritos tendrán algo que ver con esta exigencia ligeramente fuera de control.
Na… qué gil…
La hipótesis más simple, la que gana más fuerza, es que este gil se dejó copar la parada por mí, el gil detrás del gil, el enfermo neurótico fuera de borda, que le afana los trapos y lo hace correr. Este es mi territorio ahora. A corregir, a publicar, a quedarse sin aire. Ya descansaré cuando esté muerto.

Matías Pailos

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12 enero, 2009

La parte de Batman en la que todo se va a la mierda

La película termina antes del final, con una maniobra filosófica clásica: el experimento mental. La idea es sencilla: dos barcos cargados de gente. Si alguien baja, todo estalla. Un detonador por barco de bombas en el otro. Tienen 20 minutos. Si nadie los acciona, ambos estallan por los aires. Si un barco vuela por los aires, el otro se salva.
No hay mucho que pensar. Lo racional es uno y lo mismo: hacer del otro barco una miríada de puntos indiscernibles. Salvar el pellejo a toda costa. No hay modo de rescatar al otro –aunque el otro puede salvarse a sí mismo: haciéndote cagar fuego. Pasan los 20. Nadie nada nunca. El destino del alma de Ciudad Gótica, dice el guión, se acaba de jugar. Y el Guasón –El Mal- perdió. La película sigue, pero ya perdimos todos.
Hacia el final, todo vira a empujón puro contra la fábula moral y el relato donante de modelos de conducta. Queda la tensión, vía la manutención del suspenso. El precio: radicalizar la virtud (y las predilecciones estéticas del mal absoluto. El punto no es la pérdida de verosimilitud, porque el conflicto no es de este mundo: es de ideas. Y tienen malas ideas. Aunque podría darse otra lectura –con sólida apoyatura en el guión-, a uno le envuelven el paquete de un Guasón cuyo paraíso en la tierra es la persecución a perpetuidad por y de Batman. Ya no es, como el Bardem de los Coen de McCarthy, una fuerza de la naturaleza (y NO un personaje, como acertadamente señaló un filósofo homónimo) –el mal absoluto no tiene nada de humano –más que como objeto fantástico de miedo, también absoluto), pero peor: aceptar a pie juntillas que LA virtud es la del evangelio de los padres protestantes & sajones de mister Nolan. (No el que practican; más bien el que predican a sus hijos.) En esto no hay pecado. Pero ofende nuestro sensible gusto estético –un auténtico manfloro. LA virtud es, cuanto mucho, un gesto, más bien simbólico, en el ejercicio puro y duro del egoísmo, valiente o no –y preferentemente, no. La cosa es así, al menos para la minoría que lee un porcentaje –sustancialmente- mayor de Bolaños que de Benedettis. Así que sí: Nolan se va al carajo.
Pero uno se resiste. Porque uno vio la película varias veces y a nadie le gusta ser mosca. (El problema no es tanto que comas mierda. Lo que jode más bien es que te guste.) Entonces señala el mohín (el mismo de Jackson en King Kong) de calcar el original –muy posmo. (Nos gusta: en el fondo somos unos relajados.) Entonces se resalta el viraje desde el relato de aventuras a la alegoría: otro género más –y desprestigiado, lo que lo hace rescatable. Patrañas. Disimulamos la mueca de disgusto y nos prodigamos “qué flash”es a discreción.
Batman es tan buena, se podrá alegar, que nos muestra el camino. El que no va. Hay que rescatar al Bien y al Conflicto Moral como tema: tienen mi voto. Negarlos es rechazar al grasa sentimental y trascendente que llevamos dentro. Pero hemos de saber que somos perros falderos en busca de la cura: mejor aceptarnos como somos, psicóloga. El cinismo, vean, no se abandona ni en el nivel meta. Mejor apuntar los cañones a otro lado. Mejor comprar misiles.

Matías Pailos

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07 enero, 2009

El Pasado

El proyecto, ahora desbaratado, era hacerlo para Junio. Me colgué, me olvidé, me sobrepasaron otros intereses y obligaciones. Entonces era ligeramente pillo, ligeramente astuto –lo que nos revela un modo de proceder: ligero- decir que el tema del año era uno de MGMT (‘Kids’), el disco, el de MGMT y el grupo, MGMT. Hoy que todos lo dicen solo me queda llegar tarde y treparme al furgón de cola: como Adrian Brody en “Viaje a Darjeliing”, la película del año si “Batman” no hubiera tenido lugar.
Lo que se juzga cuando se juzga esto, habitualmente, es otra cosa. No se suele enumerar los que se consideran los discos mejores, ni los más originales y novedosos, ni los que más influencia y penetración tuvieron, o presuntamente van a tener, ni tampoco los meramente favoritos. En un mundo complejo como este en el que nos hacemos un lugar a codazos, en pleno pogo y cada vez más cansados e insensibles, esas categorías suelen arrojar resultados disímiles y cambiantes con las semanas. Lo que se hace es poner en juego un procedimiento cuyo solo nombre espanta a los que presumen de estar del lado del riesgo: el equilibrio reflexivo. Nada grave. Se mira a los que pican en punta en cada ámbito y se elige al que no desentona. Lo notable de este caso es que para entonces (Junio ’08) ya sabía que MGMT iba a ser mi respuesta a esta pregunta que los miserables de Rolling Stone, La Mano, Los Inrockuptibles, el No, el Sí y todos los demás tuvieron la indecencia de no hacerme: un poco por capricho, un poco como provocando: oblíguenme a decir otra cosa.
El que más cerca estuve de torcerme el brazo fue “Dear Science”, de TV on the Radio. Pero no alcanzó. El tercer lugar se lo voy a dar al de Hot Chip (todo muy electrónico, como ven: el tiempo pasa y nos vamos volviendo tecnos). Y el glam-grasa de los Killers estuvo ahí, puerteando (cosas de putos).
Otros nombres a mencionar y olvidar: David Vandervelde, Bloc Party, Beck, Broken Social Scene presents Kevin Drew, los Kills (‘easy as an alphabet pony’, la concha de tu hermana, se me quedó grabado en la memoria R.A.M. por semanas), Tapes n’ Tapes, Robert Foster (y su temita a la John Cale orquestado: “Don’t touch anything”), Mars Volta (recital del año: pueden ver más en el blog amigo de un amigo amigo del grupo: http://playmobilhipotetico.blogspot.com), Mystery Jets, Kings of Leon (siempre mejorando -aunque no flashié como con el anterior, este es mejor), I am Kloot, Hercules & Love affair, Coldplay (… sí: Coldplay), el del gordo Black Francis y el nuevo de Bauhaus.
National Rock: Banda de Turistas, Prietto (porque tarde o temprano van a abandonar el ridículo apellido que tienen, y porque ‘Av Corrientes’ es MI tema del año) y Él Mató (porque también compusieron MI tema del año -y eso que el disco ni siquiera salió). (¿El de Los Látigos es del 08? Súmenlo, entonces.)
Otros rockers del año: los que escuché con atención recién entonces. Un botón de muestra: Sweel Maps, Broken Social Scene, Robyn Hitchcock, Julian Cope, Pavement, Sonic Youth, Guided by Voices, Stranglers, Soft Boys, The Modern Lovers, Jonathan Ritchman, New Pornographers, Richard Hell, Of Montreal, Captain Beefheart, Liars, Violent Femmes. Gracias por la magia.

Matías Pailos

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02 enero, 2009

Efectos de recepción

INDÓMITA FUERZA VITAL VIETNAMITA

Había un perro que,
irremediable,
se ahogaba en el río.
Esto es Saigón esto es:
Managua

¿Y qué hago yo
En viet, viet, viet
Nam?

Era un agua color caramelo
Esto es Bangladesh
Esto es: Tailandia

A-traído por mi cuerpo,
vengo rodando en el río:
esa voluntad capciosa
de la corriente diáfana.

Era algo así como:
una tristeza
que orna que orla que:
Enmarca

Había un muelle
de madera hundido
en el barro.

El perro –sí– jadeaba
irrevocable destino
el del animal ahogado
_Pero también tus ojosnaufragan.

Esto es Manila
esto es:
una palabra.

Antes de morirse
-el perro-
Traba severa y tonta
lucha con el agua.

Érase una mariposa
a un tobillo posada.
Era un tatuaje:
la inmóvil cicatriz que
no cerraba.

Esto es Antillas
Esto es: Guyana.

El perro tose con
vulso, magro
del tablón de la asaz escalera
le cuelgan lelas las patas

Vivo por una deformación
profesional

Dejar que la noche caiga
sobre el río
sin hacer nada
más que acodarse
a una nostalgia de rambla
y pasear por la afligida
mueca del malecón

El perro ya se sacude
-desoxidándose las lanas-
_Pero tu ausencia no flotaba.

Hoy no era el día
en Sumatra
estamos enMalasia.

La luna al cuello
de los kayakistas
se interna:
en los meandros negros del agua
-luciérnagas alborotadas-
_Es un líquido.
Lo que hoy brilla,
mañana.

Era Mongolia
Era Tanzania

El acre blend
de la marihuana
el humo casual
de la fogata

Barrancas abajo
Las aguas se bifurcan:
no hay historias para contar
en esta ribera arrasada.

_Vienen por la noche
los perros
-inexorablemente ahogados-
para ladrarme su hazaña.


Ariel Idez

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1-

Me juzgo siempre
Implacablemente
Notable reservorio
De algo así como
De eso que podemos llamar

Me juzgo notablemente
De forma de poder
De modo de ceder
Ante el avance de
Los aliados: mis vecinos,
Cómo, si no, aprender a
Odiar
Mirar
Boludear
Una vida junto a la ventana
Que es detrás de la computadora
Que es contra el tipo este
Que quiere un espejo para mirarse mal
Para citar,
Escuchen: para citar
Escuchen (oigan): para citar
E irse

Hola. Que tal. Sí, siempre vuelvo
Acá estoy –iba a decir
Me miré a los ojos y me
Y ahorrarles las comillas
Pensar: ustedes no saben
Pensar: ustedes no
Importan
Lo único
Está más acá de estas líneas
Esperen que busco la dicotomía


(Ustedes esperen
total para giles
está los …


es el momento de forrear
de volver a casa
adonde siempre estoy
volviendo
como
la dicotomía
co la di mía
a si es
es el mo rear
el volver
el el
el el del el

me gustaría ser cualquier cosa
algo simple
un salto
de página.

2-

Las drogas me hacen mal
O no me hacen. Y mejor
Mejor que sí (yo diría)
Que no te metas: toy paranoico
no. No: prefiero ser yo y co-
ger cuanta mina que rengo.
Reto
more Geométrico
Y alquilo el frenesí al más campero, al
Añudo
Para que lo fajen y me deje de romper las pelotas.

3-

No querés sopa
Peludo.
Caso o hazme
En la liana oblicua
Harpía
Contra la ñata del doble fondo
Como el –esto no está siendo gracioso
Que era mi intención:
De esa ahoga el te contigo
El lima con limo
Y fuzgas que tes refuzgas
Don don, don don
Por tres putas
Seños de oir
Con acento
De harpía o madre
No –a- me bajés los sol
Es pendejo: acotá el punto
Volvé al ruedo
Retené pero no retomes
Husmeá ni sorpresas
: gracioso: hay que
Entre paréntesis
Mejor el otro. El otro se la
El otro es menos, re o más
Al menos para el si mi o
Es mecedor que rasguña las mañas
Y articula a revistas especializadas
Por el pan de mis hijos
Para no derrochar, les pide
A la chez con
Que me dejen ser multimillonario
que con mis chirolas piso becas, delfines del piso
falta poco, hijo, oj
re ojea, re
de muy
de mucho –me pierdo. Tomo por
por vos, revistas y multi
tengo que dejar de perderme así
así coma así
la tentación de desflorar el chiste
y la paradoja barata de nunca ser más otro diferente a que cuando
disculpe: son las preps que mesmas aspas
pienso que deberíamos dar otro paso
en los vínculos pri de la gran ud
entienda.
Ahora,
No voy a terminar en coma.


Matías Pailos

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